Sin nada que decir, sin nada que hacer (0-4)

Granada CF-Real Madrid

El conjunto de Joaquín Caparrós es goleado por un Madrid muy superior que manda de principio a fin Un gol de Ronaldo antes de los dos minutos rompe todos los esquemas con los que los rojiblancos saltaron al campo

Foto: A. Cámara
Foto: A. Cámara

Las palabras de Joaquín Caparrós en la previa del partido se habían erigido en protagonista en todos los medios de comunicación de España y parte del extranjero. Pero llegado el momento de 'hablar' sobre el césped, el equipo que entrena el utrerano no tuvo ningún argumento ante un Real Madrid que está en un momento excepcional de juego. No es que el Granada jugara un mal partido, pero no pudo hacer nada ante un rival infinitamente superior que metió cuatro goles y que hubiera metido alguno más si hubiera querido. El conjunto blanco anda sobrado. Se vio de forma tan clara como meridiana en Los Cármenes. El actual campeón de Europa jugó a lo que quiso y cuando quiso, controló el partido, llevó el ritmo, se gustó en los pases al primer toque, tanto que ofreció un gran repertorio de taconazos. Quiera o no el técnico granadinista, el Real Madrid pasó ayer por encima de su equipo al igual que lo ha hecho con otros anteriormente.

Las intenciones de Caparrós por intentar evitar lo inevitable se vio en el once que saltó al campo, con la presencia de Eddy en el centro del campo en lugar del sancionado Fran Rico. El entrenador quiso dar guerra en el aspecto físico a sus invitados, pero todo se fue al traste en menos de dos minutos. Todo saltó por los aires cuando Carvajal le robó la cartera a Murillo sobre la línea de fondo y se la puso a Benzema para que el francés diera medio gol a Ronaldo, que marcó a placer.

En cierta manera el tanto quitó presión a los rojiblancos que, sin mucho convencimiento, intentaron estirar sus líneas. Alguna vez se plantaron al borde del área merengue, pero sin más. El Madrid, por su parte, fue a por el control del balón a sabiendas de que las ocasiones caerían por el propio peso de su superlativa superioridad.

Isco, desde muy lejos, casi encontró la escuadra de Roberto antes de los diez minutos. Poco después, la falta de concentración de los granadinistas se puso de manifiesto en una falta que sacó el Madrid y que pilló a contrapié a casi toda la defensa. Del susto no se libró nadie. Al cuarto de hora fue James el que disparó alto. Sólo había transcurrido un cuarto de hora y nada había contrariado el guión previsto.

Bajo el control absoluto de los visitantes y con Isco marcando el compás, pudo llegar el segundo en el 25'. Los del Madrid aprovecharon las lagunas del Granada en su banda izquierda para enlazar una jugada de toques que acabó con un taconazo de Ronaldo, que dejó el esférico a Carvajal, pero el de Leganés optó por chutar a romper y estropear la jugada. Fue la antesala del segundo, porque a la media hora James se sacó de la chistera una volea desde la esquina del área. El colombiano buscó el palo largo y el ¡oohh! generalizado se propagó por la grada a la par que el esférico entraba por la escuadra de la portería de un impotente Roberto.

El Granada tuvo una pequeña reacción con su primer disparo a puerta. Tal honor le cupo a Murillo, pero su falta de convicción se tradujo en un balón blando a las manos de Casillas (34'). Los diez minutos restantes del primer tiempo fueron un querer y no poder por parte de los locales.

Con los ánimos calmados se reanudó el choque. El Arabi tuvo que salir en lugar de un lesionado Success. Casillas y Roberto respondieron con solvencia a los respectivos chuts de Córdoba y Ronaldo en los primeros compases del segundo acto. La siguiente acción acabó con el balón dentro de la portería de Roberto. Ronaldo, con el tacón, asistió a Benzema que, solo ante Roberto, tuvo todo el tiempo del mundo para decidir a qué palo ajustar su disparo (53'). Dos minutos después Marcelo envió al balón al larguero. Y tres más tarde no llegó el cuarto porque el destino no lo contemplaba. Fue otra jugada colectiva de los blancos, con el enésimo taconcito incluido.

Rochina, que poco antes había saltado al campo en lugar de Jhon Córdoba, tuvo la mejor ocasión del Granada en todo el partido. El de Sagunto, en el punto de penalti, quiso rizar el rizo y optó por quebrar a su marcador en vez de chutar casi a placer según le venía. Cuando quiso disparar ya tenía a varios rivales encima. La jugada continuó y el balón le volvió al rojiblanco, que en peor situación envió el esférico alto (66'). Un minuto después, cabalgada de Juan Carlos por la izquierda y su centro al área fue cabeceado alto por Sissoko.

A todas luces el Madrid había levantado el pie del acelerador y el Granada pudo jugar algunos minutos en el campo visitante e, incluso, acercarse a las inmediaciones de la portería defendida por Casillas.

Con el partido totalmente decidido, los dos equipos se dejaron llevar por la inercia, cada uno conforme al talento de sus piezas. Así, como quien no quiere, el Real Madrid volvió a disponer de otra gran ocasión que desbarató Marcelo enviando es esférico al cielo de Granada (76'). Poco después Sissoko pujó en el área blanca y se encontró con un balón suelto entre las líneas defensivas de los visitantes, pero cuando estuvo en disposición de chutar se había quedado sin ángulo (78'). Cinco minutos después, otra clara ocasión para los de Caparrós. A Javi Márquez se le hizo inmensa la figura de Casillas y tiró casi al cuerpo del internacional español. La tremenda diferencia que hay entre los dos equipos se puso de manifiesto a trascartón porque el Madrid llegó en una jugada confusa y James marcó.

Aún tuvo otra ocasión el Granada, ya en el descuento. Fue una falta al borde del área ejecutada por Rochina. El balón fue repelido por los puños de Casillas. Esta jugada fue el colofón de un partido que tuvo más historia que la de los 90 minutos jugados. Todo empezó antes, pero la polémica desapareció en cuanto el balón se puso en movimiento.

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