Ignacio Fontes: "Acudir a unos Juegos Olímpicos me da un poco de vértigo"
Entrevista | Granadinos en los Juegos
El atleta granadino, que competirá en 1.500 metros, tiene como objetivo entrar en una gran final de Tokio a la que sólo pasan doce de 45 participantes
Granada/Ignacio Fontes competirá por primera vez en unos Juegos Olímpicos. Un sueño hecho realidad que será efectivo cuando el 3 de agosto salte al tartán del Estadio Olímpico de Tokio en la eliminatoria de los 1.500 metros.
Posteriormente será la semifinal el día 5, aunque su gran objetivo es entrar en la final el día 7. Tres fechas que tiene clavadas todo el mundo del atletismo granadino.
¿Cómo se encuentra a las puertas de vivir sus primeros Juegos Olímpicos?
Con muchas ganas. Era un objetivo que tenía en mente desde hace dos años. Acudir a unos Juegos Olímpicos es fruto de mucho trabajo por mi parte y de toda la gente que lleva ayudándome, desde mi entrenador a los fisioterapeutas, mi familia... Estoy muy ilusionado porque todo ese trabajo se ha visto recompensando, pero lo único malo es que no habrá público en el Estadio Olímpico y eso va ser un poco frío. Al menos se van a poder celebrar tras dos años de dudas.
¿Una prueba sin público es muy distinta?
Por un lado no tendremos la presión de tener a gente mirándonos y, por otro, se escucha más todo, incluso a los contrincantes respirar, aunque al estar centrado en la carrera uno oye murmullo. El año pasado mi familia miró vuelos y alojamientos para acudir y los precios eran desorbitados. Al no haber público se echará de menos.
Va a vivir unos Juegos de una manera especial por las restricciones de la organización. ¿Qué os han comentado desde el COE?
Nos han enviado un protocolo donde se incluyen las normas de funcionamiento. Por lo poco que he leído, no hay que hacer cuarentena en la Villa Olímpica. Se está hablando mucho, pero tengo la sensación de que será un poco más laxo todo. No nos van a dejar salir de la Villa para visitar la ciudad y no sé como será la vida allí. Lo bonito de este tipo de eventos es conocer a gente, ir a comer y encontrarte con deportistas de élite y pensar, estoy aquí compartiendo espacio con Nadal, Djokovic o jugadores de la NBA, por ejemplo. Creo que habrá horarios de comida, pero al final, dentro de lo estrictos que puedan ser, será un poco más relajado de lo que se habla. Este año en las competiciones a las que he acudido se hablaba mucho y al final no ha sido tan estricto todo. Sí que es cierto que conforme los deportes vayan acabando, los deportistas se irán marchando y, en ese sentido, no es como en otras ocasiones.
A nivel personal, ¿cuál es su objetivo y qué sensaciones tiene?
Un objetivo realista para no quedarme con mal sabor de boca sería entrar en la final. Hace unos días, en Estocolmo, hice mi marca personal y me encuentro bien. Por la temporada que llevo, los entrenamientos que estoy realizando y mi marca del año, la decimocuarta del mundo, y teniendo en cuenta que hay atletas que me superan en marca y que entran doce en la final, estamos los 45 atletas en un puño. Puede pasar cualquier cosa, pero entrar en la final sería mi meta.
Cuando habla de una final de 1.500 metros de unos Juegos Olímpicos, ¿qué le viene a la cabeza?
En estos días lo piensas más. Uno echa la vista atrás, a cuando empecé con once años tras los Juegos de Pekín, que me llamaron mucho la atención viéndolos por la televisión. Ahí me entró el gusanillo y quién me iba a decir a mí cuando me inicié en este deporte, cuando iba a jugar a la pista con mis amigos, que unos cuantos años después iba a estar soñando con disputar una final de unos Juegos Olímpicos, que es lo más grande con lo que un deportista puede soñar. A lo largo de todos estos años he disfrutado mucho, conforme pasaba el tiempo iba viendo cómo evolucionaba y desde 2014 llevo compitiendo con la selección española. Ahora estar dentro y que sea realidad da un poco de vértigo pero han sido muchos años de trabajo. Este año ha sido de mucha presión y unos meses en los que no conseguía la mínima, pero al final se logró. Mi entrenador siempre soñó con la posibilidad de que fuera olímpico, y así será.
Cuando hace más de un año le prestaron una cinta para poder entrenar durante el confinamiento en casa, ¿quién le iba a decir todo lo que le ha ocurrido desde entonces?
Cuando pedí la cinta aún tenía la esperanza de que los Juegos se disputasen. Venía de hacer un invierno muy bueno y no quería frenar esa racha que llevaba de encontrarme bien, porque luego cuesta más coger el ritmo. Busqué esa solución y me permitió no parar ni un día. El verano anterior competí muy bien, hice una marca bastante decente y eso me ha permitido afrontar esta temporada con otra mentalidad y entrar en carreras de un nivel más alto. Se ha visto recompensado este año el trabajo del anterior. He entrado en el circuito de la Diamond League y corrido con rivales de alto nivel que son los que van a ir a los Juegos Olímpicos, y son carreras en las que es más fácil conseguir buenas marcas.
¿Le vino bien que se aplazara la cita de Tokio un año?
Personalmente me vino bastante bien. El año pasado nos pedían una mínima de 3:35.00 y mi marca era 3:39.11. Tenía que bajarla más de cuatro segundos. Tenía que haberlo hecho en torno a mayo o junio. El 3:33 que hice fue en agosto tras mucho más tiempo de entrenamiento post confinamiento, por lo que de haberse celebrado en 2020 no me habría permitido acudir. En este año me he sentido mucho más maduro, con más bagaje, otra mentalidad y más tranquilo porque sabía que la marca la iba a lograr sin tener que explotarme a entrenar.
¿Qué le han comentado de las condiciones climatológicas con las que se va a encontrar en Tokio?
Se comenta que va a hacer mucha calor y humedad. Me he preparado en El Algarve porque hace menos calor que en Granada y más humedad. En Tokio, quizá para un 1.500, no llega a ser tan determinante. Voy a estar allí diez días antes de competir y personalmente prefiero entrenar en las mejores condiciones. Si me pusiera a trabajar en condiciones extremas desde ya me desgastaría el triple. En septiembre pasado fui a correr a Doha y era algo horrible, pero corrí muy bien. Al final son poco más de tres minutos y medio en los que el tiempo puede afectar, pero no tanto como a los maratonianos o los atletas de marcha, que sí tendrán que entrenar en las horas más calurosas del día para ir adaptándose, pero no será mi caso.
¿Echará de menos a su entrenador en Japón?
Sin duda. A Tokio acuden algunos entrenadores que están contratados por la Federación. Mi entrenador Jesús Montiel, aunque ya lo sabía, está un poco triste porque lleva a dos atletas y seguro que le habría encantado ir. Esperemos que en París en 2024, si todo marcha bien y tengo opciones de acudir, pueda estar presente y los pueda disfrutar.
El hecho de acudir a unos Juegos Olímpicos, ¿cómo le repercute a nivel económico?
Por ir no tengo ningún beneficio económico, algo que cambiaría en función del resultado que obtenga. Para obtener la beca ADO hay que estar entre los 16 primeros, pero entrar en una final olímpica sí puede provocar que, a nivel de patrocinadores, la cosa cambie. Son muchas horas las que echamos y para ir a unos Juegos hay que dedicarle casi el 100% de tu tiempo. Al final lo hacemos porque nos gusta mucho, porque sino la mitad lo dejarían.
Al margen del esfuerzo diario, no deja de estar representando a un país. ¿Le merece la pena?
El deporte en ese aspecto es bastante sufrido. Si uno un año no obtiene un buen resultado, se puede olvidar de tener beca, pero es algo con lo que convivimos. Por eso, en mi caso, llevo de forma paralela los estudios porque soy consciente que hoy estoy arriba y todo el mundo me quiere mucho y quiere verme correr, pero el día que me pase algo, me lesione o llegue alguien mejor pasaré a un lado y el otro será la nueva estrella. Será el momento de dar un paso atrás y buscarme la vida porque esto no durará para siempre. Y el más claro ejemplo es el hermano de mi entrenador, Esteban Montiel, que estuvo en Barcelona 92, fue atropellado mientras entrenaba y se acabó su carrera.
A nivel de estudios, ¿cómo lo compatibiliza?
Estoy terminando cuarto de Medicina, tengo 23 años y me queda menos de la mitad de la carrera. Ya veo más cerca el final, he terminado el curso y ya estoy centrado en los Juegos.
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