Un viaje al pasado para mantener la tradición en Murtas
Provincia
Bodega Cuatro Vientos celebra su VIII Parva, una fiesta en la que la folclore conquista lo enológico
Granada/La serpenteante carretera de Murtas es testigo desde bien temprano del discurrir de multitud de vehículos que, casi en procesión, enfilan el camino hasta la Bodega Cuatro Vientos. Un enclave privilegiado a 1.265 metros de altitud, situado en plena Contraviesa, entre la Costa y la Alpujarra, en el que conjugan el placer de disfrutar de la música y las tradiciones populares con el buen vino y unos impresionantes paisajes entre viñedos, y que celebra la fiesta de la VIII Parva, un evento que se ha convertido en una cita indispensable para multitud de personas, y en uno de los símbolos locales más identificables.
La Bodega Cuatro Vientos ha sabido unir la palabra vino a una dimensión mayor al incluir historia, paisaje y costumbre y mantener una de las tradiciones con más raigambre con las que cuentan en la zona como la parva, acto en la que de forma tradicional se separa el grano de la paja, tras la siega de la cosecha. Aunque esta acción se mantiene actualmente en distintos puntos de la provincia, en esta festividad se realiza como antaño y en la que los animales tienen un protagonismo propio para poder realizar estas labores.
"Hemos hecho una gran apuesta con nuevas instalaciones para realizar actividades como esta, en la que se recuperan tradiciones antiguas", explica Juan José Castillo, uno de los propietarios de la Bodega Cuatro Vientos.
Se trata de un sitio emblemático en la Contraviesa que cuenta con sus propios viñedos con 100.000 cepas plantadas, 28 variedades de vinos diferentes, y en el que se recuperan tradiciones típicas de la Alpujarra, además de contar con Centro Temático del Vino, los Museos de la Trilla y la Labranza, donde poder contemplar una amplia exposición de diversos aperos y de los utensilios agrícolas usados en la vida cotidiana durante el pasado.
Este gran parque tematizado alrededor de la cultura enológica cuenta con varios restaurantes, bodegas, nichos de botellas, catas dirigidas por el enólogo de la empresa, lugares de almacenamiento y envasado, rutas por los viñedos y mucho vino, y es que esta empresa familiar apuesta por la calidad y cuenta con la Denominación de Origen Protegida Vinos de Calidad de Granada.
"Esta parva es diferente porque se realiza como antiguamente se hacía la trilla, y se ve como el señorito tenía que ir a la Era para que no le robaran el grano. De hecho, la representación la realizan personas que tienen unos 80 años y que muchos de ellos lo recuerdan perfectamente y mantienen viva la memoria transmitiendo sus vivencias. También se apuesta por seguir difundiendo la tradición de la música trovera, a mucha gente que viene le sorprende bastante porque no es algo habitual de escuchar, pero es la que sonaba antiguamente cuando había una fiesta o una matanza, son fieles a la época porque era gente que sin ensayar en muchos casos, salían al escenario, se ponían en corrillo y empezaban a cantar y danzar", indica Castillo.
Al hilo, cuenta que es una apuesta por mantener la tradición que gusta mucho a la gente. "Hay mucho trabajo detrás de la Bodega, y es gratificante ver como cuándo se realizan este tipo de eventos la respuesta del público es tan grande. Viene gente de muchos puntos de la provincia, e incluso de otros lugares de la geografía española, además, es bonito ver cómo la gente más mayor que viene para disfrutar del día, se emociona y se van con una sonrisa tras recordar como era la vida antes, o ver la cara de sorpresa de la gente más joven que se sorprende y no se espera este modo de vida".
Una actividad que ha estado presente en la agricultura alpujarreña hasta hace pocos años, cuando se realizaban las labores de trilla en las eras comunales o en las particulares y los animales de tiro y carga formaban también parte del paisaje de los pueblos y los cortijos de la zona.
Juani e Inma, naturales de Murtas pero residentes en Motril, son dos amigas que no han dudado en pasar por la Bodega Cuatro Vientos para que sus hijos puedan conocer las tradiciones de antaño. "Ha sido de casualidad, veníamos a visitar a los padres al pueblo y al pasar por aquí hemos visto mucha gente, nos hemos acordado de que hoy se realizaba la fiesta de la parva y no hemos podido resistirnos a parar un rato. De pequeñas nos montábamos en los mulos y hacíamos la trilla y verlo ahora es revivirlo totalmente. Recuerdo cuando mi padre nos decía que nos montásemos en el mulo, nos trae muy buenos recuerdos", asegura Inma.
Por su parte, Juani muestra su alegría porque se mantenga esta tradición que permite que las nuevas generaciones estén en contacto con las pasadas. "Nuestros niños esto no lo conocen y les encanta verlo, y me parece genial que puedan conocer como nosotras nos divertíamos y hacíamos las cosas".
Juan de Dios y Daniela, sus hijos, que no han parado de hacer fotos desde que ha llegado, indican que les parece "genial" la iniciativa y "muy diferente, esto en Motril no se ve".
Y en una fiesta tradicional de estas características no podía faltar una banda sonora con música de cuerda al son de guitarras, laudes, bandurrias y violines. Así como las canciones que amenizaban el trabajo diario que realizaban los muleros y que demuestra que el folklore alpujarreño sigue vivo, y que esta comarca está considerada como la cuna del trovo.
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