Todo es posible en Granada

Granada CF

Se va Abascal, pero se quedan los que lo trajeron a él y a Alexander Medina

Guillermo Abascal en el banquillo del Granada CF.
Guillermo Abascal en el banquillo del Granada CF. / Antonio L. Juárez / PHOTOGRAPHERSSPORTS
Ramón Ramos

21 de septiembre 2024 - 17:38

Granada/Como bien se sabe, todo es posible en Granada. Y más, en las dislocadas coordenadas por las que transita el Granada CF de los últimos años. Así, esta mañana de sábado nos desayunamos con la noticia: destituido el entrenador del Granada CF, un tal Guillermo Abascal, al que, presumiblemente, fueron a buscar en la misma tienda en que, hace menos de un año, compraron a un tal Alexander Medina, más ¿conocido? como 'el cacique'. Conocido en su casa a la hora de comer, porque lo que es su hoja de servicios estaba entonces en blanco. Hoy, ya no: ahora puede añadir a su expediente el gran 'mérito' de haber hundido al Granada 23-24 más de lo que ya estaba en el momento en que tomó las riendas del equipo. Medina se fue sin despedirse. Mejor que no hablase, aunque parece que tampoco nadie tuvo la curiosidad de preguntarle. También se ha ido Díaz, capitán en las alegres jornadas en que una gestión profesional de verdad llevó al Granada hasta las cimas de Old Trafford. Tampoco hubo muchos interesados en preguntarle...

De Abascal a Medina, de Medina a Abascal. Confiar el banquillo a dos ignotos de misterioso currículum, en un equipo con altísimo presupuesto para la Segunda División, se corresponde con la misma fe con que compramos el billete de lotería en los días previos a Navidad: sabemos que la bola está en el bombo. Sabemos, también, que el Niño de San Ildefonso no cantará nuestro número. O sí: tenemos una millonésima probabilidad de ser tocados por la fortuna. Más o menos, la misma probabilidad de que un entrenador sin pasado ni experiencia supiese manejar la complicada suma de egos que componen el vestuario de un equipo con aspiraciones. Curiosamente, si comparamos lo que decía Medina durante las 'alegres' jornadas de su 'banquillato' con las últimas de Abascal, tropezaremos con una coincidencia: "El equipo está creciendo". Otros dos que eran los únicos en no ver lo que todo el mundo veía. Lo dicho, fueron a buscarlos a la misma tienda.

¿Y los responsables de estas dos -y otras- contrataciones? Bien, gracias. Uno se imagina a alguno de los actuales responsables del Granada CF este viernes sufriendo mientras sobre el césped se disputaba el partido Granada-Málaga. Cierto, la afición coreaba aquello de "directiva, dimisión", pero lo peor de la noche no estaba en Los Cármenes sino en las noticias que llegaban desde algún campo del norte peninsular...

Pues este es el Granada de ahora, señores. Despiden al entrenador que trajeron ellos mismos en una decisión de riesgo sobre la que era bien fácil apostar por este desenlace. Que ha durado no más de tres meses. Se va Abascal, pero se quedan los que lo trajeron. Los mismos. Los únicos que en el verano de 2023 no vieron que, con la misma defensa que había tenido al granadinismo en un suspiro durante toda la temporada anterior, no se podía transitar por Primera División. Los únicos que -en el espejismo del ascenso- no quisieron ver que, con la misma plantilla de Segunda, en Navidad el equipo estaría sentenciado (Si alguien conoce a alguien que en el verano de 2023 no pronosticase dónde estaría el Granada cuando se suelen comer los turrones, por favor que lo diga: ese recalcitrante optimista merecería el título de hijo predilecto de Granada). Los mismos que se dejaron arrebatar a Samu y a Zaragoza. Los mismos que protagonizaron el ridículo nacional de una eliminación administrativa en la Copa. Los mismos que en enero ficharon por docenas, señal inequívoca de la enorme dejación de responsabilidad que la directiva había hecho en verano. Los mismos 'tra cui rimane' un trasalpino -'poveretto... è appena arrivato'- que sufre 'della naturale ignoranza sulla Serie B' española. Los mismos que... Hitos de una temporada cuyo desenlace no fue fruto de la casualidad ni el infortunio. Es decir, no fue una temporada 'extraña' sino el bien labrado resultado de una gestión cuyos responsables tienen nombre y apellidos.

Entretanto, ¿alguien se imagina a un empleado de una empresa cualquiera llevándose el dedo índice a la boca en exigencia de silencio a la persona o personas que contribuyen a pagar su elevado sueldo? Ese empleado tardaría en estar en la cola del paro el escaso tiempo que tarda el contable en prepararle el finiquito. Esto es lo que ocurriría en el mundo normal, pero... este el convulso Granada CF de ahora.

Solía clamar José María García, aquel 'rey de las ondas', noche tras noche por la profesionalización de los gestores del fútbol. La conversión de los equipos en sociedades anónimas ha traído profesionales a la gestión de los clubes. He aquí un ejemplo de profesionalización en un mundo como el del fútbol. En cualquier sociedad anónima de cualquier ámbito de la actividad económica, donde la propiedad confía la responsabilidad de gestión y marca determinados objetivos a unos directivos que cobran los salarios que hoy día se pagan en el fútbol, esos directivos hace tiempo que habrían pasado por la oficina del Inem más próxima. Es más, por vergüenza torera tras la 'brillante' gestión de la temporada pasada, habrían aprovechado esa estrecha hora de la noche en que el último noctámbulo ya se ha acostado y al primer madrugador aún no le ha sonado el despertador para coger el coche y lanzarse carretera arriba, sin encender las luces hasta la provincia de Jaén, para evitar ser reconocidos.

Pero, no. Ahí siguen. ¿Qué le espera al Granada CF? Ojalá nos equivoquemos todos los que vemos un negro panorama. Es decir, todo el granadinismo que lleva acertando desenlaces dos años seguidos, todo el granadinismo que entona a capela aquello de "directiva, dimisión". ¡Cómo será de clara la cosa que hasta la afición del 'eterno rival' se suma al cántico!

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