EL POLIEDRO
Tacho Rufino
Alguien miente, ¿o son todos?
Granada cf-las palmas
granada/Esta temporada, por descontado, y en anteriores cuesta recordar algún partido en donde el Granada y su afición derrotaran a un equipo con mayúsculas como la Unión Deportiva Las Palmas. La segunda victoria en Liga del conjunto rojiblanco fue un dechado intensidad, de comunión con la grada, de esfuerzo físico y, sobre todo, de fe. De esperanza en que todavía hay que dar a este equipo por vivo, pese a que permanezcan detalles, lastres de toda la temporada como el pánico cerca del propio arco y la dificultad para marcar goles. La unión hizo la fuerza y no deberá flaquear en las 17 jornadas que quedan para que este Granada se plante en el mes de abril con los números que le permitan pelear.
Fue un partido de los que hacen afición por la intensidad que puso el Granada y la calidad que desplegó el conjunto canario. Pudo ganar cualquiera. De hecho, el empate hubiera sido hasta justo por la cantidad de ocasiones marradas por ambos conjuntos . Pero el gato al agua se lo llevaron los rojiblancos por la inspiración de un jugador que llevaba intentando marcar el gol que marcó ayer desde hace muchas jornadas. Andreas Pereira, en 17 minutos de juego, recibió una pelota servida a trompicones por Carcela-González, enorme y con ganas de demostrar mucho tras pasar sin pena ni gloria por la Copa de África. El brasileño de origen belga controló elevado y soltó un zurriagazo desde la frontal cuya parábola era imparable para Javi Varas (17').
Golazo y el Granada por delante muy pronto, como el día del Sevilla, hasta ayer la única referencia de tres puntos del presente curso.
Esta acción del 1-0 se originó en el nuevo gen identitario que parece haberle inculcado en esta semana de casi pretemporada Lucas Alcaraz a los suyos, conjura incluida en la jornada de ayer. Este Granada fue muchísimo más intenso y competitivo que en todo lo que va de curso. Desde el comienzo del choque puso las bases de lo que iba a pasar durante los ochenta y nueve restantes. Presión altísima con el fin de cercenar todas las vías de combinación de un equipo que gusta del tiki-taka y del recreo de sus figuras rutilantes surgidas de la talentosa cantera amarilla. Con el empuje tan alto, la UD Las Palmas erró en la salida de la pelota, por eso le entregaron el esférico a Carcela para que generara el 1-0 Pereira.
El problema iba a ser mantener el tono físico durante todo el partido (que se consiguió), porque pese al buen hacer en la colocación y la presión, cuando a trancas y barrancas sacaban la pelota, ahí volvía a sufrir el equipo rojiblanco. Cerca de Ochoa, el Granada se cierra mucho y dejaba segundas opciones a los de Setién.
Y es que el Las Palmas gozó de muchísimas ocasiones durante todo el encuentro, sobre todo cuando se tocaban los minutos finales. En el primer tiempo, un cabezazo de Bigas completamente solo dentro del área que se fue desviado pudo ser la respuesta al tanto de Pereira. Pero en la segunda fue el despiporre. Primero, uno de los asistentes de Del Cerro Grande anuló un gol visitante por fuera de juego claro al poco de reiniciarse el encuentro. Luego, en una cabalgada de Bigas desde el centro del campo que finalizó con un disparo ajustadísimo al poste (56'). EntróJesé, el flamante fichaje galáctico canario, que fue incapaz de acertar en dos mano a mano con Ochoa, que volvió a salvar al Granada, aunque afortunadamente esta vez fue para sumar tres puntos.
Sólo por eso, también mereció marcar Las Palmas. Pero el Granada no le fue a la zaga. El joven Aly Mallé opositó a salir del campo con un gol en su haber. Incluso incapaz de correr mucho más, presionaba y se sumaba al ataque. A los cinco de la reanudación se quedó solo ante Javi Varas pero tiró fuera. Poco después tiró a las manos del meta sevillano. Boga erró también ante el portero, y todo ellos sin contar con los muchos saques de esquina que no aprovecharon los de Lucas Alcaraz.
Conforme se acercaba el final, el público más metido estaba. Presionaba más al árbitro y a un rival que, aunque el Granada se defendió como gato panza arriba, vio como en los instantes finales los rojiblancos incluso se permitían el lujo de tener la defensa en el centro del campo. Era la línea seguida por el equipo en todo el partido. Presión altísima y descaro. Cuanto más embarrado jugada el rival, mejor.
Sigue habiendo problemas viejos y conocidos, pero la victoria de ayer tenía que basarse en el corazón. Para que la gente pueda creer. No todos le ganan a Las Palmas, y menos el ex colista. A cinco puntos.
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