La solidaridad como base para crecer
El trabajo como equipo del conjunto rojiblanco lleva a la victoria gracias al compromiso de todos los que saltaron al campo
Quizá fue la reunión que Quique Pina mantuvo durante la semana con los jugadores o quien sabe si una reprimenda del míster, lo cierto es que la imagen que ofreció ayer el Granada CF dista mucho de la que se dio en La Rosaleda. Y lo fue porque hubo orden, trabajo y sobre todo compromiso sobre el terreno de juego. Quien sabe si Fabri tendrá que cambiar sus habituales palabras de humildad y respeto por orden y compromiso, porque trabajo hubo, y mucho, ayer en Los Cármenes. Pero además destacaron otros aspectos en el juego rojiblanco.
Intensidad
El equipo que saltó al césped recordó al de la pasada temporada, cuando ejercía de local. Y lo hizo partiendo del centro del campo. Con Moisés liderando el centro del campo, Yebda recuperó muchos balones gracias a su imponente físico, mientras que Martins buscaba con velocidad el área rival junto a Jara. Incluso, Dani Benítez ayudó más de lo habitual a Siqueira, algo que se echaba en falta.
Paso atrás
Obligado por el empuje del cuadro castellonense, los rojiblancos dieron un paso atrás a la hora de defender, lo que provocó que los de Garrido acecharan la portería de Roberto aunque sin crear claras ocasiones de peligro.
Orden
Cuando el equipo perdía el balón, la primera consigna era recuperar cuanto antes la posición, evitando así que el Villarreal explotase una de sus armas como es la velocidad de Rossi y Marcos Ruben en ataque. Esto hizo que el equipo jugara muy junto y saliera con posibilidades reales de crear peligro a la contra, como se vio en dos ocasiones en el primer acto y en el gol de Uche.
Compromiso
El cansancio y las tarjetas que vio el equipo fruto de la intensidad con la que se empleó, provocó que Fabri moviera el banquillo para seguir manteniendo el nivel de solidaridad y compromiso que existía hasta el momento. Y la propuesta salió bien ya que incluso se terminó a lo grande.
Con personalidad
Para evitar sorpresas, el Granada terminó el partido presionando arriba y jugando en campo rival, demostrando que este equipo puede hacer daño si se lo propone a cualquier rival. Quizá fue una de las mejores cosas que se vieron ayer. El terminar lejos de su área garantiza que los aficionados no tengan el corazón en la boca cuando llega la recta final, y eso se agradeció en las gradas.
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