Un héroe silencioso en Granada: Ignacio Mira, de 14 operaciones e ingresos a graduado con honores en Derecho

"8 años en los que se me rompían los huesos al quitarme los tornillos de las operaciones, se me infectaban, se me doblaban y tenían que reconstruirlos para ponerlos rectos. Eso ha sido lo que he tenido que vivir"

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Ignacio
Ignacio Mira Cagigas / R. G.

Granada/Una lección de vida, eso es lo que ha proporcionado Ignacio Mira Cagigas, un malagueño de 26 años que ha conseguido graduarse en Derecho en la Universiversidad de Granada tras ausentarse de las aulas desde que tenía 12 años debido a una enfermedad, la cual no le ha impedido obtener 15 matrículas de honor.

Con tan solo 6 años, los padres de Ignacio detectaron que su hijo no caminaba correctamente, así comenzó un calvario repleto de operaciones, tratamientos y muchas horas en hospitales que han tenido un desenlace satisfactorio.

Granada Hoy ha tenido la oportunidad de charlar con Ignacio Mira, quien ha relatado su historia con todo lujo de detalles, un camino lleno de tesón, horas de estudio, positividad y fortaleza ante unas adversidades demasiado tempranas.

Pregunta.¿Cómo se encuentra hoy Ignacio Mira?

Respuesta.Me encuentro bien, desde que me recuperé de la última operación al finalizar segundo de bachiller hace 4 años no he tenido ningún problema de salud salvo algún susto en segundo de carrera, cuando se me rompió una de las placas que me colocaron en las operaciones.

P.¿En qué consiste tu enfermedad?

R.Tengo una especie de mutación genética. Algo en mis células provoca que mis huesos de la pierna derecha no se reproduzcan bien y tengan que operarme para alargarlos y reconstruirlos para conseguir que alcancen la misma medida. Cuando los huesos se regeneran se van haciendo cada vez más duros, sin embargo, los míos se quedan como el chicle, por lo se pueden romper con facilidad.

Ignacio hospitalizado y acompañado de su madre
Ignacio hospitalizado y acompañado de su madre / R. G.

P.¿Cuáles son los tratamientos a los que te has expuesto?

R.Me he sometido a todo tipo de tratamientos llamados conservadores. Uno de los más llamativos fue el trasplante de huesos de una persona fallecida. Aunque, mi cuerpo los rechazó y me quitaron huesos de los laterales de la cadera.

P.¿Cómo afectó tu enfermedad a tu vida cotidina?

R.Hasta que me operaron por primera vez no tuve ningún problema, hice deporte y jugué al futbol hasta que de una pierna a otra hubiese 10 cm de diferencia, por lo que tuvieron que intervenir al no poder salvar esa distancia con ninguna plantilla. La cosa se fue complicando hasta que me realizaron 14 operaciones en total, 8 años en los que se me rompían los huesos al quitarme los tornillos de las operaciones, se me infectaban, se me doblaban y tenían que reconstruirlos para ponerlos rectos. Eso ha sido lo que he tenido que vivir. Tuve este tipo de problemas en fémur, tibia y peroné en tres ocasiones cada uno.

P.¿Cómo pasaste de jugar al fútbol a no ir al colegio?

R.La primera operación fue clave, dejé de ir al colegio porque me pusieron unos clavos desde el hueso de dentro hacia fuera, lo que se llama un fijador externo. Los médicos me sacaron unos tornillos por el hueso, me pusieron un aparato externo con un mecanismo con el que yo mismo podía manejar mis huesos. Me enseñaron a colocarme mi propio hueso para corregir la desviación. Ir al colegio con este aparato externo suponía un gran riesgo, pues un golpe me partiría el hueso al ir atornillado al mismo. En tercero de la ESO me operaron cuatro veces en una misma semana.

Ignacio hospitalizado tras someterse a una operación
Ignacio hospitalizado tras someterse a una operación / R. G.

P.¿Cómo se desarrolló tu periodo lectivo al no acudir al centro educativo?

R.Venían profesores de la Junta de Andalucía a mi casa. Cuando estaba en el hospital podia ir a una ludoteca donde también había profesores de la Junta que podían hacerme examenes. Cuando tenía examen, lo hacía el mismo día y a la misma hora que mis compañeros, ellos desde clase y yo desde el hosital con otro profesor que me examinaba con el mismo procedimiento. Es cierto que me extendían la duración del mismo al encontrarme con vías puestas, además entraban las enfermeras a cambiarme el tratamiento en plena prueba o me ponían suero.

P.¿Cómo fue la transición de las aulas presenciales a las camas del hospital y de tu casa?

R.Fue sin darme cuenta, un día te están operando y al día siguiente viene un profesor a decirte que va a darte clase. Cuando eres un niño te parece guay porque no vas a clase, pero Antonio, mi primer profesor, me dijo que yo no estaba de vacaciones, que podía estudiar perfectamente. Este profesor me dijo que daba clase a niños con cáncer a los que le quedaban meses de vida, por lo que yo tenía la obligación de estudiar al tener todo a mi disposición. Cuando estaba en casa mi profesora Tere no me permitía relajación alguna. Me dio mucha caña y me ayudó a establecer un hábito de estudio.

Ignacio ofrece el discurso en la graduación de derecho
Ignacio ofrece el discurso en la graduación de derecho / R. G.

P.¿Cómo influyó tu profesora Tere en tu proceso formativo a distancia?

R.Ella hacía saber al centro educativo que yo me encontraba bien, dejando claro que mi problema era físico. El centro quería hacerme una adaptación, bajarme el nivel, aunque Tere consiguió los exámenes de cuarto de la ESO y me examinó sin realizarme ninguna adaptación, por lo que completé los trabajos con normalidad. Ella venía una hora y media al día durante tres días a la semana, aunque en época de examenes echaba las horas que necesitase y llamaba a mis padres para saber si estaba estudiando. Tere eliminó todas las excusas que podía haber presentado, ya que yo estaba malo y no quería estudiar. Incluso, me llegó a decir que no le daba pena y aunque me ingresaban no me cambiaba las fechas de entrega de los trabajos. Se partía la cara por mí en el instituto y estoy muy agradecido.

P.¿Qué métodos utilizabas para mantenerte al día cuando no estabas en clase?

R.Tuve que dejar de estudiar desde los 18 a los 20 años porque, como ya no era educación secundaria obligatoria y era optativo, no me podían poner profesores. Cuando conseguí entrar, afronté un bachiller a distancia con unos profesores eran unos fenómenos, de no ser por ellos no hubiese conseguido sacarme los cursos. Cursé bachillerato en el Instituto de Educación a Distancia de Andalucía (IEDA) de Sevilla. Podía llamar a mis profesores a cualquier hora y me hacían tutorias, aunque en asignaturas como matemáticas usé mucho YouTube.

P.¿Qué te motivó a estudiar derecho?

R.Cuando era pequeño quería ser médico, aunque cuando empecé con mis problemas descarté totalmente la idea. Al ser muy futbolero me encantaba leer las sanciones y actas. Además, una familiar es magistrada del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), y me sorprendió mucho cómo trabajaba en sus casos. Empecé a leer sentencias de casos famosos como el de Asunta Basterra y la de los hijos de José Bretón, hasta que me di cuenta de que eso era lo mío.

Ignacio realiza ejercicios de rehabilitación
Ignacio realiza ejercicios de rehabilitación / R. G.

P.¿Cómo fue tu vuelta a las aulas al comenzar la carrera universitaria?

R.No me acorbaba de cómo era dar clase presencial. Yo me dormía en clase en primero de la ESO, sin embargo, en la universidad me quedaba embobado con profesores apasasionados, con los debates que se formaban, y después podía irme de tapeo con mis compañeros por Granada, lo cual me dio mucha vida y se me hicieron cortos los cuatro años de carrera.

P.¿Por qué elegiste Granada para realizar tus estudios universitarios?

R.Al sacar matrícula de honor en bachillerato podia entrar en cualquier universidad. La nota de corte suele estar entre el 5 y 7. Además, competía unicamente contra las personas con discapacidad. Mi prima, magistrada y profesora de la Facultad de Derecho y su marido, catedrático de Derecho en la UGR siempre me hablaban de Granada, de lo bonito que era estudiar allí y en esa facultad. En 2020 se publicó el ranking mundial de las facultades de derecho y la UGR estaba muy bien situada. Mi padre estaba convencido de que me fuera a Granada aunque mi madre no le gustaba la idea. La adjudicacion se hacía a las 12 de la noche, y a las 11 modifiqué el orden de preferencia, posicionando a Granada como primera opción sustituyendo a Málaga.

P.¿Qué consejo le darías a personas que están pasando por situaciones similares a la tuya?

R.Lo primero es que tengan paciencia, aunque con 14 años es dificil. Al gustarme mucho el fútbol me lo tomaba como un juego, consideraba que estaba lesionado y que tenía que recuperarme para jugar el próximo partido. Cuando te haces mayor y pasas los 18 años te ves impedido, mis amigos empezaban a salir, tenían sus coches y yo no podía. La situacion me enseñó a controlar la frustración y canalizarla hacia un objetivo. El mejor consejo que me dieron fue llevar los apuntes al día aunque se hace dificil cuando tienes que renunciar a otros planes para seguir esa regla.

Ignacio acompañado de su familia
Ignacio acompañado de su familia / R. G.

P.¿Cuáles son tus planes futuros? ¿Te inclinas más por opositar a judicatura o por realizar un doctorado?

R.Tengo claro que voy a opositar a judicatura aunque aún valoro la propuesta de mi profesor Francisco Pertíñez de realizar un doctorado. Con Fran he podido compartir mucho tiempo al disfrutar de una beca de iniciación a la investigación y, por el respeto que le debo, sigo pensando mi siguiente paso y le escucharé porque se portó muy bien conmigo durante la carrera.

P.¿Cómo te sientes al reflexionar sobre todo lo que has logrado hasta ahora?

R.La perspectiva del tiempo te hace sentirte orgulloso del camino que has seguido, de las decisiones que he tomado y sobretodo de ser alumno de la Universidad de Granada, porque la UGR y la Facultad de Derecho tiene algo especial que a los estudiantes nos hace seguir siendo universitarios siempre. Llevo muy orgulloso el espíritu universitario que me quedo de Granada.

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