El Covirán roza la proeza ante el Real Madrid

Granada/El Covirán Granada rozó la proeza ante el Real Madrid pero, finalmente, cayó por 79-84 en un duelo en el que mandó en el marcador durante algo más de 36 minutos, pero llegó agotado a los minutos finales en los que los madrileños no fallaron. Pese a la derrota, la imagen fue muy buena pero el resultado, el mismo de las últimas cuatro jornadas.

Tras la victoria del Girona ante el Barcelona, los de Pablo Pin arrancaron la cita igualados con el último clasificado. Quizá por ello, salieron extramotivados cuajando una excelente primera mitad en la que siempre fueron por delante en el marcador. Intensidad defensiva, trabajo colectivo del rebote y un gran acierto en tiros de campo permitió a los rojinegros mandar durante gran parte del choque.

Desde que Amine Noua anotó la primera canasta, pocos espectadores esperaban la imagen que ofreció su equipo ante todo un subcampeón de Europa y actual poseedor de los títulos de Liga Endesa y Copa del Rey. Con un 7-0 de inicio, los granadinos mostraron sus intenciones. Pero, lejos de durar poco tiempo, se prolongó a lo largo de todo el duelo. Con menos de cuatro minutos jugados y 11-2 en el electrónico, Chus Mateo se vio obligado a parar el choque.

Sin fallo en los tiros de dos por el 1 de 8 de los blancos en tiros de campo, era evidente que los porcentajes irían bajando y, aunque así fue, no bastó para que el Madrid pasara a dominar. Todo el que entraba a pista aportaba para alegría del cuerpo técnico, que no paró de hacer cambios para mantener el nivel físico que un rival de esa entidad exigía. Noua puso los diez de ventaja si bien, la peor noticia fueron las dos faltas cometidas por Jacob Wiley que lo condicionó. Entró Iván Aurrecoechea que llevaba dos jornadas sin jugar y también rindió y eso que delante tenía nada menos que a Edy Tavares.

Poco a poco, los madridistas fueron encontrando el aro y con Garuba de protagonista, se llegaron a poner a tres gracias a un triple de Llull que fue respondido por otro de Vicedo, aunque fue Scott Bamforth el que cerró el primer cuarto para dejar un 25-18 ilusionante. Un 70% en tiros de dos y un 60% en triples explicaba el rendimiento ofrecido en ataque, además de los siete puntos al contraataque y los 12 en la pintura pese a tener enfrente a jugadores con gran envergadura.

Quedaba por ver qué Covirán Granada se iba a ver tras los primeros diez minutos. Pero la imagen no cambió. La entrada de Ubal, que no había pisado el parqué en el primer periodo, le dio otro aire al juego ofensivo. El uruguayo volvió a demostrar su energía y anotó seis puntos seguidos tras el estreno de Aurrecoechea. Pese al triple de Abalde, los rojinegros lograron su máxima renta, 12 puntos (33-21), que se repitió en varias ocasiones en el cuarto. El impacto de Ubal fue contrarrestado con la entrada de Andrés Feliz quien, con cinco puntos seguidos, obligó a Pin a pedir tiempo muerto a 6:23 del descanso.

Como suele ocurrir cuando el preparador para el choque, su equipo salió del breve receso anotando gracias a cinco puntos seguidos de Jonathan Rousselle para devolver la docena en el electrónico. De nuevo Mateo paró el duelo, pero su equipo no terminaba de arrancar. Además, enfrente tuvo a un rival que no se desesperó cuando los blancos se acercaban, mostrando una gran madurez y pausa para mover el balón con criterio y encontrar al compañero libre para que anotara. A base de tiros libres, el Real Madrid bajó la desventaja pero dos triples de Noua y Rousselle terminaron con ambos equipos en los vestuarios con un 48-38 más que merecido.

La segunda mitad se inició de nuevo anotando Noua pero fue Gian Clavell el que le dio la máxima renta hasta el momento, 14 puntos, tras dos tiros libres. La tónica del juego de los locales no cambió...ni el escaso acierto de los visitantes que tardaron tres minutos en anotar. El público del Palacio de Deportes estaba entregado a su equipo y la ventaja fue aumentando hasta llegar a los quince (53-48). El trabajo en cancha trasera y en el rebote fue excelso. Era la única manera de plantarle cara a todo un Real Madrid.

Sin embargo, un parcial de 0-6 asustó a una grada que vibró con el alley-oop de Wiley a pase de Noua para romperlo. La renta rondó los diez puntos pero siempre había el temor de un global en contra que metiera de lleno en el choque al cuadro madrileño. Hugo González, con un triple, acercó a siete a su equipo pero los rojinegros, liderados por Noua, no cesaron en su empeño de seguir viviendo relativamente tranquilos. Y más con el matazo de Wiley tras una recuperación que vino acompañada de falta personal. Un 2+1 que vino muy bien cuando más atascado estaba el Covirán, al que se unió un triple de Bamforth para cerrar el cuarto 8 arriba (64-56).

En los últimos diez minutos, la presión por ganar pasó factura. Los de Chus Mateo se pusieron a cinco y Pin no se lo pensó, parando el ritmo del rival con un tiempo muerto. El Madrid olió sangre y no lo desaprovechó. Se puso a dos pero un nuevo estirón local tras no temblarle la mano en ataque a los rojinegros, devolvió la media docena de ventaja. Se escuchó el “sí se puede” en la grada pero con el cuadro blanco mucho más cerca. Bamforth a algo más de cuatro minutos y medio del final volvió a encender la instalación del Zaidín con un triple.

Con cinco abajo Campazzo, que había pasado sin pena ni gloria, asumió la responsabilidad y con un triple a 3:10 de la conclusión empató la contienda. Partido nuevo de 190 segundos pero el base argentino, con una bandeja, puso por primera vez por delante a los madrileños. Con ambos conjuntos en bonus, los tiros libres fueron claves y también las pérdidas. Y ahí el Covirán no estuvo fino en la recta final, otorgándole el triunfo a los madrileños.