La plaza de San Nicolás, la prueba de que Dios existe
Tras terminar la serie sobre los anales de Granada, comienza hoy esta que llamaremos El ADN de Granada. En ella intentaré mostrar aquellos lugares, edificios, circunstancias o personajes sin los cuales no se entendería la esencia de la ciudad que alberga la Alhambra. Y lo haré intentando ponérselo difícil a la Inteligencia Artificial, contando historias, momentos, curiosidades o sentimientos a los cuales no podrán acceder las máquinas que dicen que nos gobernarán dentro de poco y que acabará con tantos oficios. No sé si el reto el grande, pero lo voy a intentar.
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El roquero y el rapero
Pese a las diferencias, los dos cantantes llevan la palabra Granada grabada en su corazón. Bravo por los Migueles
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El monaguillo de San Fernando
Antonio es un sabio del que debemos enorgullecernos porque sus investigaciones sirven para salvar vidas
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Parking vigilado por ‘Colás’
Siempre digo que más servicios hacen al pueblo las prostitutas que los corruptos en los partidos políticos
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Alfonso Gil Bracero: "El Carmen de los Mártires siempre me ha sugerido mucho misterio y mucha magia"
El que fuera productor de televisión y profesor de Comunicación Audiovisual en la UGR se lanza a la literatura con su primera novela
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Abuelos y nietos
Los nietos nos han abierto las ganas de seguir viviendo y les han dado un nuevo sentido a nuestras vidas
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Privatizar las plazas
Un amigo dice que solo falta que pongan mesas y sillas en la Plaza del Carmen, justo en la puerta del Ayuntamiento
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El apartamento de Jack Lemmon
Los apartamentos turísticos son la moda, a riesgo de que el barrio árabe por antonomasia pierda a su propia gente
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Pedrito y el balón de reglamento
No teníamos más remedio que tolerar y sufrir sus desvaríos porque era el dueño del balón
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Más escritores que lectores
Se le ha perdido el respeto a la literatura y ahora cualquiera puede autoeditarse su novela o su libro de ensayo y poesía
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La pequeña lectora
Soy escéptico hasta que veo que mis nietos no se duermen si no han leído o una niña me pide que le firme un libro
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Tiempos de hijos, tiempos de perros
Julio Camba abogaba por premiar a los que tuvieran solo la descendencia que pudieran educar y criar correctamente
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