Houston, tenemos un problema
El CB Granada suma otra derrota ante un rival directo en la lucha por eludir el descenso, como es el Alicante · La reacción final no pudo solventar las consecuencias de un lamentable segundo cuarto
El problema del Club Baloncesto Granada no es tan grave, de momento, como el famoso S.O.S emitido desde el Apolo 13 ni es sólo uno, pero como el conjunto que entrena Trifón Poch no dé con la tuerca adecuada puede darse un piñazo monumental al final de temporada. Las sensaciones que transmite el equipo desde que empezó el año no son nada halagüeñas: sólo ha hecho morder el polvo al último de la Liga, mientras que, además de perder con el Unicaja de forma contundente, no ha sido capaz de nada productivo ante el penúltimo y, ayer, contra el antepenúltimo. El motor chirría por no pocos sitios y a día de hoy sería incapaz pasar la ITV de la ACB: el juego interior hace agua en ambas pistas, se defiende mal y se ataca en muchos momentos al lío. Además, el balón oficial de la competición 'ha presentado quejas' a las más altas instancias, porque en las manos de los jugadores del CB Granada no hace nada más que ser estrellado contra el suelo a un ritmo tan constante como interminable. Los responsables del equipo, sobre todo los de los despachos, han de centrar sus esfuerzos en encontrar soluciones en vez de perder el tiempo en dar más importancia de la que tiene a las declaraciones de un ex jugador en contra del entrenador.
La visita a la cancha del Meridiano Alicante era más importante de lo que se podía presumir, pues una victoria abría espacios con los que están más abajo, mientras que una derrota, como así fue, sitúa al CB Granada como uno más de los que sienten de forma nítida la amenaza del descenso.
El partido se fue, una vez más, en un cuarto. En esta ocasión, el segundo, con un tiempo añadido tras la reanudación. Fueron más de 15 minutos en los que el cuadro granadino y su juego fueron totalmente a la deriva. Los alicantinos llegaron a tener una ventaja de 19 minutos y de ella vivieron hasta el final. El CB Granada pagó con creces los numerosos errores que cometió en ese tiempo. Su reacción al final fue un canto de sirenas.
Empezó el CB Granada con una ventaja de 0-4 que no fue a más porque en el juego ofensivo volvió a presentar los mismos síntomas que padeció ante Bilbao: escasas ideas en el ataque con poco movimiento de balón y apenas acto de presencia en la pintura local. Menos mal que los alicantinos ofertaron otro tanto en los primeros minutos, sobre todo con una retahíla de triples marrados. Ahí, los granadinos supieron cerrar bien el rebote, con especial mención a un Hendrix quien, por el contrario, no se dejó ver en la pista delantera.
Con un juego espeso por parte de ambos contendientes, las personales empezaron a mostrar su importancia. Así, Óscar Quintana tuvo que sentar en el banquillo a hombres tan importantes como Saw y Avdalovic, que vieron la segunda personal. La mayor parte de los primeros diez minutos contempló mínimas ventajas de los visitantes (6-11 fue la máxima). Y así acabó el primer cuarto: 16-18.
En el siguiente acto cambió el decorado. Como en los primeros compases el Meridiano se decidió a meter balones bajo el aro, donde Andriuskevicius anduvo a sus anchas, Poch se animó a meter en pista a Hendrix para compartir con Gutiérrez las responsabilidades interiores. Pero la decisión técnica no dio resultado, pues la presencia en la zona rival era cosa de los 'bajitos'... y de higos a brevas. Y se siguió botando el balón sin sentido, lo que facilitó recuperaciones a los alicantinos (hasta 15 pérdidas firmaron los granadinos en el primer tiempo) que, además, equilibraron su juego. Mientras los locales hacían pupa desde todas las posiciones, en el CB Granada apenas había creación, tanto que su juego ofensivo quedó a expensas de los tiros libres.
Con estos ingredientes, lo único que podía cocerse es la derrota. Poch intentó dar otro ritmo con Gianella, pero el recién renovado dio una imagen parecida a la pobre que estaban dando sus compañeros. Alicante se lo comenzó a creer y, cuando se dio cuenta de las debilidades visitantes, soltó lastre y se fue en el marcador con suma facilidad ante un equipo en la que cada pieza iba a su aire y no se comportaba como parte del engranaje necesario que se supone cuando se juega en equipo.
Con 14 puntos de desventaja (44-30) se reanudó la contienda. Y en vez de empezar a jugar con cabeza, el CB Granada quiso recortar por la vía rápida de los triples. Pero como ahí tampoco funcionaba, las consecuencias fueron, precisamente, las contrarias. A los tres minutos del tercer cuarto la ventaja levantina se fue hasta los 17 puntos (51-34). Unos segundos más tarde ya se vio con claridad meridiana que no había nada que hacer. Tras pasar por el vestuario, los granadinos no corrigieron ni uno de sus errores, pues todo quedó a la inspiración de cualquiera. Y sin sistemas no hay ideas. Y sin éstas, la nada. Mientras, el Meridiano continuó sumando puntos.
Tras llegar a 'ahorrar' hasta 19 puntos de desventaja (57-39, a 3'20'' para la conclusión del tercer acto), el conjunto de Poch aprovechó la lógica pérdida de intensidad local para recortar. Con Rannikko situado de 'dos' junto a Gianella, el CB Granada llegó a coger la estela de sus anfitriones (57-47).
Los doce puntos de desventaja (59-47) con los que empezó el acto definitivo se quedaron en nueve cuando Gianella anotó un triple. De forma increíble los granadinos se habían metido en el partido. A la par que el base argentino hizo acto de presencia en el partido, también subió a la escena una buena dosis de nervios en las filas levantinas. Con 61-54 en el marcador, el CB Granada desaprovechó un par de ataques para meter las cabras en el corral del Meridiano, que se sustentó con Andriuskevicius ante la defensa zonal planteada por Poch.
Un triple de Ingles colocó a los visitantes seis abajo (65-59, a 4'40'' para el final). Pero, tras anotar Llompart , Rannikko falló un tiro libre, mientras que Hill no hizo lo propio desde más allá de la línea de 6,25 (70-60, a 3'40''). Parecía que definitivamente se había dictado sentencia condenatoria, pero los jugadores del CB Granada todavía mostraron vergüenza torera. Pero el cupo de errores ya estaba agotado y los que se produjeron en el tramo final, como dos tiros libres errados por Hendrix junto a una pérdida en ataque de Ingles y un rebote defensivo no capturado, evitaron que se aspirara a una victoria que, de haber llegado, no hubiera sido merecida.
La derrota deja al cuadro granadino en una situación en la que los errores se pueden pagar en demasía. Para empezar, el próximo domingo no hay margen para el fallo ante el Xacobeo, pues otro partido perdido ante un rival directo haría que el CB Granada fuera carne de cañón para el descenso. Pero en este problema los de Poch se han metido solitos y a todos ellos les corresponde salir. Y Houston no está para deshacer el entuerto.
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