Golpe a los espigones de la Costa de Granada: el Ministerio rechaza el de la playa de Castillo de Baños
Medio ambiente
Transición Ecológica, que también es el impulsor de esta obra, no tuvo en cuenta "adecuadamente" los efectos sobre el medio ambiente del proyecto
La cercanía de una pradera de posidonia oceánica, una especie protegida y altamente sensible, principal motivo para descartar la obra
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Granada/Castillo de Baños dice adiós a la que iba a ser su playa. Al menos de momento. El Ministerio de Transición Ecológica ha emitido una resolución medioambiental desfavorable a la construcción del dique de 175 metros de largo y forma curva que estaba previsto en la población perteneciente al municipio de Polopos, y que iba a generar una playa seca del 30.000 metros cúbicos de arena, la cual suponía también una oportunidad turística para la localidad. Sin embargo, la presencia cercana de una pradera de posidonia oceánica, una especie vegetal altamente sensible y protegida, además de otras comunidades de especies en peligro de extinción, han sido claves para el rechazo del proyecto.
Este requisito era necesario para seguir adelante con un proceso que volverá a empezar desde cero, ya sea modificando el proyecto ahora rechazado o proponiendo alguna de las tres alternativas estudiadas en el documento de la Estrategia de actuación en la Costa de Granada, elaborado en 2017 y que es el informe base sobre el que se diseñó el proyecto general de todos los espigones de protección del litoral granadino, desde Maro-Cerro Gordo hasta la frontera con Huarea.
La resolución desfavorable de la Declaración de Impacto Ambiental fue emitida el pasado 1 de septiembre por la Dirección General de Calidad y Evaluación Ambiental (DGCEA), y publicada por el Boletín Oficial del Estado (BOE) el día 8. En la misma, la directora Marta Gómez Palenque concluye que el proyecto, denominado oficialmente Creación de playas en la zona de Castillo de Baños, en el término municipal de Polopos-La Mamola (Granada) "previsiblemente causará impactos adversos significativos sobre el medio ambiente, sin que las medidas de prevención y corrección previstas por el promotor", en este caso el mismo Ministerio de Transición Ecológica, del que además depende la misma DGCEA, "constituyan una garantía suficiente para la adecuada protección del medio ambiente".
El informe recoge las consultas y alegaciones de asociaciones ecologistas, diferentes delegaciones dependientes de la Junta de Andalucía, además del propio Ayuntamiento de Polopos-La Mamola, el Aula del Mar de la Universidad de Granada, y la Capitanía Marítima de Motril, lo cual da una visión global y documentada de la situación.
El objeto del proyecto era crear una playa seca de forma triangular que "protegerá de forma permanente" unos 85 metros de frente litoral del núcleo urbano de Castillo de Baños, en el término municipal de Polopos-La Mamola, "el cual no cuenta con la orientación necesaria para que naturalmente se desarrolle una playa seca, al estar girado frente a la posición de equilibrio. Esta actuación daría respuesta a la demanda socioeconómica de sustituir el muro de escollera que actualmente mantiene protegido al núcleo urbano de la acción del mar por playa seca". Además, serviría a la población para recuperar la playa que sí tenía antes de la construcción de la actual escollera.
Sin embargo, la Declaración de Impacto Ambiental ha encontrado riesgos "críticos" para fauna y la flora, sobre todo marítimas, a la hora de estudiar los efectos de una obra que comprende la construcción de un dique de 175 metros de largo y cinco de ancho y un relleno de 30.000 metros cúbicos de arena procedente de las ramblas cercanas de Gualchos y Haza del Trigo. De esta última, el estudio también echa para atrás la recogida de sedimento de esta al influir, el paso de los camiones, en una especie protegida de matorral que crece en los acantilados tierra adentro.
La principal afectación medioambiental por la construcción de este espigón es la presencia a menos de cien metros de una pradera de posidonia oceánica catalogada como hábitat de interés comunitario (HIC) y y una zona de bancos de arena cubiertos permanentemente por aguas poco profundas también de protección y preservación especial. En ambos entornos se han detectado durante los estudios 40 especies diferentes, de las cuales 24 se localizan exclusivamente en la pradera de posidonia, y cuatro de ellas animales en peligro de extinción: la patella ferruginea, un molusco de roca endémico del Mediterráneo; la pinna nobilis, otro molusco propio de este mar; el coral anaranjado o astroides calycularis; o la lapa saffian o cymbula safiana.
En cuanto al impacto generado por las obras sobre posidonia oceánica, se valora como un impacto "crítico", ya que "el aporte de arena a la playa, así como el movimiento de bolos pétreos y rellenos para la construcción del espigón, pondrá en suspensión sedimento marino que podrá afectar a la pradera directamente, a través del enterramiento de los rizomas, e indirectamente, debido a la turbidez generada que reducirá la capacidad fotosintética de las plantas". Por tanto, indica la DIA, "su actividad biológica que repercutirá a su vez en la densidad y biomasa de la pradera". "Una afección por la turbidez puede llevar consigo también una desestabilización de parámetros como materia orgánica y hierro, generando plumas contaminantes por el sedimento, que puedan desestabilizar las condiciones óptimas de la pradera, pudiendo afectarla de forma muy grave", concluye. Su alteración y el desmonte de la actual escollera, además, afectaría a las comunidades que habitan en ella y abriría las puertas a un vertido accidental de combustibles o lubricantes.
Posteriormente, durante la fase de explotación una vez concluidas las obras, permanecería el impacto "crítico" sobre la pradera de posidonia que centraliza la vida marina de esta zona del litoral granadino. "Se puede producir un enterramiento de parte de la pradera, principalmente en la parte situada más al oeste, por variación de la profundidad de cierre en un episodio marginal", que además sería "irreversible". Además, el nuevo espigón "supondrá un efecto barrera al transporte sedimentario, con la consiguiente alteración de la dinámica litoral, la modificación de la batimetría y la ocupación de espacios habitados por comunidades marinas, lo que supone una alteración de sus condiciones actuales por enterramiento de las comunidades bentónicas presentes debido a la deposición de los materiales, y por la creación de una obra similar a un arrecife que permitirá el desarrollo de otro tipo de especies". Por su parte, "la nueva playa generada una vez que el extendido de arena finalice y se estabilice, supondrá una alteración de sus condiciones actuales por el enterramiento de las comunidades presentes debido a la deposición de los materiales y la modificación de la batimetría en la zona de aporte de tierra", añade la Declaración.
Por lo que, "a la vista de lo anterior, se concluyen los importantes valores naturales que pueden ser alterados por el proyecto, especialmente el hábitat prioritario de la especie protegida posidonia oceánica, considerada una población relicta y de gran valor por su marginalidad dentro del área de distribución del Mediterráneo y la elevada biodiversidad que alberga". La Declaración además afea que "no se han tenido en cuenta adecuadamente los efectos del proyecto sobre el medio ambiente, y no queda debidamente justificada la seguridad que ofrece la realización del mismo frente al cambio climático". "Asimismo, atendiendo al análisis derivado de la documentación presentada en el Estudio de Impacto Ambiental y al informe emitido por el Servicio de Gestión del Medio Natural de la Junta de Andalucía, este órgano ambiental no puede garantizar que el proyecto en la alternativa elegida no suponga impactos ambientales severos sobre la biodiversidad y en concreto evitar el deterioro de un hábitat de interés comunitario prioritario, fuera de la Red Natura 2000", finaliza.
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