De Motril a Noruega para recaudar fondos para la investigación del cáncer y la esclerosis lateral amiotrófica

Motril/Cuatro meses pedaleando sin parar para recorrer los algo más de 12.500 kilómetros que hay entre Motril y Cabo Norte (Noruega), ida y vuelta, con el fin de recaudar fondos para la investigación contra el cáncer, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) y para los refugiados de Ucrania. Toda una hazaña en la que se embarcó en junio el deportista motrileño, Miguel González, acompañado en todo momento por Montse Vinuesa, su esposa y compañera de viaje, y que ha concluido este sábado.

Durante todo este tiempo, han recorrido 18 países, entre ellos Francia, Bélgica, Países Bajos o Italia, alguno de ellos en varias ocasiones, han reído y llorado, visto lugares maravillosos y pedaleado por una buena causa.

El triatleta destaca que, pese a que la aventura en bicicleta la ha realizado en solitario, en algunos tramos ha estado acompañado por Montse, que a la vez ha sido la responsable del apoyo logístico, y en ocasiones por lugareños que han querido arroparlo y hacerle el camino "un poco más agradable". "Hemos conocido a gente maravillosa durante este tiempo, algunos también están realizando retos solidarios, muchos otros nos han contado los problemas que tienen, y siempre nos han acogido con mucho cariño, aunque no nos conociésemos de nada".

"Cada día ha sido una aventura, cosas cotidianas como darse una ducha en muchos casos se convertía en una odisea, cada día era volver a empezar para ir buscando todo lo que nos hacía falta por el camino. Si vas por mitad de la montaña no sabes ni dónde vas a comer ni dónde vas a terminar el día", explica González emocionado tras llegar a los pies del Cerro de la Virgen de Motril.

Aunque los kilómetros recorridos hablan por sí solos, este motrileño ha hecho el equivalente a subir 10 veces el Everest debido a la altitud positiva acumulada durante el trayecto. Pese a ello no piensa en descansar. "Ya tengo en mente varios proyectos que iré perfilando y mientras tanto lo que me apetece es coger la bicicleta e irnos los dos de ruta y hacer kilómetros", reseña.

Al hilo, asegura que también tenían ya ganas de volver a la rutina de la vida diaria. "Conforme se iba acercando el momento de volver te pones nervioso, haces una cuenta atrás, empiezas a llamar a los clientes para decirles cuando vuelves y ponerte al día. Tenía ganas de volver a trabajar y pensar en las próximas aventuras. Viajar, ver mundo y conocer gente es bonito, pero a uno no le queda más remedio que volver al trabajo y a la rutina. Hemos estado cuatro meses sin saber que nos íbamos a encontrar cada día, así que ahora queremos disfrutar un poco también de lo contrario".

Por su parte, Montse Vinuesa explica que es una experiencia que volvería a repetir sin dudárselo por la cantidad de personas que han conocido por el camino y que les han ofrecido lo mejor de sí mismos. "Ahora mismo estoy en una espiral de sentimientos, la aventura ha sido muy enriquecedora y nos ha dado tiempo para pensar en muchas cosas que en el día a día no te paras a pensar", aunque confiesa que ya tenía ganas de volver para ver a la familia.

El concejal de Deportes del Ayuntamiento de Motril, Daniel Ortega, que ha estado en el momento de la llegada, señala que es indescriptible el reto que González ha realizado. "Al final la cabeza manda, para las piernas habrá días mejores y días peores, pero la cabeza es muy importante. Creo que Miguel ha hecho un trabajo psicológico bastante importante, tanto para él como para su familia, y eso es lo que realmente cuando se siente en su casa y asimile todo lo que ha vivido y experimentado este tiempo le va a venir. Le he dicho que tiene que escribir un libro contándolo todo, porque realmente todo lo que han vivido da para ello".