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Encapsulado. Así es como ha permanecido el Gobierno andaluz durante las dos últimas campañas electorales. Encapsulado, aislado y seguro, ante la rivalidad que PP, Ciudadanos y Vox mantienen por el flanco derecho del electorado español. Sin embargo, esto puede comenzar a cambiar, y así lo han expresado algunas fuentes del PP cercanas al propio Gobierno andaluz. El rechazo del líder naranja, Albert Rivera, a incluir a concejales y parlamentarios de Vox en gobiernos municipales y autonómicos, así como la negativa de Santiago Abascal, a repetir fórmulas a la andaluza, complican el futuro a medio plazo. No este proyecto de Presupuestos de 2019, al que Vox no podrá negarse, pero sí el devenir de una legislatura que se pensaba muy tranquila.
El lunes, el mismo día que Pedro Sánchez recibía a Susana Díaz en La Moncloa, se produjo otro encuentro internacional, pero con repercusiones internas. Sánchez cenó con Emmamuel Macron, presidente de Francia y líder de los liberales europeos. Ciudadanos está integrado en el grupo liberal europeo (ALDE), que es el futuro aliado de los socialistas en el Parlamento de la Unión. A las pocas horas, Manuel Valls, candidato naranja a la Alcaldía de Barcelona y ex primer ministro de Francia, lanzaba su órdago a Rivera: ni un miembro de Vox en los gobiernos municipales y autonómicos. A la vez, le ofrecía un acuerdo a la actual alcaldesa de Barcelona para impedir un ayuntamiento independentista en la segunda ciudad de España.
La corriente más progresista de Ciudadanos, la que tiene especial ascendencia en algunos consejeros del Gobierno andaluz, aprovechó el aviso del francés: los naranjas no entrarán en gobiernos con Vox. En el mejor de los casos, será a la andaluza, pero Santiago Abascal no quiere oír hablar de esa fórmula. El éxito del 2 de diciembre les pilló tan desprevenido que con echar a Susana Díaz tenían de sobra, pero ahora parece arrepentido.
Vuelta a Andalucía. La primera consecuencia es que las alcaldías de Jaén y de Granada no están aseguradas para el PP. Menos la de Jaén que la de Granada, porque en la primera el PSOE ha sido el partido más votado. Si Vox se empeña en tener concejales, ni Javier Márquez ni Sebastián Pérez serían alcaldes. Va a ser el comité electoral que Ciudadanos ha creado en Madrid el que decida sobre todas las alianzas en el país, pero revisadas caso por caso.
La legislatura andaluza ha entrado en una fase de calma, pero con fecha de caducidad. Habrá presupuestos, para 2019 y, posiblemente, para 2020, y la líder de la oposición seguirá siendo Susana Díaz, al menos hasta el congreso regional del PSOE andaluz. El Gobierno de Juanma Moreno la prefiere a ella, entiende que su gestión en el pasado es el mejor aval para la alianza de los tres partidos del centro y la derecha y un seguro para la siguientes elecciones. Es complicado que Susana Díaz repita lo de Guillermo Fernández Vara, que sí ha recuperado la Junta de Extremadura después de estar cuatro años en la oposición. Ahora bien, la ex presidenta está convencida de ello. Por eso rechazó ser la cuarta autoridad del Estado, ha preferido Andalucía al Senado, aunque ahora también sabe que Pedro Sánchez no la hará ministra.
Si Ciudadanos llegase a acuerdos con el PSOE en Castilla y León o la Comunidad de Madrid por las mismas razones por las que aceptó ir de acompañante de Vox en Andalucía -desalojar a un partido con más de dos décadas en el poder-, las relaciones entre los consejeros naranjas de Juanma Moreno y el grupo de extrema derecha se verían muy perjudicadas. Al fin y al cabo, Ciudadanos estaría impidiendo la entrada de consejeros voxeros en la comunidad de Madrid.
De momento, es el secretario general del PP, Teodoro García Egea, el que ha comenzado a negociar con Espinosa de los Monteros. El segundo de Pablo Casado fue el que llevó esta negociación en Andalucía, lo que le evitó a Juanma Moreno implicarse en esta complicada relación entre partidos. Quizás por ello, por estos servicios, ha sido Moreno quien ha salvado a García Egea de la destitución que solicitó Alberto Núñez Feijóo. No obstante, el poder de García Egea en Génova mermará por la adición de algún nuevo cargo con el que deberá contar Pablo Casado.
Las relaciones entre Moreno y Casado no han empeorado tras el almuerzo del lunes pasado, cuando el presidente del PP le recordó al presidente de la Junta que, antes de la foto de la plaza de Colón, Vox le votó y le hizo presidente. Con quien sí hubo un encontronazo muy duro fue con el presidente de la Xunta, quien sí se atrevió a poner en duda la idoneidad de la candidatura de Casado en las elecciones generales.
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