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Algo más de medio millar de personas migrantes han llegado a la costa de Granada en lo que va de año de forma irregular, lo que representa cerca de la mitad de las que lo hicieron en ese mismo periodo en 2023, cuando fueron 1.086.
Según datos facilitados por el Ministerio del Interior después de que, el verano pasado, Cruz Roja atendiera en la costa de Granada a un total de 405 migrantes llegados en patera, una cifra que prácticamente triplicaba a la registrada a la de la etapa estival de 2022, cuando fueron 146 las personas asistidas en el puerto de Motril tras ser rescatadas a bordo de embarcaciones.
Más allá de este repunte el pasado verano, y conforme a los datos que también facilitaba Cruz Roja, al cierre de 2022 se apuntaba ya una tendencia de disminución de llegadas a la costa de Granada. Ese año, entre el 1 de enero y el 29 de diciembre, el Equipo de Respuesta Inmediata en Emergencias (ERIE) de esta organización humanitaria en Motril había prestado asistencia humanitaria a 853 personas trasladadas al puerto de Granada, lo que suponía un 23% menos de asistidos que en todo 2021.
Datos de balance que venían precedidos de una disminución exponencial de asistidos en los cuatro últimos años, toda vez que en 2018 fueron 9.428; en 2019, 3.866; en 2020, 1.810; y en 2021, 1.108, ejercicios estos dos últimos ya con medidas de carácter internacional para controlar la pandemia del coronavirus.
Los integrantes del ERIE de Cruz Roja en Motril son el primer contacto que tienen los migrantes a su llegada a tierra firme tras horas y a veces días de travesía en busca de una vida mejor. Estos voluntarios prestan una primera asistencia socio-sanitaria, y entregan ropa y alimentos a este colectivo especialmente vulnerable.
Ante el anuncio de una patera, el ERIE de Cruz Roja en Motril convoca a sus voluntarios y tras la asignación de puestos y la preparación del equipo se trasladan al puerto. Estos voluntarios realizan un triaje sanitario y social a los recién llegados, detectando si alguno presenta alguna circunstancia que recomiende su traslado al hospital, como puede ser en el caso de embarazadas o personas heridas durante la travesía.
Los voluntarios explican a los migrantes, siempre que es posible en su lengua materna, qué va a ocurrir en las próximas horas y les ofrecen alimentos, ropa limpia y la posibilidad de asearse antes de que la Policía Nacional los traslade al centro de atención temporal de migrantes.
El Gobierno, por otro lado, sigue pendiente del informe de seguridad encargado para adaptar las instalaciones del nuevo Centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE) después de que Interior detectara una serie de deficiencias que impiden su apertura hasta que sean subsanadas, según han confirmado fuentes de la Subdelegación del Gobierno.
Se trata de deficiencias en sistemas eléctricos y en otros puntos de las instalaciones que habrán de ser corregidas antes de la puesta en marcha del centro, para lo que no hay fecha concreta, según precisaron a principios del pasado mayo las mismas fuentes.
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