Fin de fiestas, música y calor: la Costa Tropical inicia el puente de agosto con las playas llenas

Las reservas en los establecimientos hosteleros de la zona se disparan con la llegada del puente de agosto

La Costa Tropical vive sus días grandes del verano con la celebración de las fiestas patronales

Multitud de personas disfrutan de las playas de La Herradura el 15 de agosto
Multitud de personas disfrutan de las playas de La Herradura el 15 de agosto / Alba Feixas

La Costa Tropical inicia el puente de agosto con playas llenas hasta la bandera. El olor a salitre y protector solar se entremezcla con el de las brasas de las barcas de espetos de los chiringuitos, el dulzor del algodón de azúcar y manzana de caramelo de las ferias que dan los últimos coletazos y las ganas de grandes y pequeños por disfrutar del mes por excelencia en las vacaciones. La Costa vive estos días un dulce letargo de largas jornadas de sol, calor y mucha playa, de turistas buscando aparcamiento o embadurnándose en proyector solar para evitar quemarse con el sol, pero también de sonidos de abanicos, tómbolas y coches de choque.

Hay ganas de salir, divertirse y pasárselo bien y eso se nota en las playas del litoral que acogen a multitud de personas de distintos puntos de la geografía. "No hay prácticamente ni un sitio libre", señala una mujer que no duda en sacar su móvil para inmortalizar la gran marea de sombrillas de colores que se ven en La Herradura. "Siempre hay un pequeño hueco si se busca bien", le contesta su acompañante mientras busca en la lejanía un lugar donde plantar su sombrilla.

El sector hotelero se muestra optimista tras la alta ocupación registrada durante julio y la primera semana de agosto, que no será muy diferente este puente del 15 de agosto. "Cuando el puente coincide con el fin de semana la gente se anima más a salir de su casa y hacer pequeñas escapadas", explican desde el sector. Además, el coincidir con las fiestas patronales anima a turistas y visitantes a desplazarse más y querer disfrutar de la playa, por lo que las reservas para comer o cenar en alguno de estos establecimientos se ha disparado. Nadie quiere quedarse sin sitio, y arriesgarse a llegar sin reserva puede suponer no conseguir mesa en el sitio deseado.

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