La etapa de Granada, un gran espectáculo marcado por el intenso calor

Granada/La Vuelta a España pasó por la provincia de Granada y lo hizo a lo grande. Desde la salida en Motril, donde acudieron numerosas autoridades, el paso por Órgiva y Lanjaron, además de por 17 municipios más de la provincia, gran parte de los mejores ciclistas profesionales ofrecieron todo un espectáculo a los amantes del deporte de las dos ruedas en una jornada muy calurosa que pasó factura a los profesionales.

Era una cita muy esperada pues, en la pasada edición, la prueba no pasó por Granada. Y ello se notó desde las primeras horas del día sobre todo en los altos de El Purche y, sobre todo, Hazallanas, puerto que se está convirtiendo en un clásico y que se ascendió en dos ocasiones, por lo que era el punto idóneo para disfrutar del ciclismo de montaña en estado puro. No siempre se tiene la ocasión de ver pasar a los ciclistas sufriendo por dos veces.

Y los seguidores supieron donde ubicarse. El poco público situado en las primeras rampas de El Purche hacía presagiar poco ambiente. Nada más lejos de la realidad. En los dos últimos kilómetros, los más duros, ya se vio que a Granada le gusta el ciclismo. Sin embargo, fue en Hazallanas donde se acumuló el mayor número de personas. Los hubo quieren subieron bien temprano, algunos durmieron en las cunetas con sus autocaravanas pero fueron muchos los que quisieron comprobar en persona la dureza de las rampas de un puerto durísimo subiendo con sus bicicletas.

Obviamente el ídolo local, Carlos Rodríguez, fue el gran protagonista además del Granada CF pues no fueron pocas las camisetas del equipo de fútbol que se vieron a lo largo del recorrido. El sexitano corría en su tierra tras un sufrido Tour de Francia en el que no lo pasó nada bien debido al Covid que sufrió, pero que culminó con un más que meritorio séptimo puesto en su segunda participación en la ronda gala. Pancartas, vítores y ánimos no le faltaron al que fue campeón de España en ruta y que tiene un gran futuro por delante. Estaba en casa y aunque la escapada inicial marcó la etapa, siempre estuvo entre los mejores. El de Almuñécar terminó séptimo a 3 minutos y 45 segundos del vencedor, Adam Yates que tiene casa en Granada y conocía la zona a la perfección, y es noveno en la clasificación general a seis minutos del líder, el australiano Ben O'Connor. Carlos busca, como mínimo, el podio en esta edición.

Otro de los grandes protagonistas fue el calor y eso que la temperatura ha bajado en las últimas fechas en Granada. Pero la dureza de la etapa, con más de 4.500 metros de desnivel, hizo que los profesionales tuvieran que hidratarse constantemente y los aficionados que acudieron a las zonas más concurridas de la prueba le echaron una mano echándoles agua por encima cuando lo pedían. Otros, se ‘peleaban’ por un bote de sus ciclistas favoritos. Un bonito recuerdo que no todos pudieron obtener.

Algunos, conscientes de las horas que iban a estar en las cimas y que para obtener un buen sitio tenían que madrugar, optaron por llevarse el kit de la playa. Sombrillas, sillas, mesas, comida...todo para hacer la espera más llevadera que, sin duda, mereció la pena. A diferencia de otras carreras, la educación de los aficionados evitó incidentes por querer animar a los ciclistas.

En la capital se esperaba la llegada del pelotón con expectación. En pleno centro, en la Acera del Darro, la organización y los patrocinadores montaron distintos stand desde primera hora de la mañana para hacer la espera más llevadera. Se ofrecieron en Motril, en concreto en la avenida Nuestra Señora de la Cabeza, más de 1.000 desayunos, pero también hubo en la Plaza del Humilladero de la capital degustaciones de productos, sorteos y distintos juegos.

Todo para disfrutar de este duro deporte que hizo vibrar a miles de aficionados a lo largo de todo el recorrido de la novena etapa de LaVuelta que no saldrá, en su décima fecha, de Granada precisamente sino que lo hará nada menos que desde Lugo el próximo martes tras un amplio desplazamiento y la jornada de descanso de este lunes. Eso hizo que toda la caravana y la parafernalia no tuviera tiempo que perder una vez finalizada la etapa y, tal y como vino, se marchó de una provincia que volvió a disfrutar de un etapón.