Sin tiempo para probar la eficacia del antídoto elegido

Si ya de por sí es difícil para cualquier entrenador preparar un partido -hay que elegir un once, analizar al rival o contrarrestar la estrategia del oponente, entre otras muchas cosas- trabajar y acertar en la previa de un choque ante un grande, como el Real Madrid o el Barcelona, complica mucho más la tarea. El preparador del Granada, Joaquín Caparrós, ha tratado de innovar, de hacer cosas diferentes en los choques ante los dos grandes del balompié nacional en relación a lo que plantea ante el resto de los equipos. El dibujo no cambia, ya que mantiene inalterable desde que comenzó la Liga el 1-4-4-2, mas modificó la medular tanto en el Nou Camp como ayer contra el Real Madrid. En el coliseo azulgrana salió con cuatro medios puros para tratar de frenar el juego por el centro y la posesión del Barça, ayer optó por el poco habitual Eddy junto a Iturra y por dos laterales con músculo, Sissoko y Foulquier, para jugar de interiores. En ambos casos, goleadas en contra. Hallar un antídoto contra el juego de los grandes es casi como adivinar la receta de la Coca Cola. Caparrós, pese a variar lo habitual en busca de la fórmula, tampoco lo ha logrado.

LA PRIMERA, EN LA FRENTE

Cierto es que tampoco dio demasiado tiempo a valorar si el 'invento' del técnico era válido o no. El tempranero gol de Cristiano antes de llegar al minuto 2 hizo añicos los planes del preparador, que poco después, con el 0-2 en contra, seguro que empezó a pensar en el próximo choque contra el Celta. El plan, a priori, no era malo, con Foulquier y Sissoko ayudando continuamente a sus laterales para evitar los dos contra uno en banda del Real Madrid, pero el despiste en los dos tantos recibidos fue, como otras veces, tan gordo como letal.

JUGONES

De todas formas, el equipo blanco ha mutado esta temporada su juego de contragolpe y pegada de la pasada campaña a un fútbol más de toque y asociativo. Es decir, que te puedes juntar y cerrar bien por banda pero luego se asocian Isco, Modric y Kroos, Benzema aparece por todos lados, Cristiano no falla o James te marca un golazo y, por muy bien que lo plantees y lo estés haciendo, todo se va al garete ante la abrumadora calidad y superioridad del contrario.

BALONAZOS

Con el once inicial elegido, era obvio que el plan de ataque iban a ser pelotazos a Success y Córdoba. Ambos se fajaron pero casi siempre salieron perdiendo ante los zagueros merengues. Y cuando no lo hicieron, anduvieron torpes y lentos o ejecutaron mal. Curioso que Nyom, además de parar a Cristiano varias veces, fuese el principal argumento ofensivo del Granada en la primera parte.

CON MÁRQUEZ, A JUGAR

La entrada de Javi Márquez mejoró al Granada en la segunda parte. El equipo iba a perder con su presencia la batalla física con el Madrid, ya que éste fue el motivo dado por Caparrós en la sala de prensa para justificar su ausencia y la titularidad de Eddy, pero por fin encontró algo de criterio, orden y toque. Con el 0-3, obra de un genio incomprendido por muchos como Benzema, el 'pescao' estaba despachado, mas estuvo bien comprobar, después de lo de Eibar y la primera mitad ante el Madrid, que otro Granada es posible, que si juntas en el campo al citado Márquez con Rochina, El Arabi y Juan Carlos, más unos hipotéticos Fran Rico y Piti ayer ausentes, puede salir un Granada que juegue a otra cosa, que luzca con el esférico.

INTERCAMBIO CONTINUO

El propio Juan Carlos y Sissoko protagonizaron una situación curiosa durante la segunda parte, ya que ambos cambiaron continuamente sus posiciones, alternándose uno y otro muchas veces en los puestos de lateral y de interior. El ex del Betis se mostró bastante activo y mostró su candidatura a no salir del once.

ROCHINA DE ENGANCHE

El tramo final del partido, tras la entrada al terreno de juego de Rochina por Córdoba, deparó un interesante movimiento táctico que podría repetirse dentro de no mucho tiempo. Y es que el valenciano se situó como segundo delantero, actuando arriba junto a El Arabi pero ligeramente más retrasado en diferentes situaciones para ejercer una función de enganche entre la medular y el marroquí. Así fue, más o menos, como jugó el Granada hace dos jornadas contra el Rayo Vallecano, actuando entonces Piti en esa posición de segundo punta. Rochina se movió bien, acaparó protagonismo en ataque y estuvo cerca de marcar, aunque no se atrevió a rematar con la izquierda y cuando lo hizo con la derecha ya era tarde. Márquez, Juan Carlos de interior, Rochina de segunda punta... igual en la derrota ante el Madrid está el germen de un nuevo Granada.