El Covirán Granada logra ante el Almansa su tercer triunfo consecutivo (77-76)

Covirán Granada-Almansa | Crónica

El conjunto de Pablo Pin derrota a los manchegops en un partido feo que pudo decantarse para cualquiera de los dos contendientes

El Covirán ganó en un partido muy embarullado.
El Covirán ganó en un partido muy embarullado. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Granada/Mereció la pena la espera. El partido que debía haberse jugado el primer domingo del año por fin se pudo disputar... y ganar. Aunque bien se pudo perder. El Covirán Granada se impuso al Almansa por sólo punto (77-76) en un encuentro muy trabado en el que los dos equipos hicieron méritos de sobra para ser derrotados. Lo mejor, sin duda, la tercera victoria consecutiva, mientras que lo peor, las lesiones de Bortolussi y Pardina. La del alero catalán, la más preocupante.

El cuadro granadino notó en exceso tener que jugar su segundo partido en apenas 48 horas y también las pocas opciones que tiene en el juego interior sin Bamba Fall. Los manchegos lo sabían y no dejaron maniobrar demasiado en su ‘pintura’, beneficiados además por la falta de frescura de los anfitriones, que por momentos parecían estar fuera de juego.

El choque fue extraño. El Covirán dominó con claridad el primer cuarto, pero se fue diluyendo hasta dejar la iniciativa a sus rivales en el tercer cuarto. Al final, todo se decidió en el último minuto, cuando se lanzó la moneda al aire. Salió cara, pero pudo salir cruz.

Puesta en escena

No comenzó bien el cuadro rojinegro. En el primer minuto y medio no le había salido nada y los manchegos hicieron valer su velocidad para situar un 0-6. Fue un espejismo, porque en cuanto los granadinos se pusieron las pilas revertieron la situación en apenas dos minutos. Un trabajo defensivo con más sentido y tres triples consecutivos pusieron a los locales al mando. La mala noticia, que David Iriarte se tuvo que sentar antes del ecuador del cuarto al cometer su segunda falta personal.

Bropleh aparció en momentos decisivos.
Bropleh aparció en momentos decisivos. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

El cuadro visitante aguantó el arreón como pudo, pero toda la intensidad con la que salió se convirtió en imprecisiones, sobre todo en la pista delantera, lo que le llevó a estar más de cinco minutos sin anotar. No lo aprovecharon los de Pin para dar un primer paso hacia la tranquilidad al ver como se les empequeñeció el aro durante tres minutos.

En cuanto Bropleh volvió a abrir la lata desde más allá de la línea de 6,75, cayeron otros dos triples con los que el Covirán dobló en los guarismos a sus invitados (20-1, 8’30’’). En el tiempo restante del primer acto se intercambiaron canastas: 24-14.

Los locales pierden fuelle

El segundo cuarto comenzó como el primero, con un juego atolondrado por parte locl. En esta ocasión el parcial inicial se quedó en un paupérrimo 0-3 porque el Almansa daba muestras de no estar para muchos trotes. Como ocurrió en la apertura, los rojinegros no tardaron mucho en voltear la inercia, aunque en el marco de un partido deslabazado que se desenvolvía a ramalazos entre momentos de sequía y algún que otro bostezo.

Mediado el cuarto fue Pin el que paró el partido porque no le gustaba el juego de los suyos (31-23). A la vuelta a la pista poco cambió el decorado pues el ataque rojinegro siguió almidonado. Un triple de Chuso González colocó a los suyos a rebufo de los granadinos, empeñados en resolver, sin acierto, a base de triples (31-26, a 4’07’’ del descanso). Atascados y con escaso juego interior, el Covirán vio como el Almansa se metía cada vez más en el partido 35-34, 19’). El intermedio sirvió para cortar la preocupante caraja nazarí: 38-36.

Reanudación

Un triple del visitante Cvetinovic, una pesadilla en el tercer cuarto, fue la puesta en escena tras la reanudación. Los de Perelló comenzaron con fuerza y todas sus primeras acciones en ataque terminaron en canasta (43-47, 32’) mientras los locales se las veían y las deseaban para seguir el ritmo de sus invitados.

A los tres minutos del tercer cuarto los visitantes estiraban su ventaja (45-52). Lo preocupante no era lo que reflejaba el marcador, sino lo que se veía en la pista: poca intensidad atrás, escasas ideas ofensivas más allá de acciones aisladas e incapacitad para retomar la situación.

Joan Pardina, lesionado, no pudo terminar el partido.
Joan Pardina, lesionado, no pudo terminar el partido. / Antonio L. Juárez / Photographerssports

Cuando los guarismos se pusieron 47-56 debió saltar alguna alarma. Bastó que durante un minuto y medio se moviera el balón, Lluís Costa cogiera la batuta y se ajustara un poco atrás para, con un 6-0 made in Murphy se evitara que el Almansa se sintiera demasiado superior. Pero no hubo continuidad y los visitantes siguieron marcando el paso. La aparición de Bropleh y la intensidad de Pardina en el rebote se tradujeron en un marcador muy comprimido antes de afrontar el último cuarto: 61-62.

Christian Díaz falló un triple y Chuso González anotó desde su casa. Así comenzó cuarto acto en el que los nazaríes dieron muestras de demasiadas ansiedad. El devenir del partido por entonces no invitaba al optimismo salvo porque los invitados no se iban en el marcador a pesar de que tuvieron oportunidades para hacerlo.

Emoción y desenlace

Pin no esperó más para dar entrada a Costa. El base metió al equipo en la lucha por el partido, pero llegó la lesión de Pardina.

Tres tiros libres de Bropleh pusieron por fin al Covirán al mando (67-66, a 4’11’’ para el final). A trascartón, el escolta anotó un triple. Por delante, tres minutos que iban a ser una eternidad y en los que pareció que ningún equipo quería ganar.

A falta de 44 segundos, Lluís Costa perdió un balón en ataque y cometió personal para que Almansa entrara en en el ultimo minuto con un punto de ventaja (72-73). El base catalán se redimió en la siguiente acción con un triple tras un monumental rebote en ataque de Manu Rodríguez.

A falta de 12 segundos los manchegos fundieron a negro, el alero granadino cogió otro rechace en la pista propia y sentenció desde la línea de tiros libres. El triple postrero de Biviá no sirvió para nada.

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