Una sociedad matriarcal en la Prehistoria de Granada: los últimos descubrimientos de la necrópolis de Panoría
La aparición del doble de mujeres enterradas que de hombres en el yacimiento indica que la "línea materna sería la que define las relaciones familiares y de pertenencia social"
La proporción es mayor en el caso de los cadáveres de gente joven aparecidos en la necrópolis, en concreto de diez a uno a favor del sexo femenino
La necrópolis de Panoría, una de las más antiguas de Europa, es declarada Bien de Interés Cultural
Granada/Había una sesgo a favor de las mujeres no era resultado de la casualidad, sino que reflejaba unas "prácticas funerarias basadas principalmente en una descendencia matrilineal". Un matriarcado en la Prehistoria granadina, que es una de las conclusiones a las que ha llegado un equipo de investigación multidisciplinar liderado por el grupo de investigación GEA de la Universidad de Granada después de analizar los últimos descubrimientos en la necrópolis de Panoría, situada en Sierra Harana, dentro del término municipal de Darro.
Este grupo de investigación ha identificado el sexo de los cadáveres hallados en las 19 sepulturas descubiertas en yacimiento megalítico y los resultados "han sido sorprendentes" para los investigadores: se enterraron el doble de mujeres que de hombres, un sesgo que es aún más pronunciado entre la población juvenil, donde la proporción es de diez mujeres por cada individuo masculino.
La necrópolis de Panoría se localiza en el extremo más oriental de Sierra Harana. Consta de al menos 19 sepulturas, de las que nueve han sido excavadas entre los años 2015 y 2019. Se trata de enterramientos colectivos de los que proceden más de 55.000 restos óseos humanos. La datación de estos restos muestra que los primeros enterramientos se realizaron hace 5.600 años y que el uso funerario se mantuvo de forma intermitente hasta hace 4.100 años. Es decir, los restos analizados fueron enterrados durante un periodo que alcanzó los 1.500 años.
La proporción de dos mujeres por cada hombre –o en el caso de jóvenes de diez a uno– se aleja de la composición habitual de las poblaciones humanas que se sitúa en una ratio de aproximadamente uno a uno. Solo en circunstancias excepcionales, caso por ejemplo de guerras o intensos procesos de migración, esta proporción se rompe a favor de uno de los sexos.
Esta diferencia en la proporción, aunque más acusada en los cadáveres de jóvenes, aparece en todas las sepulturas estudiadas, grupos de edad y a lo largo de todo el tiempo de uso de la necrópolis, lo que permite afirmar que se trata de una decisión social mantenida a lo largo del tiempo y que afectó a los diferentes grupos sociales enterrados en esta necrópolis. Que se mantuviera esta proporción a lo largo de 1.500 años, por tanto, significa que ese sesgo a favor de las mujeres no es resultado de acontecimientos extraordinarios o impredecibles. Las razones para esta sobrerrepresentación de mujeres en los rituales funerarios tienen su origen en que las relaciones de parentesco biológico son el criterio principal que agrupa a los individuos que se entierran en las diferentes sepulturas, la sobrerrepresentación de individuos femeninos podría indicar prácticas funerarias basadas principalmente en una descendencia matrilineal.
La línea materna sería, por tanto, la que define las relaciones familiares y de pertenencia social y eso explicaría el sesgo a favor de las mujeres y la ausencia de individuos jóvenes masculinos que podrían haberse unido a otros grupos de parentesco, una práctica habitual conocida en antropología como exogamia masculina. En cualquier caso, la sobrerrepresentación de mujeres indicaría una estructura social centrada en ellas, en la que el género habría influido en los rituales funerarios y tradiciones culturales.
Los resultados de este estudio han sido publicados en la revista Scientífic Reports, una de las más prestigiosas en su ámbito. La investigación ha sido posible gracias a la utilización de nuevas metodologías que han permitido la identificación del sexo cromosómico a partir del estudio del ADN y el análisis de una proteína conocida como amelogenina, presente en el esmalte dental. De esta forma, se ha conseguido por primera vez obtener un perfil demográfico preciso del sexo biológico de las personas que fueron enterradas en estos monumentos megalíticos.
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