El peregrinaje más peculiar y único que existe en Granada
ACTIVIDADES
Durante cinco días alumnos y profesores del Colegio Santo Tomás de Villanueva Agustinos Recolectos realizaron su tradicional recorrido hacia Santiago de Compostela en bicicleta
Granada/Cada año desde hace cuatro, el Colegio Santo Tomás de Villanueva Agustinos Recolectos, tiene como tradición imperdible realizar el Camino de Santiago. La dificultad que supone esta travesía se agranda con la particularidad que desde el colegio han implementado para llevar a cabo esta actividad. Y es que, si ya hacer el Camino de Santiago resulta cansado de por sí, recorrerlo en bicicleta lo hace aún más complicado. Sin embargo, la institución se ha ganado el respeto y la admiración de propios y extraños por esta gran iniciativa que empezó en el año del 2019 y que ha ganado popularidad en Granada debido a su singularidad.
Fueron siete días en los que los 14 niños que realizaron el peregrinaje tuvieron que enfrentarse a una prueba física de 210 kilómetros de recorrido. Salir a las siete de la mañana y pasar cuatro horas en una bicicleta, esa fue la rutina que adoptaron durante este viaje espiritual que sin duda les ha enseñado una valiosa lección de resiliencia en todos los sentidos.
“Nosotros intentamos aplicar unos ritmos, todos los días nos encontrábamos con dificultades y teníamos que resolverlas sobre la marcha, eso quieras o no enseña a los niños a enfrentarse a la adversidad, salir adelante no era una opción para ellos, sino una obligación”, afirma José María, mejor conocido como el profe ‘Chema’, uno de los docentes que realizaron el trayecto.
La capacidad mental de los chicos se puso a prueba en las distintas etapas del recorrido. Con apenas algunas horas para descansar y lapsos de no más de 20 minutos para hidratarse y comer algo durante el camino, los jóvenes estudiantes del Colegio Santo Tomás de Villanueva, se encaminaron a su meta, la Plaza de Obradoiro. Durante la aventura, los niños aprendieron el valor del compañerismo, así lo afirma José Antonio Campos, otro de los profesores que formó parte de la comitiva que se desplazó a tierras gallegas. “Estoy convencido que los niños han cambiado después de esta actividad. Han aprendido no solamente a reponerse contra todos los obstáculos, sino también a convivir en grupo”.
Otro de los valores añadidos durante esta peregrinación es la carga espiritual que conlleva el Camino de Santiago, uno de los momentos más emotivos fue cuando los 14 alumnos y los cuatro profesores pudieron disfrutar del tradicional Botafumeiro, un recipiente gigante que se balancea de la mano de siete monjes que tiran de una soga soltando incienso por todos lados. “Los niños quedaron totalmente impactados. Esas cosas son las que nos ponen en el camino, hablamos de una actividad espiritual única y que procuramos mantenerla vida”, menciona José Antonio, quien también comprende la importancia de que los niños aprendan otras formas de vida, por ejemplo, la de los frailes.
“Estuvimos en el Monasterio de Samos, fue una experiencia maravillosa. Son instalaciones muy austeras, no es un hotel, ni un albergue, no tiene los mismos servicios, pero tiene ese toque de austeridad y de sobriedad de los monjes. Fue una experiencia mistérica y un poco asustadiza para los niños porque estábamos en un espacio enorme y oscuro. Era importante que los niños comprendieran que los monjes se dedicaban a eso, absolutamente separados de la vida social, si tú le dices a un niño de 16 años que no vea las redes sociales, que no vea la televisión o que no salga de su casa lo sacas de quicio”.
Este año la comitiva ha contado con dos chicas que se han sumado al peregrinaje del Camino de Santiago
“Siempre cuesta echar a andar este proyecto, pero al final se consigue. Detrás de todo esto hay muchísimo trabajo y una gran gestión de muchas personas involucradas”, nos cuenta José Antonio, “todo es gracias al empeño que se pone aquí y a la gente que nos ayuda con su aportación económica, eso es lo que permite que esta peregrinación pueda realizarse. Nosotros sabemos que esto tiene un coste bastante elevado y no queremos que la mayoría caiga sobre los niños, gracias a los patrocinadores sale adelante, eso es importante”, apostilla José María, quien también explica la esencia de esta actividad.
“Nosotros le recalcamos a los niños que la meta no es llegar a la Plaza de Obradoiro, eso es solamente la guinda del pastel. El verdadero aprendizaje está durante el recorrido, con todo lo que se aprende y todo lo que se vive. Todas esas cosas que se producen en 224 kilómetros son la esencia de esta gran viaje espiritual y que por supuesto, repetiremos el próximo año”, finaliza el profe ‘Chema’.
Mónica Arenas, una de las chicas que este año se sumó a la peregrinación también nos cuenta parte de su experiencia. “Me alegro muchísimo de haber ido, ha sido una experiencia increíble que volvería a repetir sin dudarlo. Ha sido un reto para mi ya que no estoy acostumbrada a la bicicleta tanto como los demás, pero al final me he ido acostumbrando y superando todas las dificultades. Lo mejor de todo ha sido el compañerismo que ha habido entre todos y el apoyo de unos a otros cuando alguno estaba más cansado. También fue muy chulo el momento de llegar a Santiago, muy emocionante”.
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