La Esquinita de Javi: tradición, esfuerzo y pasión por el marisco en Granada
Contenido ofrecido por la Esquinita de Javi
El restaurante granadino se ha convertido en un referente gastronómico gracias a su cuidada selección de mariscos, su cocina honesta y su atención cercana

Entre aromas a marisco fresco y el bullicio de una ciudad que nunca deja de sorprender, se alza un rincón que ha conquistado los paladares más exigentes: La Esquinita de Javi. Detrás de su barra y en cada plato que se sirve hay una historia de dedicación, esfuerzo y amor por la cocina. Su fundador, Luis Javier García, conocido cariñosamente como Javi, ha sabido construir un pequeño imperio gastronómico donde la calidad y el trato cercano son los pilares fundamentales.
Hace once años, Javi abrió las puertas de un pequeño local en la Cuesta del Progreso. Lo que comenzó como una apuesta modesta pronto se convirtió en un éxito, impulsado por la pasión de su dueño por el buen producto y la buena atención. “La clave siempre ha sido la calidad. Hay que comprobar todo, los pesos, el producto del día. No se puede escatimar en lo importante”, cuenta Javi con esa energía que lo caracteriza.
El crecimiento natural del negocio lo llevó a expandirse, primero con un segundo local al lado del icónico Café Fútbol y luego con una taberna en la Plaza del Campillo Bajo. Aunque al principio pareció una estrategia arriesgada, pronto demostró que su filosofía era acertada: “No se trata de competencia, sino de crear un ambiente gastronómico en la zona”, explica. Hoy, La Esquinita de Javi es un nombre que resuena entre locales y turistas por igual, un punto de encuentro donde disfrutar de mariscos frescos, arroces suculentos y la emblemática ensaladilla rusa.
En un sector cada vez más competitivo, Javi tiene claro que la calidad es innegociable. “Un buen plato de marisco tiene que tener buena presencia, buena limpieza y, sobre todo, un producto fresco del día”, enfatiza. Pero no solo se trata de lo que llega a la mesa, sino también del cómo. La atención al cliente es una de las banderas de La Esquinita, donde los camareros están formados para recomendar, explicar y ofrecer lo mejor de la carta. “El boca a boca es fundamental. Si un cliente duda, hay que ayudarle a descubrir nuestra variedad”, dice con convicción.
A lo largo de los años, Javi ha experimentado con nuevos formatos y platos, pero su esencia sigue intacta: porciones generosas, productos de primera y un servicio rápido y amable. “No somos un restaurante de diseño, somos un lugar de encuentro donde la gente viene a comer bien y a disfrutar”, afirma.
Un negocio con alma familiar
Más allá de los números y la logística, el alma de La Esquinita de Javi es su equipo. Con varios locales y un ritmo de trabajo incesante, transmitir la pasión y la filosofía del negocio a los empleados es un reto diario. “Es complicado, pero hay que darles cariño y estar encima. Si yo recibo personalmente a los proveedores y selecciono el mejor producto, mis camareros deben saber lo que está entrando cada día y cómo venderlo”, explica Javi.
El vínculo familiar es clave en su historia. Su hermano Pablo también se ha sumado a la hostelería, llevando el concepto de La Esquinita a otro barrio de la ciudad. Aunque en el futuro no descarta expandirse a otras partes de España, por ahora, Javi tiene claro que su lugar está en Granada. “De momento, no pienso en irme. Aquí está mi familia, mis niños son pequeños y quiero estar presente mientras crecen”, confiesa con una sonrisa.
A pesar de los desafíos actuales del sector, Javi mantiene la ilusión y la determinación de siempre. “No podemos quedarnos estancados. Esto funciona, pero hay que mantenerlo, que es lo más difícil”, afirma. Aunque le llueven ofertas para abrir nuevos locales, prefiere ir con cautela. “Montar más bares no significa ganar más dinero ni ser más feliz. Hay que tener los pies en la tierra”, reflexiona.
Con la Semana Santa a la vuelta de la esquina, los locales se preparan para recibir a cientos de visitantes. Aunque las procesiones afectan la operatividad de algunos de sus establecimientos, Javi sabe que es una época clave para su negocio. “Si el tiempo acompaña, será una buena semana. La gente quiere salir, disfrutar y comer bien”, dice con optimismo.
El camino de La Esquinita de Javi es el reflejo de un sueño convertido en realidad gracias a la pasión, el esfuerzo y la búsqueda constante de la excelencia. En cada plato servido, en cada cliente satisfecho y en cada sonrisa de su equipo, Javi sigue escribiendo la historia de un rincón que ya es emblema de la gastronomía granadina.
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