Una misión para extraer los plásticos y las redes fantasmas del fondo marino en Salobreña
Durante cinco días equipos de buzos especializados han trabajado a profundidades de hasta 30 metros para retirar los residuos plásticos del fondo marino
El fondo marino de la Punta de la Mona, un tesoro natural en peligro por los residuos
Los vecinos de la Costa Tropical miran desde hace años al entorno protegido de los acantilados y fondos marinos de Tesorillo-Salobreña sin poder imaginar el alcance real del daño que la piscifactoría que hay en la zona ha provocado a lo largo del tiempo tras los destrozos que sufrió durante un temporal. Varias jaulas se rompieron y sus restos acabaron varados en distintas playas cercanas o en el mismo fondo del mar, y gracias al trabajo conjunto de cerca de medio centenar de personas se han retirado multitud de redes de pesca fantasma y residuos plásticos.
Un problema medioambiental que han denunciado en múltiples ocasiones distintas asociaciones ecologistas, incluso se han realizado distintas limpiezas superficiales y se ha instado a las empresas responsables a que retiren las instalaciones que se han visto afectadas y la restitución de la zona a su estado original. Sin embargo, desde la asociación Coral Soul, que trabajan en varias iniciativas de recuperación de corales en el Mediterráneo, entre ellas, un proyecto de restauración en profundidad en la Punta de la Mona, decidieron investigar más a fondo, descubriendo solo la punta del iceberg de lo que ocurría en esta zona de la Costa Tropical.
Coral Soul y Gravity Wave, un movimiento impulsado por personas, organizaciones y agentes de la sociedad, unidos por la misión de lograr un océano libre de plástico, unieron fuerzas con la intención de recuperar este entorno marino y retirar la mayor cantidad de plásticos y redes posible. Una misión común que ha contado con el respaldo de diversas empresas, lo que ha permitido que durante cinco días llevasen a cabo gracias a un equipo especializado de buzos y barcos los trabajos, y que es tan solo el punto de partida en la lucha que mantienen por salvar y proteger los fondos marinos.
Un trabajo que iniciaron con el balizamiento y marcaje de las redes fantasma para, posteriormente llevar a cabo las tareas de extracción de los residuos y el reflotamiento de los materiales para su transporte a puerto, donde serán reciclados utilizando tecnología blockchain. Finalmente, los materiales recuperados serán enviados a las instalaciones de Gravity Wave en Málaga para su procesamiento y reutilización.
"Esta misión surge ante la necesidad de actuar por el peligro que corría la ZEC Acantilados y Fondos Marinos Tesorillo-Salobreña, durante muchos años se ha denunciado la situación que tenía esta factoría, pero solo se veía la parte de arriba, la que está fuera del agua. Un día nos sumergimos para ver exactamente había bajo el agua y por desgracia nos encontramos con una piscifactoría sumergida. Se realizó una actuación en colaboración con la Consejería de Agricultura y Pesca, pero las dimensiones del problema superaban cualquier expectativa porque cuando se pusieron a reflotar los residuos se vieron que eran jaulas completas", explica a Granada Hoy Marina Palacios, directora y cofundadora de Coral Soul.
Motivo por el que decidieron unirse a Gravity Wave para realizar la bautizada como 'Misión Salobreña' para seguir limpiando el fondo marino. "Hemos vivido una semana cargada de energía y experiencias, se han sobrepasado las expectativas que teníamos marcadas y ha sido muy bonito ver las sinergias que se han creado entre los componentes de los dos equipos, trabajando como si fuéramos uno solo, se ha implicado mucha gente con la intención de sanear el fondo marino", añade Palacios.
Por su parte, Ignacio Martí, responsable de Recolecta y Coordinador de la Operación Salobreña, señala que "ha sido muy emotivo" porque durante los trabajos localizaron algún pequeño coral, "nos da esperanza porque era una representación de que a pesar de todo hay vida que puede seguir prosperando en ese entorno, pero básicamente lo que nos hemos encontrado ahí abajo es una gran explanada con una cosa deforme que se va moviendo y que va arrasando con todo lo cubre. Las imágenes son bastante espectaculares. Solo el primer día se retiró una tonelada y media".
Al hilo, incide en que esta primera experiencia "ha sido una forma de probarnos a los equipos y ver como trabajamos juntos, la idea es repetirlo todas las veces que sean necesarias, aunque ojalá no hiciese falta porque significaría que está todo limpio y no hay redes", aunque en el caso de Salobreña "se ha retirado muchísimo material, pero aún queda trabajo por hacer ahí abajo, al final es un entorno dinámico que se va moviendo y algunas redes se van a entornos más profundos, otras se quedan en zonas someras, pero hemos quitado un volumen considerable".
Una vez retiradas las redes, tanto del fondo marino como las que se recolectan en los distintos contenedores que se ponen a disposición de las cofradías de pescadores, "se recogen para realizar una gestión responsable, se someten a un tratamiento de lavado y triturado, se preparan en función de la vía de producto que se quiera trabajar, aunque nuestro objetivo siempre es encontrar la manera de reintroducirlas para que sea circular. En un principio empezamos realizando paneles con los que se crean posteriormente mobiliario urbano y de oficina, y el año pasado pudimos desarrollar granza para aportar a la industria materia prima reciclada y fomentar más su uso", comenta Ignacio Martí.
La Misión Salobreña es un claro ejemplo de cómo la colaboración entre organizaciones y empresas puede abordar problemas ambientales críticos y realizar intervenciones efectivas en áreas que necesitan atención inmediata.
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