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Con lágrimas en los ojos y el estómago encogido, multitud de vecinos del paraje de Peña Escrita regresan poco a poco a sus viviendas para ver el alcance de las llamas y esperar que con un poco de suerte, las llamas hayan pasado de largo. En algunos casos, el inicio del incendio, que quedó estabilizado al filo de la medianoche de este pasado miércoles, les pilló fuera y no querían ni imaginar cómo estaba la zona tras vez el avance del fuego por redes sociales, sin embargo, a otros les pilló dentro de sus casas y tuvieron que irse con lo puesto y escuchando el fuerte crujir de la madera y los matorrales a su paso.
Los vecinos se sacuden las cenizas y hacen recuento de la zona afectada. Muchos de ellos son agricultores y ven como el trabajo que tanto les está costando sacar adelante por culpa de la sequía se ha esfumado en cuestión de horas. "Esto es una ruina para el campo, primero la sequía y ahora el incendio", explica Francisco Jiménez, uno de los agricultores afectados y que ha visto como su finca de aguacates y mangos se ha reducido a cenizas. Él se encontraba en Almuñécar cuando empezó todo y como otros muchos vecinos, pensó que cuando llegase al camino que hay más abajo de la zona en la que se inició, se cortaría, pero poco después se empezó a levantar viento y las llamas enfilaron dirección Los Mateo y Los Guerra, y el fuego alcanzó su finca. "Es normal que cruzase el río, estaba lleno de zarzales y de matas. Como tampoco llueve, no se limpian los barrancos, y eso se convirtió en un polvorín", lamenta.
A la mañana siguiente su hijo, que vive en Nerja, le llamó para decirle que el incendio había ido a más. "Me vine para intentar entrar en la finca, pero al principio del camino la Guardia Civil impedía el paso por todo lo que se estaba montando, pero conozco la zona, así que conseguí llegar por otro camino, sabiendo que si tenía que salir corriendo tenía varias vías de escape. Cuando llegué a la zona no sabía ni donde mirar, estaba todo consumido por las llamas, daba realmente miedo lo que se formó. Sinceramente, lo que más miedo me daba es que mi hijo se hubiese venido a la finca para intentar salvarla. Esto se convirtió en un infierno".
Unos metros más allá, Miguel Arellanos, otro agricultor de Lentegí que tiene en esta zona su finca de cultivo, vislumbra desde una de las lomas de la montaña el camino que hicieron las lenguas de fuego. "A mí se me han quemado más de 100 aguacates, no sé que vamos a hacer. Tampoco nos hemos puesto aún a calcular económicamente este desastre, no son solo los árboles y el trabajo que cuesta sacarlos adelante, es la tierra quemada, las gomas de riego que también se han quemado y hay que reponerlo todo".
Explica que cuando se enteraron del suceso intentaron acceder a la finca, pero a la altura de la cuesta del Marchante la policía los paró. "Nadie pensaba que la lumbre iba a llegar aquí, por la noche cambió el viento y se volvió incontrolable. Además, con la sequía que sufrimos en la zona desde hace mucho, había mucho secarral, y eso arde con mucha facilidad".
Pese a todo lo vivido, insiste en que "hay que agradecer que no ha sucedido ninguna desgracia mayor, lo principal era que ningún vecino se quedase atrapado, eso sí que hubiera sido una desgracia terrible".
Sobre las 20:15 horas del martes, el centro coordinador de emergencias del 112 Andalucía recibía la primera de más de un centenar de llamadas de vecinos de la zona alertando de un incendio en la zona del camino de Peña Escrita. Uno de los que vivió este infierno desde el principio es José María Cecilia, quien desde la terraza de su casa vio arder el monte. "Pensamos que el fuego no iba a llegar aquí, lo pasamos regular. A nosotros nos desalojaron de la vivienda el miércoles por la mañana, porque después de la noche de viento que hizo, el fuego cambió de dirección y se vino para nosotros. Me fui a lo alto de la loma que pertenece ya a la provincia de Málaga, y allí me quedé todo el día viendo como evolucionaba el incendio, hasta que vi coches moverse y ya me bajé y gracias a dios me encontré la casa intacta. El fuego sí que ha quemado parte de la finca, pero por lo menos la casa está bien".
Sentado en su terraza, tal y como se encontraba cuando vio el inicio de todo, mira con cierta resignación la negrura que dejaron las llamas tras de sí. "Fue todo mal, pero no podemos hacer nada, tenemos que aceptar lo que ha pasado y tirar para adelante. No queda otra".
Según las primeras estimaciones del Infoca, el incendio ha afectado a cerca de 600 hectáreas, en su mayoría forestales -unas 440 hectáreas- y 150 de uso agrícola o de otro tipo. Un extenso dispositivo de medios aéreos y terrestres han trabajado sin descanso en la zona para evitar que las llamas se propagasen, debido principalmente a la difícil orografía del paraje.
Durante la primera jornada, los trabajos se centraron en evitar que el fuego no alcanzase por su flanco oeste terrenos protegidos del Parque Natural de las Sierras de Almijara, Tejeda y Alhama, ya pasado el límite con Nerja, y así evitar que llegase a una zona forestal amplia en el límite de las provincias de Granada y Málaga, la cual conecta a su vez con el área protegida.
A muchos de los afectados, agricultores de la zona, no terminan de salirles las cuentas. Intentan a duras penas sacar sus plantaciones adelante pese a la falta de agua; sin embargo, el incendio ha supuesto una estocada de gravedad para muchos de ellos.
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