Miguel Rodrigo: "El fútbol sala es creatividad, fantasía e imaginación"
Miguel Rodrigo | Entrevista
El técnico granadino que dirige la selección de Vietnam de fútbol sala afirma que volver a entrenar en España es una posibilidad, "aunque todavía no es el momento"
"Quiero ser un gran embajador de Granada", declara Rodrigo, que vuelve a disfrutar de un verano en su tierra
Granada/Afirma que es entrenador "por accidente", pero su dedicación y pasión por el fútbol sala expresan lo contrario. Tras varios veranos alejado de su tierra, Miguel Rodrigo disfruta de unos días en Granada antes de viajar a Chile para ejercer su función de instructor FIFA.
El seleccionador de Vietnam demuestra estar al día de la actualidad del futsal en todo el globo. Rodrigo espera algún día volver a entrenar en España, pues este año se ha cumplido una década de su marcha, aunque confía que su aventura dure unos años más.
Este mes tiene una estancia en Chile, ¿qué va a hacer allí?
Soy instructor FIFA y una o dos veces al año la FIFA nos envía a la promoción de fútbol sala en países que lo necesitan. Ocasionalmente me piden naciones que tienen desarrollo, pero con alguna carencia. Ahora voy a Chile porque han pedido un curso. El organismo tiene programas de desarrollo muy ambiciosos. Voy a estar una semana en Chile para impartir un curso a 35 entrenadores. Hay que dejar siempre una idea de corporativismo y que ellos puedan crear un estilo de fútbol sala propio.
¿Pasa buena parte de sus vacaciones aquí o está muy ajetreado?
El concepto vacaciones para mí es muy relativo. En los últimos cinco años se ha restringido únicamente a Navidad cuando he podido venir realmente a disfrutar sin preocupaciones. El último año en Japón no pude tenerlas y en el de Tailandia fue el Mundial de Colombia y estuve preparándolo. Estos dos últimos años la Federación Vietnamita me ha prestado al club campeón para jugar la Champions League, que es en agosto. Llevaba mucho tiempo sin disfrutar de vacaciones de verano. Mis verdaderas vacaciones son en febrero. En el sureste asiático las llaman el DET, que son las del año nuevo chino. Ahí tengo dos semanas y las aprovecho siempre para viajar y conocer esa parte del mundo. Hemos ido a Filipinas, Sri Lanka o Australia.
Han pasado diez años desde su marcha a Japón. ¿Se ha acostumbrado?, ¿tiene ganas de volver?
Me he acostumbrado. Ganas siempre las he tenido desde el primer año. Quiero ser un gran embajador de la ciudad de Granada y siempre cuelgo cosas de la ciudad en mis redes sociales porque las echo de menos. Yo empecé esto por una aventura personal deportiva y de vida. Antes de que la crisis empujase a otros yo había estado ya en Italia y Rusia. Me gusta viajar y el deporte me permite conocer mundo. Lo inicié especialmente por ofrecer esa experiencia a mi familia. Yo me marché con un niño de dos años y otro de cinco. Quise ofrecerles una visión del mundo que ofrezco también cuando me invitan a dar una charla en algún instituto. El mundo es muy grande y merece la pena conocerlo. A mí viajar me ha cambiado mi forma de entender el día a día en Granada. Te vuelve tolerante con muchas cosas y te hace ver la intolerancia y mala educación que hay en otras. No tengo la necesidad de volver aún, aunque cada vez me cuesta más arrancar cuando vuelvo en Navidades. Como no hay mucho dinero en fútbol sala, dar el regalo a mis hijos de estar en colegios internacionales de alto nivel educativo es lo mejor que puedo ofrecerles como padre. Quiero marcarme el inicio de la universidad de mis hijos, para lo quedan cinco años, como el momento en el que regresaré a España. En el deporte es difícil saber lo que va a ocurrir.
Entonces, contempla la opción el volver a entrenar en España.
Sí, me gustaría. Al fin y al cabo en España es donde menos he entrenado siendo español. Cuando salí fuera he estado dando siempre mucho de mí y también recibiendo mucho. Es verdad que he descuidado a veces mi mejora personal. Competir en la LNFS implica que los jugadores puedan estar a tu altura o por encima en toma de decisiones y conceptos tácticos. Los otros entrenadores están como mínimo a tu mismo nivel y entonces esa alerta continua de mejora te obliga a dar y recibir de ellos. En Asia es diferente porque tienes un conocimiento superior del juego. Trato de actualizarme para mantener ese estímulo de mejora.
Llegó a Vietnam para comenzar un nuevo ciclo de la selección. ¿Cómo están trabajando el futsal vietnamita?
La persona que lleva todo, que es el gran presidente del fútbol sala, se fijó en la línea del fútbol sala español. Lo conocí en 2009 y ya nos hicimos buenos amigos. Me pidió consejo y le dije que el que mejor podía ofrecer era que invirtiera en entrenadores. Mi asistente italiano en la selección de Japón se marchó allí y él vio la diferencia enorme que había con los asiáticos y mantuvo la línea con Bruno García, que ahora está conmigo. Ya tenemos selecciones sub12, 17 y 20. Hay saltos de edad un poco particulares porque no hay volumen para todo. Los jugadores viven en régimen de masía, se les paga la escolarización, por lo que entrenan a diario profesionalmente y van al colegio. El objetivo del presidente, el señor Tu, es competir en el futuro con Irán, Japón, Tailandia y Líbano y poder ganar algún día un campeonato de Asia. El año pasado estuvimos muy cerca en clubes. No hay que olvidar que este hombre es el dueño de varios clubes, entre ellos el campeón. Todos los jugadores de selección están ahí y esto supone una enorme ventaja para jugar la Champions League en agosto. El objetivo final es volver a jugar un Mundial. En este ciclo me marcaron dos metas : jugar una final de un campeonato asiático y ya lo hemos hecho como club. Luego hay otro segundo campeonato que se llama AFF y Tu quiere jugar esa final porque es un torneo muy prestigioso en el sureste asiático. Los dos años nos han eliminado en semifinales por penaltis en las series finales. Yo ya he cumplido con una parte de mi palabra y quiero marcarme el logro de llevarnos a una final de la AFF. Clasificarnos para el Mundial de Lituania de noviembre sería el cumplimiento del ciclo que va paralelo a crear toda la estructura de cantera
¿Cómo ha evolucionado el fútbol sala en Asia en la década que usted lleva allí?
Mucho. La prueba está en el último Mundial, en el que el tercer clasificado fue Irán. Esto era impensable antes. Nosotros fuimos novenos con Tailandia. Estuvimos a punto en la prórroga de ganar a Azerbaiyán, que contaba con seis brasileños, incluido su entrenador, Miltinho, uno de los más prestigiosos del mundo. A falta de seis minutos ganábamos 7-5 y sólo el aspecto físico nos privó del triunfo. Mis jugadores comen arroz blanco y una sopita de noodles y el resto come carne, proteínas y demás. Nos fundimos y perdimos en la prórroga. Hubiéramos pasado a cuartos por primera vez una selección asiática que no fuera Irán, que ya lo había hecho. Quedamos novenos por ranking y por goles, algo que había hecho también con Japón. El fútbol sala asiático está ahí. Tiene problemas de corrupción y organización en las federaciones, pero es un deporte muy seguido. He disputado partidos en Tailandia con 12.000 espectadores. Vietnam mete 4.000 espectadores en su campo más grande. El factor diferencial ha sido la llegada de entrenadores extranjeros, buena parte españoles. Hemos llevado conocimiento y tenido la suerte de que han salido muy buenos técnicos en Asia. A veces nos dicen que muchos de los buenos estamos fuera (risas). Las federaciones se han dado cuenta de que con muy poca inversión están apareciendo en campeonatos de Asia y del mundo.
¿Ha podido seguir con frecuencia la LNFS durante la pasada campaña?
Sí, veo partidos cuando tengo ocasión. Es la mejor liga del mundo a nivel organizativo, sin ninguna duda. Tenemos un problema respecto al relevo generacional de los jugadores nacionales. Los brasileños han cogido ya ese relevo con figuras como Pito, Dyego o Ferrao. En España, los Miguelín, Sergio Lozano, Lin o Rafa Usín tienen ya una edad y no veo continuidad. Dicho esto, cuando veo a los equipos españoles jugar aprecio el hecho de que nos copian muchísimo. Fulvio Colini, entrenador del campeón de Italia, el Pesaro, dijo en uno de los partidos de la final transalpina que el encuentro había sido digno de la LNFS. Es muy complicado que Fulvio Colini diga algo así porque le cuesta echar un piropo a los españoles. Los portugueses aprendieron mucho de nosotros y los asiáticos, ahora también. He visto unas series finales alucinantes entre Pozo y Barça. Hay que reivindicar el papel de los árbitros, que se les ha criticado mucho. Cambiaron el criterio tras la Copa del Rey y han permitido mucho el juego ofensivo, empezando a pitar todos los agarrones y empujones. Han convertido los play off en el deporte que yo recordaba cuando me fui. En Vietnam hemos hecho un programa para analizar a los jugadores dominantes a lo largo de la historia del fútbol sala, así como sus gestos técnicos y tácticos para mostrarlos a los jugadores y reproducirlos en los entrenamientos.
¿Ha perdido peso la figura del jugador que puede marcar diferencias individualmente?
En mi generación nos pilló la edad de oro de brasileños y españoles. Los que hay ahora son muy buenos, pero es otro tipo de fútbol sala. Ahora ya hay preparadores físicos específicos de fútbol sala y se entrena en gimnasio con naturalidad. En esa época, pisar un gimnasio era más complicado. Sigue habiendo figuras individuales como Ricardinho o Sergio Lozano, que ha jugado una final espectacular. En aquella época se enfrentaban dos generaciones de oro y un detalle daba la victoria. Había siete determinantes en lugar de uno. La gente lo achaca también a que los entrenadores nos hemos vuelto más tácticos y es verdad. Yo hablo negativamente de los preparadores matrix, que han conectado su cerebro con la pizarra y las flechas. Reivindico que eso no tiene vida si no se dota de fantasía, creatividad e imaginación. Venimos de un fútbol sala que era táctico, pero se valoraban muchísimo por encima de los corsés esos matices. En 2012, en el Mundial de Tailandia, estaba viendo la final y me fastidió la derrota como español, pero la toma de decisión de Neto para decidir fue salirse de las fechas, lo que sorprendió a los españoles. Reivindico ese tipo de talento. Como entrenador he descubierto que el talento es lo que marca la diferencia en los metros finales. Hay que tener la libertad de decirle “juégatela” a un jugador en los últimos quince metros.
La selección femenina de fútbol sala ha sido campeona del primer Europeo de la historia. ¿Por qué tiene menos repercusión que el papel de la selección femenina de fútbol en el pasado Mundial?
El fútbol sala es un deporte poco cuidado para el número de practicantes que tiene y la poca atención que recibe de los medios de comunicación. Con mucho esfuerzo, sacrificio y muy poca ayuda el jugador o jugadora de fútbol sala consigue darle a su país más que otros deportes. El fútbol es el deporte rey y sería estúpido ponerme a su altura, pero es cierto que las chicas del fútbol sala consiguieron ser campeonas de Europa y las chicas del fútbol han recibido más atención durante el Mundial. En deportes masculinos sí lo puedo comprender, pero en chicas, donde el nivel de amateur es similar, si que hay un pequeño escalón. Reivindicaría un poquito que el fútbol sala femenino hubiera tenido el eco que ha tenido el fútbol. En el masculino no puedo reivindicarlo porque un salario de Cristiano Ronaldo puede pagar todas las ligas de fútbol sala del mundo. En el fútbol sala femenino casi todo es pasión porque dinero no hay mucho.
El año que viene se celebrarán de nuevo unos Juegos Olímpicos sin fútbol sala.
Una vez me dijo un representante de la Federación China que esto cambiará el día que el fútbol sala sea olímpico. Han hecho un test en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Argentina, donde la final femenina de fútbol sala entre Japón y Brasil llenó un pabellón. Fue el deporte bajo el juicio de FIFA y del Comité Olímpico que tuvo más éxito. Espero y deseo que pronto sea un deporte olímpico, pues sería un despegue brutal para el fútbol sala, cambiaría este deporte.
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