El equilibrio de la experiencia

El pivote catalán debuta como rojiblanco y demuestra su veteranía y saber estar sobre el terreno de juego · Elige casi siempre la mejor opción a la hora de jugar el cuero y apenas comete errores tácticos

Moisés Hurtado se impone por alto ante la presencia del central colombiano Zapata.
Enrique López / Granada

18 de septiembre 2011 - 05:02

Fue el elegido para cortar la 'sangría' en la media punta que se vio en Málaga. Y a tenor del rendimiento ofrecido, mucho tiene que cambiar Moisés Hurtado para que no sea el pivote defensivo que necesita el Granada CF en la medular. Su debut con la casaca rojiblanca se puede definir con una palabra: equilibrio. Equilibrio a la hora de defender y en también en ataque, manteniendo la posición para evitar problemas ante una posible contra. Más participativo en la primera mitad que en la segunda, se supo arropar de dos buenos escuderos con los cambios y apenas cometió errores tácticos.

Si por algo destacó el ex jugador de Olympiakos en los noventa minutos fue por no complicarse nunca con el balón en los pies, dando fluidez al juego cuando el cuero pasaba por la medular buscando siempre la mejor opción.

Y todo siendo el único pivote de los rojiblancos ante un equipo que si por algo destaca es por las constantes asociaciones y la movilidad de jugadores como Borja Valero, Cani, Rossi o Marcos Ruben. No obstante, el de Sabadell debe agradecer sobre todo a los centrales y a Yebda las ayudas que le prestaron cuando algunos de los citados jugadores del Villarreal se ubicaba en la media punta para crear problemas.

A diferencia del franco-argelino en Málaga, Moisés se incrustó en más de una ocasión entre los centrales tanto para iniciar el juego desde atrás como para defender los centros desde la banda. De hecho, dio en el primer acto diecisiete pases sin error, llegando su único lunar en las entregas en el minuto 44.

Siempre bien posicionado, recuperó una docena de balones, seis en cada tiempo, llegando a levantar los aplausos en la grada en más de una ocasión por su tranquilidad y limpieza a la hora de jugar el balón. La única pega en todo el partido fue la cartulina que vio en el minuto 26 tras una dura entrada a Borja, lo que le condicionó para el resto del choque. Curiosamente, en su única infracción de todo el encuentro.

Menos presencia, aunque no en importancia, tuvo en el segundo acto. Participó mucho menos en el juego, circunstancia motivada por el mayor dominio de la posesión del Villarreal tras el paso por vestuarios, pero ahí estuvo listo Fabri y supo refrescar la medular dando entrada a Mikel Rico y posteriormente a Abel Gómez. Con esos dos escuderos, el cansancio que se le intuía en la recta final quedó soslayado. Sin embargo, fue clave interponiéndose en un disparo de Rossi en una acción en la que el cuadro visitante no quiso echar el balón fuera con Jara en el césped. Incluso pudo ver la segunda amarilla en el minuto 89 tras resbalarse en el centro del campo y cortar el cuero entre el pecho y el hombro, que si el colegiado catalán Estrada Fernández hubiera sido estricto, lo podría haber expulsado. Hubiera sido una mancha a un gran partido realizado por Moisés, que presentó sus credenciales para ser el líder del centro del campo rojiblanco.

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