Del debate del PSOE al conflicto de Siria

La líder del PSOE-A exige a Europa un plan para acogida de menores refugiados el mismo día en que, en clave interna, dice que "ahora mismo" está "centrada" en los problemas de los andaluces

Susana Díaz, en el centro de la imagen, dialoga con Luis Ayala, secretario general de la Internacional Socialista, ayer. / Marilú Báez
S. Sánchez

18 de diciembre 2016 - 02:37

Málaga/Cuando un político no quiere hablar ni con un batallón de cámaras apuntando ni con una hilera de micrófonos en ristre suelta una palabra. Pero cuando el deseo es el contrario, con solo pulsar un interruptor, el mensaje mana sin esfuerzo alguno. Ayer, por más que no estuviese previsto en ninguno de los guiones de los responsables de comunicación del PSOE, Susana Díaz tenía ganas de hablar. Un día después de que fuese bendecida por el ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero como futura referente del PSOE nacional, la presidenta de la Junta de Andalucía se apresuró a poner pausa al asunto. Lejos de aceptar la proposición de quien se viene demostrando uno de sus mayores admiradores dentro de la formación, optó por el discurso interesado en el que subrayó que "ahora mismo" sólo está "centrada en problemas de los andaluces".

El "ahora mismo" parece clave a la ahora de interpretar los verdaderos deseos de la mandataria autonómica. No dijo ni ni no en esa particular equidistancia que viene manteniendo desde hace meses, aunque sí quiso ponderar lo relevante del papel que le toca jugar a su PSOE, el de Andalucía, en el futuro de la organización. "Siempre ayudaremos a que el partido se levante lo antes posible; es lo que España necesita", dijo.

La de ayer fue una jornada en la que se vio a dos Susanas. Una, la que llegó pasado el mediodía al Palacio de Ferias de Málaga, dispuesta a abordar la cuestión interna de su partido. La otra, en el marco de la Reunión del Comité Mediterráneo de la Internacional Socialista, la que eleva la mirada al mundo y mira más allá del Palacio de San Telmo. Una faceta internacional que por poco empleada resultó hasta sorprendente. A ella correspondió clausurar el cónclave celebrado en los dos últimos días en la capital de la Costa del Sol y ese acto quiso poner su particular grano de arena en la solución de los numerosos conflictos que afectan al entorno mediterráneo. A modo de consejo a los socialistas de la región, pidió "aprender" de lo ocurrido en los años pasados y abogó por "modernizar" sus partidos para seguir siendo "útiles" a los ciudadanos.

Del debate interno a calificar el conflicto de Siria como "monumento a la inoperancia mundial". No fue la única denuncia expresa de la dirigente socialista, que censuró el "mal" acuerdo alcanzado con Turquía para "evitar que haya muerte en el Egeo" pero sin tener en cuenta que "las mafias se están llevando a esas personas".

Durante su intervención, precedida por la del presidente de la Internacional Socialista, Luis Ayala, hizo un llamamiento a mirar al sur de Europa de otra manera y advirtió que no es posible una Unión Europea "sin una unión social". Aprovechó la cita para reivindicar una "política de asilo y refugio" para un viejo continente que sigue careciendo de ella. "Sólo de esa manera podremos mirar a los ojos de los ciudadanos y decirles que los socialistas estamos haciendo nuestra tarea", apostilló. En este punto, incidió en la necesidad de impulsar un plan de acogida de menores refugiados, "que son carne de cañón, los más vulnerables ante las mafias".

En su particular visión de la región mediterránea, llamó la atención sobre el potencial que tiene, alertando eso sí de la necesidad de dar "oportunidades" a los millones de jóvenes que viven en ella. Una región con enormes recursos energéticos y con bases sólidas en materia turística.

Oportunidades con las que afrontar los tres principales desafíos a los que se enfrenta el Mediterráneo y el socialismo. "La consolidación de nuestras democracias", citó en primera instancia; para reclamar, acto seguido, "una convergencia económica" de todos los estados actualmente inexistente. "¿Qué supone eso? Que se pierden puntos de riqueza, varios puntos del PIB que se traducen en varios puntos de desempleo o falta de oportunidades para la población".

El tercer desafío, "como socialista andaluza", es el de los refugiados y la migración, "la que llega a Lampedusa o que llega a las costas de Andalucía o aquéllos otros fruto de la tragedia de Siria y los países del entorno a las que no estamos sabiendo dar respuesta". "Como socialista no me gusta mirar al Mediterráneo y ver un mar de sangre y muerte", sentenció.

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