La afición del Covirán Granada, muy por encima del equipo

Granada/El Covirán Granada finalizó la temporada y lo hizo, como casi siempre, sumando una nueva derrota en su haber. Los de Pablo Pin no se jugaban nada y eso se notó en la cancha. Además, faltó a la cita Amine Noua, el mejor jugador con diferencia a lo largo de todo el curso, por lo que el talento en ataque se notó, y mucho.
Fue un día especial. Sobre todo porque no hubo reproche alguno a un equipo ya descendido. El mensaje ha calado en la afición y volver a Primera FEB no parece haber dolido en exceso. Los más de 4.000 espectadores que acudieron al caluroso Palacio de Deportes, donde parece que no se da con la tecla a la hora de controlar la temperatura del mismo pese al dineral gastado en la reforma, apoyaron en todo momento a los de Pin, que seguramente disputó su último partido como técnico salvo giro inesperado.
Lo más sorprendente llegó al final del choque cuando directivos y políticos se tiraron una foto con la principal grada de animación no se sabe celebrando el qué. Un momento que muchos no entendieron, porque había poco que celebrar. Tras tres años en la máxima categoría del baloncesto nacional, se volverá a una Primera FEB muy dura, con equipos, en muchos casos, con pasado en la Liga Endesa como Alicante, Orense, Gipuzkoa u Obradoiro, al margen de los tres que no suban en la Final Four que se disputará el próximo fin de semana que se celebrará en Madrid y que medirá al Fuenlabrada con el Palencia y a Estudiantes con el Betis Baloncesto. Y eso sin contar al otro descendido, el Leyma Coruña, que será un duro rival.
El choque ante Andorra sirvió, además, para que la afición homenajeara a los jugadores que mejor rendimiento han ofrecido. Fueron los casos de Jonathan Rousselle, Elias Valtonen o Agustín Ubal. También se le aplaudió a Pere Tomàs, al que Pin cambió para que recibiera una ovación de la que ha sido su afición en las últimas cuatro campañas y que no se sabe si continuará o no, pero su comportamiento, compromiso y trayectoria se mereció ese detalle por parte del cuerpo técnico.
En especial destacó Rousselle, que ha terminado la campaña a gran nivel y al que se le vio emocionado. La afición quiere que se quede y, pese a sus 35 años, configurar el nuevo proyecto sobre su figura sería empezar con buen pie la planificación del próximo curso. Todo lo contrario que este, donde se confió en un juego interior que, a priori, dejaba muchas dudas como así se ha podido comprobar. De hecho, en el Palacio de Deportes estuvo presente Cristiano Felicio, que recibió el cariño de la que fue su afición. El pívot carioca, al que tanto han echado en falta los rojinegros, se hartó de firmar autógrafos y, tras sentarse en la grada, terminó junto a David Iriarte a pie de pista.
Con el bocinazo final, se dio inicio a cuatro meses de mucha incertidumbre, pues hasta finales de septiembre no volverán a pisar el parqué los granadinos, que presentarán muchas caras nuevas.
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