Informe sobre barrios marginales
La cara menos amable de las ciudades de Andalucía
Una de las especialistas de Ximenez coloca con mimo un cable de luz verde sobre una estructura metálica. Sobre ella está un dibujo infantil que sirve de base para crear una singular iluminación navideña; su autor es Gonzalo Porras, quien no se imagina la forma que está tomando la especial estrella que dibujó y que ganó un concurso del Ayuntamiento de Madrid para ser incluida en sus luces de Navidad. Es solo una pieza de la ilusión que uno de los principales grupos de iluminación decorativa del mundo, Ximenez Group, ha repartido y está repartiendo en estos días por 250 ciudades de todo el planeta.
La fábrica de la Navidad luce en estos días a pleno rendimiento con los últimos retoques a los más de 600 proyectos que están desarrollando este año. Con sede en Puente Genil desde su creación, la empresa que nació de una modesta tienda de electrodomésticos hace 79 años es hoy una compañía con varias divisiones, presencia internacional y una facturación que este año rondará los 80 millones de euros. Una empresa familiar que ha sabido expandirse sin perder su esencia, su territorio, y que da empleo a 600 personas en su plantilla, hasta 1.000 en momentos punta, muchas de ellas pontanos o de municipios de la comarca.
Su última incorporación ha sido una división de entretenimiento, parques basados en la luz y apuestas como la celebración del tradicional festival chino de las linternas. O el acuerdo con Umiles para crear espectáculos de drones. Algo que queda muy lejos de la actividad que el fundador de la empresa, Francisco Jiménez, comenzó a desarrollar en 1945.
Todo empezó con una estrella de madera, unas bombillas y el olfato para el marketing Jiménez, electricista de profesión. Las utilizó para decorar el escaparate de su tienda y tuvo tanto éxito entre los vecinos que los comercios de alrededor empezaron a pedir que decorase también los suyos. El Ayuntamiento de Puente Genil le encargó sus primeras luces para engalanar las calles del pueblo durante la Feria de Mayo, donde Francisco, con la ayuda de un amigo carpintero, fabricaría su primera portada de feria. Y así comenzaría a recibir sus primeros encargos privados para bodas y eventos locales. Ahí nacía Iluminaciones Ximenez, que pronto empezó su expansión.
Los primeros motivos salían de un taller de automóviles. La empresa se introdujo en el mercado con una estrategia de precios bajos y la inteligencia comercial de su fundador como aval, comenzando con un solo vehículo con un número 45 rotulado para que pareciese parte de una flota y cambiando la J por la X en el apellido para singularizarlo. Llegó a lugares tan dispares como Mallorca, Elche o Valencia.
La llegada de la segunda generación profesionalizó y expandió la compañía con la compra de otras pequeñas empresas. Organizó la logística y se centró en los grandes proyectos. Más adelante nacería Ilmex, al principio para hacerse cargo de esos pequeños proyectos que se habían quedado atrás, pero que con el tiempo se focalizó en la fabricación de motivos luminosos cada vez más especializados y singulares. Llegaba la tercera generación y con ella la internacionalización tras una profunda transformación de la fábrica para adaptarse a los estándares europeos.
“Mi abuelo fue capaz de levantar una empresa en la posguerra española, en una situación muy difícil. Me encantaría que viera en lo que se ha convertido ahora”, asegura Mariano Ximénez, consejero delegado del grupo. Ximenez Group es ahora la tercera o cuarta compañía de su sector a nivel mundial por facturación y sigue haciendo una apuesta por la diversificación y por el crecimiento en el extranjero. Ha trabajado en Nueva York, Tokio, Berlín, Bruselas, Ciudad de México, Londres, Madrid, Dubái, Qatar, Arabia Saudí o Irlanda. Es la responsable del arco malagueño de la calle Larios o de la iluminación de Vigo, destacando dos proyectos emblema de cómo la iluminación navideña se ha convertido en un atractivo turístico de primer orden. Y sigue creciendo, con nuevos clientes en su cartera internacional y la intención de instalarse en los países del entorno: ya tiene sedes en Portugal e Inglaterra.
Hoy tiene empresas de distribución, mantenimiento y conservación, además de la nueva división de entretenimiento. Cubre todo el proceso de la iluminación decorativa, desde el diseño a la fabricación y la instalación, lo que le da una ventaja respecto a sus competidores. Y ha centralizado en Puente Genil la producción más innovadora, “lo que es tecnológicamente más avanzado”, mientras el producto “más estándar” se fabrica en países del Este y los componentes base, en tres fábricas en Asia.
También están embarcados en un proceso de ampliación de sus infraestructuras que conllevará la renovación de las oficinas centrales y la construcción de un gran centro logístico para toda la maquinaria de la compañía. Y una nueva base en Aguilar de la Frontera. Todo ello sin perder el sello familiar de los propietarios y también de los empleados; en sus instalaciones trabajan nietos de aquellos que ayudaron a Francisco Jiménez a arrancar la empresa.
Quien pregunte a Mariano Ximénez por su proyecto favorito, puede que consiga respuesta, pero con el añadido de que “a todos les tenemos cariño”. Pero si hay un lugar que se convierte en punto importante de la iluminación navideña cada año es Puente Genil, donde el grupo prueba sus ideas más innovadoras. Este municipio de la Campiña Sur cordobesa de 30.000 habitantes fue el primero en estrenar el Ecogreenlux, la gran apuesta de Ximénez por la reducción de la contaminación lumínica, que casi elimina consumiendo un 60% menos de energía.
Otra de las apuestas de la empresa para la reducción de la contaminación es la eliminación de las luces azules, cambiándolas por luces cálidas, algo en lo que tienen que conjugar los gustos del cliente, que varían por países. “En los países del Norte de Europa todo más monocolor, blanco, blanco cálido, mientras en el Sur nos gustan un poco más los colores”. También en América Latina. El estudio de las singularidades de cada país es obligado para una empresa que pisa 50 países de diferentes culturas. “Lo tenemos en cuenta, pero estamos convencidos de que el fundamento y la base de la iluminación tiene que ser en cálido”.
Los colores cálidos y el Ecogreenlux lucieron el pasado jueves en Puente Genil, la primera ciudad de España en encender su iluminación de Navidad como corresponde a quien fabrica la del 75% del territorio nacional. La tradición lumínica le viene de antiguo al municipio: fue el segundo del país en tener luz eléctrica en sus calles, solo detrás de Barcelona, en 1889. Y espera seguir siendo un punto clave en la iluminación, con una gran empresa que no se plantea en absoluto cambiar de sede social: “Nosotros estamos en el centro del mundo, nos sentimos orgullosos de nuestra tierra. Tenemos muy claro que nuestro lugar es Puente Genil”, concluye Ximénez.
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