Migraciones
Las políticas de integración deberían facilitar la incorporación al mercado de trabajo de inmigrantes

DE acuerdo con los últimos datos disponibles, en 2023 se alcanzaron niveles récord de migrantes durante dos años consecutivos. Más de seis millones de migrantes permanentes cruzaron las fronteras de los países occidentales y el número de temporales y solicitantes de asilo crecieron también espectacularmente.
Los datos ofrecidos por el INE, muestran que el flujo migratorio de España con el exterior, fue positivo en 642.296 personas en 2023. Los mayores saldos se dieron en Comunidad de Madrid (150.469), Cataluña (126.804) y Comunidad Valenciana (102.302), presentando Andalucía un saldo de 60.385 personas.
Estos enormes flujos han provocado que el fenómeno de la migración se haya colocado entre los problemas más importantes de la agenda política. La preocupación por esos elevados movimientos de personas, ha obligado a muchos países a reforzar los controles en frontera y en amplísimos espacios en el Mediterráneo y el Atlántico.
Más que episodios aislados, gran parte de esos flujos representan causas estructurales y aunque existe una lógica preocupación entre los países de la OCDE, también representa una oportunidad para contribuir a mejorar algunos de los problemas que muestra el mercado de trabajo en esas economías.
La demanda de trabajo en los países que acogen migrantes ha sido una variable clave para explicar los flujos mencionados durante los últimos años. En muchos países de la OCDE, con escasez crónica de mano de obra y catastróficas previsiones demográficas, la migración ha contribuido a paliar estos problemas y a sostener el crecimiento económico.
Adicionalmente, la cooperación internacional sobre migración se ha incrementado sustancialmente, aunque no en todos los casos el despliegue de acciones ha sido tan rápido. Los países de la UE coordinaron sus respuestas al extraordinario flujo de migrantes ucranios, como consecuencia del inicio de la guerra.
Un estatus de protección temporal fue activado por primera vez para hacer frente a la situación. El pasado año, un pacto sobre inmigración y asilo suministró una batería de políticas que han permitido manejar la nueva situación de una manera escalonada en el conjunto de la UE. Pero todavía muchos países y regiones se encuentran en una situación límite, manejando de forma precaria los recursos y las personas.
Una de las iniciativas regionales que está cumpliendo un papel fuera de la UE, es la denominada Declaración de Los Ángeles, por la que EEUU, Canadá, México y España han establecido centros en diversos países de América Central y del Sur para manejar el fenómeno migratorio de una manera ordenada.
Adicionalmente, flujos crecientes de migrantes tienen lugar en paralelo con un elevado volumen de empleo de trabajadores nacionales. Las tasas de desempleo registran niveles históricamente bajos. Estas excelentes condiciones del mercado de trabajo ponen de relieve el importante papel que los migrantes están jugando en el impulso y sostenimiento de la actividad económica. Si en 2006 uno de cada nueve trabajadores autónomos era inmigrante, en 2022 era uno de cada seis.
El aumento del número de trabajadores inmigrantes incorporados al mercado de trabajo podría crecer más rápidamente si los países receptores acelerasen la adaptación de los títulos profesionales en origen a los mercados en los que los inmigrantes van a desempeñar su actividad profesional. Hay que destacar que, en general, la disponibilidad de los inmigrantes para incorporarse a trabajos concretos es superior que el de los trabajadores nacionales.
Vivienda, educación, sanidad y transporte son servicios fundamentales para que los ciudadanos puedan ejercer adecuadamente una actividad productiva. Lo hicieron Alemania y otros países europeos con los españoles que emigraron a gran escala durante las décadas de los sesenta y setenta, con buenos resultados. Administrar el fenómeno migratorio no es solo permitir que los inmigrantes crucen nuestras fronteras de forma ordenada y se establezcan; se trata también de que puedan acceder a esos servicios. Todo un reto, teniendo en cuenta los graves problemas que padece nuestra sanidad y que sufrimos los propios nacionales.
Otras políticas son necesarias para la administración de la inmigración, como evitar la concentración de inmigrantes en determinadas zonas o estimular el reparto en el territorio, especialmente en zonas rurales que se están despoblando.
En el pasado año, más de seiscientos mil inmigrantes se establecieron con carácter permanente en España, un 27% superior al año anterior. Esta cifra comprende a inmigrantes con libre movilidad y miembros de las familias, entre otros. Sorprende el muy elevado número de inmigrantes estudiantes, superior a 50.000, repartidos entre las universidades –públicas y privadas–, destacando especialmente el caso de Madrid.
Por nacionalidades, Venezuela, por su devastada economía, y Colombia, por la reanudación de la guerra, son los que presentan números superiores.
Al contrario, la emigración española más elevada (unos 80.000) se dirige a Alemania, Holanda y Francia, la mayoría con formación universitaria.
Otra de las iniciativas que ha adoptado la UE es la directiva Tarjeta Azul que permite a ciudadanos de terceros países altamente cualificados trabajar legalmente por un periodo prolongado. El gobierno español ha aumentado ese periodo hasta tres años.
Adicionalmente, los estudiantes extranjeros se benefician de permisos para estudiar, que se convierten en permisos de trabajo que pueden utilizar tanto cuando son estudiantes como cuando estos finalizan sus estudios y se incorporan al mercado de trabajo.
Las percepciones son en muchas ocasiones falsas. Los trabajos de la Organización Internacional del Trabajo y de la OCDE, muestran que los inmigrantes son más activos que los nacionales a la hora de convertirse en trabajadores autónomos, tanto en sectores tradicionales –hostelería, comercio– como en otros que implican productos y servicios tecnológicos. Las políticas de integración deberían facilitar la incorporación al mercado de trabajo de inmigrantes, que tan importante papel están jugando en el impulso y sostén del crecimiento económico en nuestro país.
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