El prodigioso ingeniero que quiso domar dos ríos en Granada
La Escuela de Caminos, Canales y Puertos acoge, con motivo del bicentenario de la muerte del portentoso Agustín de Betancourt, una muestra sobre los inicios de la ingeniería moderna en Europa que en 1996 fue comisariada por el catedrático de la UGR Ignacio González Tascón
'Okupación' en el Albergue Juvenil de Granada
Manuel Godoy era el favorito del rey. Un hombre rico, poderoso. Y que tenía una hermosa finca en Granada, el Soto de Roma. Preocupado por la recurrencia de las inundaciones en su terreno, Godoy encargó a las mejores cabezas pensantes del reino una solución. Aquello acabó regular, con uno de los mejores ingenieros que ha dado España rumbo a Rusia tras un enfrentamiento personal aliñado con un panorama político posiblemente desalentador para el que es considerado como el padre de la ingeniería civil.
Manuel de Betancourt, del que ahora se cumple el bicentenario de su muerte, fue el designado en 1803 para encauzar los ríos Genil y Cubillas. Mediante la regulación de las aguas debía evitar las inundaciones en el Soto de Roma, extensa propiedad del primer ministro de Carlos IV en ÍIlora y que ahora pertenece al duque de Wellington. El encargo fue a parar a manos del ingeniero canario después de mostrar su talento en un campo en pleno crecimiento. Gran viajero, inventor, con una trayectoria marcada por la innovación, aportó avances en el mundo de la ciencia y la técnica que ahora se pueden admirar, hasta el 31 de octubre, en la Escuela Técnica Superior de Caminos, Canales y Puertos. Maquetas e información completan el recorrido vital de este genio que fue a morir a Rusia, destino que eligió tras lo ocurrido en Granada. "De alguna manera ha tenido relación con la solución de problemas en nuestro entorno", aseguró la vicerrectora de Infraestructuras de la Universidad de Granada, Montserrat Zamorano, en el acto inaugural de la muestra.
Las obras realizadas en la finca de Íllora no satisficieron a Godoy. Posiblemente contrariado, relevó de los trabajos a Betancourt y puso al frente de los trabajos a ingenieros militares, lo que suponía un paso atrás en la concepción de la ingeniería y de cómo abordar problemas como la regulación de aquellos dos ríos granadinos. En 1806 el ingeniero canario comenzó a considerar la posibilidad de irse de España. Finalmente así lo hizo. Se marchó en 1807 en San Petersburgo donde se entrevistó con el zar Alejandro I. Regresó a París, donde Napoleón Bonaparte le hizo una oferta para quedarse. El español la rechazó y se instaló junto a su familia en Rusia en 1807. Ya no volvería.
Pero este es el final de una historia que comienza en 1758 con el nacimiento de este polifacético genio del que ahora se conmemora el bicentenario de su deceso. Nació en Tenerife, donde recibió una esmerada educación. Marchó a la Península, donde continuó con su formación. Vivió durante el reinado de Carlos III y acontecimientos tan disruptivos como la Revolución Francesa y la Revolución Industrial. De hecho, fue este visionario el que introdujo las máquinas de vapor en Europa, según se expuso en la inauguración de la exposición Betancourt. Los inicios de la Ingeniería moderna en Europa. La muestra fue organizada por el Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo (Cehopu Cedex) en 1996 comisariada por el profesor de la Universidad de Granada Ignacio González Tascón. Este hecho, el que fuera el catedrático de Estética e Historia de la Ingeniería Civil en Granada el encargado de la muestra, ha propiciado que la UGR sea la primera parada de la exposición en 2024.
Se atiende a un relato cronológico, en el que se acompaña al visitante con maquetas de algunas de las piezas ideadas por el ingeniero. Son en total quince. La primera, instalada en la entrada de la Escuela de Caminos, Canales y Puertos, es un telégrafo óptico. Claude Chappe inventó este artilugio en 1794., En 1796 Betancourt y un relojero llamado Breguet mejoraron aquel sistema de comunicación a distancia. Nunca llegó a implantarse. En España se proyectó una línea de comunicación mediante estos telégrafos nada menos que entre Madrid y Cádiz. La cosa apenas llegó a Aranjuez con la construcción de cuatro torres telegráficas. Otra maqueta singular es la de un molino eólico, capaz de elevar agua con la fuerza del viento y proyectado en 1792, idea de un genio ilustrado que se formó también en Francia y que fue el fundador de la Escuela de Caminos y Canales en 1802.
Tanto genio se perdió por una disputa y el ambiente enrarecido de la política española. La pelea con Godoy parece que fue determinante para que Betancourt cogiera la maleta. Su fichaje por el zar Alejandro I se demostró como un acierto. Allí, en Rusia, proyectó puentes, pabellones como la sala de ejercicios ecuestres de Moscú -una construcción insólita hasta el momento- o el andamiaje de las columnas de la catedral de San Isaac en San Petersburgo. En 1822 cayó en desgracia y fue relegado de grandes proyectos. Falleció en 1824 y fue enterrado en San Petersburgo junto a una de sus hijas, Carolina.
Ahora, su legado y memoria se recuperan en esta muestra itinerante del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos y el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas dependiente del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible y cuya primera parada se localiza en la Escuela de Caminos de la Universidad de Granada, colaborador de la exposición junto a la Fundación Juanelo Turriano. A la inauguración asistieron la vicerrectora de Infraestructuras y Sostenibilidad, Montserrat Zamorano, la alcaldesa de Granada, Marifrán Carazo, el subdelegado del Gobierno, José Antonio Montilla, el presidente del Colegio de Ingenieros, Miguel Ángel Carrillo, y la presidenta del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas, Áurea Perucho. Todos ellos destacaron la figura de este referente de la ingeniería civil y la necesidad de recuperar su legado con iniciativas como la que hasta fin de mes acoge la Escuela.
Tras la inauguración y visita a la muestra se presentó Palabras en memoria de Ignacio González Tascón a cargo del decano de la Demarcación de Andalucía, Ceuta y Melilla del Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, Juan Manuel Medina, con la participación de Ángel González, director de Exposiciones Itinerantes del Centro de Estudios Históricos de Obras Públicas y Urbanismo; Isabel Bestué, profesora asociada de la Escuela de Caminos, Canales y Puertos de Granada; y Pedro Ferrer, ex profesor de la Escuela.
A continuación, se celebró una esa redonda sobre Agustín de Betancourt, con Daniel Crespo, representante de la Fundación Juanelo Turriano; Alfonso Luján (Cehopu) y María Rita Ruiz, profesora asociada de la Universidad de Castilla-La Mancha, con la moderación de Fernando Ruiz, presidente de la Comisión de Cultura del CICCP. El evento fue clausurado por el viceconsejero de Fomento, Mario Muñoz-Atanet.
También te puede interesar
Lo último