"Siempre se habla bien de la Universidad de Granada"

Aya Boughaba está a punto de terminar su primer año del grado de Economía bilingüe en la Universidad de Granada. Es de Alhucemas, donde estudió en el IES Melchor de Jovellanos. Siempre tuvo claro que quería estudiar en Granada. "No sé -dice con timidez cuando se le pregunta por el motivo- , tenía muy buenos recuerdos de un viaje de estudios que hicimos en sexto de Primaria".

Aya, junto a un puñado de estudiantes, participa en las primeras jornadas de convivencia de estudiantes de primeros cursos de origen marroquí, celebradas en el Espacio V Centenario. El objetivo es darles a conocer los servicios de la Universidad de Granada. Se les explican los plazos de las becas, la posibilidad de asociarse, los requisitos para continuar con sus estudios.

Más allá del recuerdo de aquel viaje de estudios, Aya señala otros argumentos de peso para elegir Granada. "Siempre se habla bien" de la institución y son legión los que se han formado en esta universidad que cuentan su experiencia en Marruecos. En el curso 2022/2023 estaban matriculados en la UGR 271 estudiantes de grado de Marruecos, la nacionalidad más numerosa después de la española. En el curso 2014/2015 eran 696, según los datos de la memoria académica de aquel curso.

Para estos estudiantes iniciar los estudios universitarios en Granada supone un cambio vital notable. Dejan atrás su ciudad, su familia, su país. "Es un cambio de absolutamente todo". Sin embargo, para parte del alumnado que viene de Marruecos el tránsito no supone un "shock cultural" ya que han cursado sus estudios preuniversitarios en el sistema educativo español. Es el caso de Aya y de otra joven, también de Alhucemas, Sofia El Hattach, que estudia segundo de Ingeniería Civil.

Sofia asegura que lo suyo con la Ingeniería Civil es absolutamente vocacional. Lo tenía clarísimo. "Mi hermano también está viviendo aquí, y me gustó. No me arrepiento", señala sobre su preferencia por la UGR.

A los que vendrán el próximo curso les recomiendan "no venir con prejuicios", señala Aya, al tiempo que Sofia califica como "precioso" el ambiente estudiantil. Las dos hablan perfectamente español, además de inglés, francés, árabe y rifeño, idiomas a los que Sofia suma alemán.

Omayma Boughlala está a punto de cruzar la línea de meta. Ha finalizado el máster de Abogacía. Ella es granadina, de ascendencia marroquí. "Animaría a todos a que formen parte de órganos de representación estudiantil", apunta como recomendación a los que ahora empiezan en la UGR. Sus peticiones están ahí y Omayma las recuerda: desde un menú halal -"Nos han dicho que van a intentarlo"- a que se tengan en cuenta celebraciones como el Ramadán o la Fiesta del Cordero. "Nos gustaría un reconocimiento de esas festividades", señala la joven. También el idioma es un "desafío" para parte del estudiantado, por lo que esta graduada de la UGR considera necesario que se den a conocer los cursos de idioma. "Así se facilita la integración", reflexiona, al tiempo que considera que las relaciones entre las universidades españolas y Marruecos tienen "un futuro prometedor".

Granada siempre ha sido eslabón en esa relación especial. Lo demuestra el hecho de que la UGR realice las pruebas de Selectividad en los institutos españoles de Marruecos o la especial atracción que ejerce la institución entre los universitarios de origen marroquí.

En estas primeras jornadas, celebradas hace unos días, participaron la jefa del Servicio de Asistencia al Estudiante, Adela Durán; personal del Servicio de Becas; el psicólgo Juan Manuel Guiote; el decano de Farmacia, Manuel Sánchez Polo; la profesora del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular II Abdelali Daddaoua; y personal técnico y de gestión de Administración y Servicios (PTGAS) del Secretariado de Participación y Representación Estudiantil de la UGR. Durante las jornadas se conectó con los institutos de Alhucemas y Rabat, en Marruecos.