La importancia de la copa para beber espumosos
aromas y sabores
¿Champagne, cava, prosecco, espumoso? Sí, pero cuidando mucho el continente, que en este tipo de vinos es de gran importancia
Cada bebida tiene su copa y su forma de servicio. Especialmente en el caso del vino, varía mucho la degustación de hacerlo, o no, en la copa apropiada. Y, si se trata de servir el champagne, cava o cualquier otro vino espumoso, la copa tipo Flauta, la de Tulipa o, mucho tiempo atrás, la Pompadour han sido de siempre las más utilizadas, unas con más acierto que otras. Para empezar, lo ideal es el cristal fino, sin tallar y de color transparente.
Cuenta la leyenda que fue la primera copa diseñada para beber champán fue la copa Pompadour. Fue fabricada a finales del siglo XVIII por encargo de María Antonieta, esposa de Luis XV, tomando como modelo su seno izquierdo. Pero la cultura popular se encargó rápidamente de atribuir el molde al pecho de Madame de Pompadour, la amante del rey, quien dio nombre final a la copa. La realidad, sin embargo, es mucho más prosaica y sitúa su nacimiento en 1663 como encargo del Duque de Buckingham a un artesano veneciano. No obstante, la Tazza, como se llamaba en un principio, no se popularizó hasta finales del siglo XIX. Se caracteriza por tener un diámetro grande y abierto, lo que permite beber con mayor rapidez, y al ser ligeramente cerrada por los bordes, se consigue que su contenido no se derrame a pesar de los vaivenes de la mano que la sostiene. Aunque fue la reina de fiestas y guateques desde los años 30 hasta mediados de los 70, tiene en su contra que mantiene mal el frío y la concentración tanto de burburjas como de aromas, ya que la superficie del líquido que queda en contacto con el aire es mayor. Así que hoy, es más un objeto vintage que otra cosa.
La copa flauta de diámetro reducido, pie y cuerpo alargados y estrechos, permite que el carbónico que produce sus clásicas burbujas no se escape con rapidez y los aromas se concentren más que en otro tipo de copas. Tiene en su contra que no facilita que olamos bien los aromas del champagne, debido a su estrechez. Se recomienda para un vino espumoso joven de aperitivo pero no es la mejor opción para saborear un espumoso de mayor crianza o más complejo.
Para muchos expertos, la copa tulipa es la mejor para degustar el champagne y captar toda su esencia. Se trata de una versión de la copa 'flauta', pero con curvas. Es más ancha en el centro y más ligera en el extremo y esto permite respetar la temperatura, evitar que el carbónico se escape y que los aromas se concentren y perduren. Así, se logra una experiencia olfativa de mayor intensidad.
La tendencia más actual es la que aconseja tomar el vino espumoso en copas de vino blanco, ya que debido a su boca estrecha, permite concentrar los aromas y su base de mayor tamaño hace que el vino se exprese mejor sin perder temperatura. Aunque parece que el carbónico se pierde antes que con la copa tulipa.
Les puedo asegurar que un mismo vino huele y sabe diferente según en la copa que se sirva, su anchura y la forma de la boca (ligeramente curvada hacia adentro, o hacia afuera, o prácticamente recta). Si además hablamos de un vino espumoso, hay que tener en cuenta el factor carbónico y buscar aquella que conserve las burbujas el mayor tiempo posible. Hagan la prueba. Se sorprenderán.
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