Una reacción tan inmensa como inútil

COVIRÁN GRANADA | oviedo cb

Los de Pablo Pin se recomponen tras una pésima puesta en escena pero se les escapa la victoria por la falta de acierto en los últimos compases del encuentro

Guille Rubio lucha por la captura de un rebote entres jugadores del Covirán y el Oviedo.
Guille Rubio lucha por la captura de un rebote entres jugadores del Covirán y el Oviedo. / Fotos: Carlos Gil
Pablo Quílez

05 de noviembre 2018 - 02:33

Granada/El Palacio de Deportes se quedó a nada de vivir una tarde-noche mágica. Una pérdida de balón de Josep Pérez a falta de cuatro segundos dio al traste con las posibilidades de que el Covirán sumara un triunfo que mediado el segundo cuarto era a todas luces imposible. También es cierto que en el anterior ataque, con un punto de ventaja, Joan Pardina falló dos tiros libres que hubieran puesto el partido ante el Oviedo muy de cara. Pero en los últimos compases del encuentro no salió nada.

El Covirán ofreció dos caras. La peor, la del primer cuarto, en la que fue sobrepasado en todas las líneas, con una defensa que se asemejó a un colador y un ataque sin recursos. En el siguiente acto mantuvo el tipo a duras penas y supo sobreponerse cuando estuvo con 16 puntos de desventaja. Tras el descanso, los de Pin mostraron su mejor versión en las dos pistas y se metieron en el partido. A falta de dos minutos estuvieron en disposición de protagonizar una gran machada, pero en los últimos segundos del encuentro al Covirán se le escapó el triunfo entre los dedos de las manos.

A falta de siete segundosArteaga anotó una canasta clave tras cometer pasos

Dos minutos y medio fueron suficientes para que el Covirán se encontrara con el encuentro cuesta arriba. En ese tiempo, los ovetenses habían anontado en todos sus ataques, incluidos dos triples de Rosas, mientras que los locales sólo habían sumado una canasta y fue tras capturar Alo Marín un rechace (2-10). Aguantada la avalancha inicial se intercambiaron algunas canastas, si bien cada vez que el marcador amenazaba con comprimirse los visitantes movían bien el balón tiraban y anotaban de tres. Pin tuvo que dar entrada a Rubio y De Cobos para poner más pimienta sobre el parqué. Pero el primer acto tuvo claro color amarillo. El primer tiempo muerto de los granadinos llegó a los ocho minutos, cuando el Oviedo acababa de alcanzar una ventaja de diez puntos (12-22). La impotencia local se acrecentó aún más, pues el Covirán, con escasas ideas en ataque, fue incapaz de parar el consistente juego ofensivo de su rival. Un triple de Bouzan, el quinto de los asturianos, puso el colofón a un primer cuarto para olvidar: 16-29.

La canasta con la que Wright dio el pistoletazo de salida al siguiente acto fue una gota de agua en el desierto. A pesar de momentos de escaso movimiento en los guarismos, la solidez de los de Javier Rodríguez contrastaba con los numerosos fallos en el tiro de los granadinos, sin ningún acierto exterior y con poca capacidad de amenazar en las cercanías del aro a pesar de que Pin lo intentó con todos sus pívots. Mediado el cuarto, Jakstas puso la máxima diferencia en 16 puntos (20-36). El Covirán había tocado fondo. Tras el obligado tiempo muerto pedido por Pin, Bortolussi se dignó en meter el primer triple del Covirán, lo que sirvió de acicate para que los locales pusieran la desventaja por debajo de los diez puntos, lo que no se pudo mantener al intermedio. Al menos, se había parado la sangría.

Con 29-40 en el marcador se reanudó la contienda. E inmediatamante, una de cal y otra de arena: la tercera personal de Olmos y un 2+1 de Almazán. La consiguiente penetración de Corts permitió al Covirán meterse en el partido (34-40, 22'). El tercer cuarto fue otra historia. Los granadinos apretaron en defensa, pero cuando mejor lo hacían el Oviedo se sacaba de la manga una muñeca para anotar por detrás de la línea de 6,75. En cambio, fue un triple de Corts el que puso a los locales a rebufo (46-50). Los de Pin empezaron a creérselo. Y entró en escena Bortolussi, que ofreció ese tiro exterior de cuya falta adolecieron los locales hasta entonces. Precisamente, dos tiros libres anotados por el argentino pusieron al Covirán sólo dos abajo (57-59, 29'). De Cobos empató en el siguiente ataque para culminar un tercer cuarto memorable.

El último acto iba a ser a un todo o nada. Y a cara de perro se jugaron los diez minutos restantes. Bortolussi puso a los granadinos por primera vez por delante a los 30 segundos (61-59). La tensión se palpó por todos los rincones de un Palacio y los puntos empezaron a llegar a cuenta gotas. Entre los minutos 31 y 33, ninguno de los dos equipos 'mojó'. Manu Rodríguez rompió la sequía anotadora para volver a poner por delante al Covirán (63-61). A los cinco minutos el parcial era de 4-2. El siguiente 'gol' local puso en pie al Palacio: Guille Rubio anotó bajo el aro tras una gran asistencia de Manu Rodríguez (65-61, a 4'06'' del final).

El problema fue que los nazaríes se habían metido en bonus y lo pagaron, pues volvió la igualdad con los visitantes infalibles desde la línea de tiros libres. Los dos últimos fueron un sinvivir. Un triple de Josep Pérez puso el triunfo al alcance de la mano. Con 70-69 Jakstas falló dos tiros libres y Pardina devolvió el favor. A falta de siete segundos, Arteaga anotó a aro pasado tras cometer pasos. El Covirán atacó para ganar, pero el balón de Josep Pérez se fue al limbo junto con las opciones de ganar.

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