No hay color

Granada-jaén

Federico Aguilera / Granada

10 de mayo 2010 - 07:15

No hubo ladrón que robara la ilusión. El Granada campeonó y todo salió a pedir de boca, como soñaron la noche anterior los miles de espectadores que vivieron una tarde inolvidable.

La fiesta comenzó mucho antes de que se iniciara el decisivo encuentro. El club hizo un llamamiento para que los hinchas se acercaran al coliseo del Zaidín dos horas antes del partido, por lo que el bullicio era considerable a las cuatro de la tarde.

La marabunta recibió uno a uno a los jugadores cuando llegaron a Los Cármenes en sus vehículos particulares. También con cánticos poco cariñosos al autobús del Jaén. La amistad entre ambas aficiones ya ha quedado atrás, mas esta vez hubo sentido común y nadié 'se coló en el maiz'.

La afición sí que se tomó en serio lo de entrar con tiempo al estadio. Minutos antes de que a las cinco menos cinco de la tarde se abrieran las puertas -no todas las existentes- las colas eran interminables, sobre todo para acceder a los fondos. Eso sí, estaba garantizado que cuando los jugadores salieran al campo, a la hora de hacer el mosaico, nadie iba a estar aún a la carrera en busca de su asiento, como tantas otra veces.

Igual que durante toda la temporada, el respetable se dejó la garganta animando a los suyos y, ayer por fin también, festejando el alirón liguero. A los cánticos de siempre, en la tarde más feliz para el deporte granadino de los últimos años se unió el clásico 'campeones, campeones'.

Empezó a sonar con fuerza, con el estadio siendo un clamor, cuando Dani Benítez firmó el 2-0 para echar el candado a la primera plaza, cuando ya estaba claro que ni Melilla, ni Jaén, ni árbitro canario, ni mala suerte, ni gaitas, que el Granada era el mejor de grupo y hoy estará en el bombo con los mejores de Segunda B.

Mientras por megafonía se recordaba que nadie saltara al terreno de juego a la finalización del duelo, los numerosos efectivos policiales tomaron posiciones en todo el perímetro del césped para abortar el intento de salto de posible intrusos, que no los hubo.

Y con el pitido final se desbordó la alegría... a medias entre la plantilla. Aunque Fabri piense que no hay aún nada que celebrar, los no convocados bajaron al piso y muchos jugadores se pusieron una camiseta roja con la leyenda 'Campeones'. Pina, que se había dejado ver antes del choque saludando a la 'Sección Kolokon', volvió a festejar el entorchado liguero con la misma agrupación y el resto del estadio.

Algunos jugadores se metieron rápido para vestuarios, otros como Lucena, Tariq, Rubén y Cámara recorrieron el campo saludando a todos los sectores, Ighalo se pegó unos pases toreros a una mano con un capote, Berrocal le enseñó la diferencia que hay con la muleta y repitió los pases mucho mejor, a dos manos; Pina los abrazó a casi todos....

Y mientras, casi todo el público seguía en sus asientos sin dejar de cantar. Con las luces del campo ya apagadas, cientos de personas se volvieron a congregar, cuatro horas después, fuera del estadio para volver a vitorear a los jugadores a su salida. Ojalá la fiesta se repita dentro de quince días.

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