Tribuna Económica
Joaquín Aurioles
Estabilidad financiera y geopolítica
Granada/El Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables tiene localizadas hasta 67 enclaves con riesgo de inundación en las comarcas que vierten sus aguas en la Cuenca Mediterránea Andaluza, y que forman parte de la Confederación Hidrográfica del Sur. La mayoría de ellas se encuentran en la costa oriental granadina, la que tradicionalmente ha tenido más historial macabro de riadas, aunque el sistema tiene también controladas numerosas ramblas y cauces secos asociados sobre todo al delta del río Guadalfeo y a la vega de Motril que tienen potencial inundable.
Este catálogo coincide casi al completo con la delimitación de Zonas Inundables del Rediam, de la Junta de Andalucía. Este visor de zonas inundables tiene la particularidad de que se representa la delimitación de las zonas inundables para un periodo de retorno de 500 años de los cauces estudiados hasta la fecha por la Administración Hidráulica de la Junta de Andalucía, y por la documentación la aportada por otras Administraciones públicas. El concepto de "periodo de retorno" es clave para comprender los mapas, ya que es el tiempo estimado que tarda en producirse una inundación histórica y extraordinaria, por el caudal de agua recogido, en una zona. En este caso, ese segmento de tiempo es de medio milenio.
Identifica 35 zonas o tramos inundables, algunos de ellos coincidentes, que cuentan con un periodo de retorno de 500 años y, según el catálogo de Áreas con riesgo potencial significativo de inundación (ARPSIs) del Gobierno central, la última gran inundación recogida en las ramblas y cauces de Motril hacia el límite con la provincia de Málaga está documentada en el año 1899.
Así, de occidente a oriente, en la zona de La Herradura se localizan cuatro puntos conflictivos en las ramblas de Las Tejas (que termina en la zona del campo de fútbol), del Espinar, y la desembocadura del río Jate, en el extreno más occidental del núcleo urbano y que ya alguna vez ha sido protagonista de riadas importantes. También cerca, presenta riesgos el arroyo de Cantarriján.
En Almuñécar se localizan otros siete cauces susceptibles de provocar graves inundaciones aunque con confluencias en diferentes zonas del casco urbano, como sucede con las desmbocaduras del río Verde y Seco, que inundarían más bien la vega que hay hacia Jete río arriba. Hay documentado que el mar penetraba hasta bien entrada esta zona cientos de años atrás. El efecto de las riadas también se notaría en la zona del río Seco por la cercanía de la rambla de Cotobro. En Velilla, la confluencia del barranco de Las Golondrinas y la rambla de Cabria están catalogados. Funcionaría de forma independiente el barranco de Enmedio. En esta zona hay que contar también con el efecto recaudador del barranco de Juan Pérez, en Otívar, río Verde arriba.
Ya en Salobreña, el catálogo periodifica con un periodo de retorno de 500 años inundaciones catastróficas en toda su Vega. El modelo tan solo deja emergido el promontorio que ocupa el casco antiguo y el castillo. Al igual que en Almuñécar, es una zona colmatada y ganada al mar con los siglos, lo cual la hace potencialmente inundable. Aquí, el principal peligro llegaba gracias al cauce del río Guadalfeo, el cual recoge aguas arriba todas las escorrentías de la Alpujarra. Ahora, la presa de Rules ejerce de parapeto. Sería la rambla de Molvízar la que más agua arrastraría desde las sierras interiores. El barranco del Cambrón, independiente, generaría riadas puntuales.
Conectado con Salobreña, Motril cuenta con ocho puntos de riesgo inundable. Con un periodo de retorno de medio milenio, toda la Vega es potencialmente inundable en este margen temporal. Y casi todo relacionado con el delta del Guadalfeo, como la conocida rambla de las Brujas, la más cercana al río.
El gran conflicto es el que puede presentar la rambla de Los Álamos, una zona completamente urbanizada en el casco urbano de la ciudad motrileña, que poco a poco fue expandiéndose hasta llegar al cauce seco de la riera. En ella confluyen varios barrancos, empezando por el de Pontes (el cual se sobrevuela por la autovía A-7), que conecta con el de Las Provincias. En el lado oeste de Motril, el barranco de los Díaz. Todos ellos confluyen en lo que se conoce como rambla de Los Álamos justo encima del estadio Escribano Castilla.
Esta rambla, ya fuera del casco urbano, permanece encauzada aunque no de forma muy ancha. Y presenta un último problema: choca, literalmente, con los muros del Puerto de Motril. De hecho, el encauzamiento se desvía bruscamente para acabar en el mar fuera del perímetro del puerto cuando la salida natural de la rambla coincide justamente con el espacio que ocupa el muelle de carga de la dársena de las Azucenas. Además, justo en ese punto existen una serie de tanques de hidrocarburos. No muy lejos, también está la rambla de Puntalón y la de Torrenueva.
Hablar de inundaciones en la Costa Oriental granadina es recordar la tragedia de Albuñol de 1973. El efecto castastrófico que tuvieron la conjunción de la rambla que pasa justo por delante del casco urbano, con la de Aldaya, donde actualmente está el campo de fútbol a la entrada de la población, hicieron que en su día se construyera un gran encauzamiento que ha evitado males mayores a posteriori. Sin embargo, sigue siendo una zona potencialmente peligrosa. Este miércoles estaba, precisamente, en aviso naranja.
Sus efectos se notan agua abajo, en la desembocadura en el mar, en La Rábita, un enclave construido en el delta formado por las escorrentías de esa rambla. Estas se alimentan de la cercana rambla de Los Chílchez y la de Huarea, casi en el límite con Almería. El sistema se repite en Castillo de Baños, donde confluyen las ramblas del Acebuchal y el Haza del Trigo, y en Castell de Ferro, donde las ramblas de Rubite y del Hornillo confluyen en Los Carlos y descienden hasta la playa de Cambriles. Al otro lado del castillo, la rambla del Romeral y la del Sotillo, presentan otro punto de conflictividad. Los barrancos de Vizcarra, Zacatín y Chozón son los puntos de potencial inundable en el campo de Calahonda y Carchuna
Aun así, las características de las zonas inundables de la Costa Oriental granadina se basan en barrancos independientes cuyos efectos se pueden amplificar su existe una zona llana o un delta, muy escasos en la zona. Así, en Melicena hay tres barrancos que caen directos al mar, dos en Los Yesos y otros dos en La Mamola, todos ellos delimitando los extremos de un casco urbano muy estrecho, el que queda entre la montaña y el mar, de apenas unos centenares de metros.
El cauce alto del río Guadalfeo, en toda su extensión desde Cádiar a Órgiva presenta diferentes riesgos de inundación por tramos. Estas aguas deben ser paradas, en principio, por el embalse de Rules. Pero tienen un gran potencial de inundación y riada también por la cantidad de barrancos que le alimentan, como el río Chico de Cádiar, o la rambla de Torvizcón, que presentó problemas hace pocos años. Además, el río Yátor y otro cauce que se desbordó este pasado verano como el del río Trevélez.
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