El Parlamento británico investigará la actuación de la City tras el caso Barclays
La entidad ha sido sancionada por manipular los tipos del mercado interbancario
El Gobierno británico llevará a cabo una investigación sobre el escándalo de intento de manipulación de tipos del banco Barclays, según informaron medios locales. La comisión parlamentaria que investigará el caso comenzará a trabajar mañana. El miércoles comparecería el consejero delegado de la entidad, Bob Diamond, quien hasta ahora se ha negado a dimitir. La investigación también se extenderá a otras entidades de la City, como se conoce al centro de finanzas europeo radicado en Londres.
El banco británico Barclays deberá pagar 290 millones de libras (345 millones de euros) a las autoridades estadounidenses e inglesas por haber intentado manipular los tipos de interés del mercado interbancario. La entidad buscó así conseguir mejores condiciones para sí misma, según apuntaron el pasado miércoles los reguladores estadounidenses y británicos, así como el Departamento de Justicia norteamericano. Los intentos de manipulación habrían afectado tanto a tipo de interés interbancario europeo, el Euríbor, como al británico Libor. Barclays pretendía conseguir ventajas en el mercado de productos derivados complejos.
La investigación que destapó el caso de Barclays también tiene en su punto de mira a otros bancos europeos y estadounidenses. El Líbor también se toma como referencia en el mercado de derivados que gestiona hasta 300.000 millones de dólares.
Los políticos británicos se enzarzaron ayer en un cruce de acusaciones mutuas sobre la responsabilidad de lo ocurrido. Para el gobierno conservador del primer ministro, David Cameron, fueron los nuevos laboristas de Tony Blair y Gordon Brown quienes permitieron la amplia desregularización del sistema financiero.
"Falso", respondió por su parte la oposición laborista, que recordó como ya en los años 80 la conservadora Margaret Thatcher adoptó la decisión de orientar la economía británica en torno a la City y dio libertad absoluta a los banqueros.
Cameron se encuentra ahora en una encrucijada. Sabe que es necesario regular y establecer un control estatal. Sin embargo, a nivel internacional el Reino Unido reclama una y otra vez excepciones que protejan la City londinense, de donde procede el 10% del Producto Interior Bruto (PIB) del país. Sin ir más lejos, en diciembre pasado Cameron se negó incluso a firmar el pacto fiscal de la Unión Europea para proteger el negocio de los bancos británicos.
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