La startup ucraniana del 'plástico' ecológico que trabaja con marcas como L'Oreal desde Coín

Tras medio año de producción plantea exportar minifábricas en contenedores marítimos

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Imagen del embalaje que fabrica S.Lab.
Imagen del embalaje que fabrica S.Lab. / M.G.
Samuel Ruiz

26 de octubre 2024 - 06:30

Fabricar plástico con hongos y cáñamo es una realidad que se exporta desde Málaga. La startup S.Lab, con sede en el municipio de Coín, fábrica hasta 50.000 envases al mes de estas características ecológicas y biodegradables –"una vez que se rompe su forma inicial, se autodestruyen"–. Lo hace en una línea de producción totalmente automatizada y robotizada que ahora pretende meter en un contenedor marítimo. "La idea es que los clientes puedan tener minifábricas", comentan desde esta firma.

Una ambición para la que todavía habrá que esperar "uno o dos años", pero que encaja con la filosofía ecológica de la propia empresa. "No tendríamos que enviar el producto y reduciríamos la huella de carbono", dicen. Precisamente por el volumen de contaminación nació esta compañía de germen ucraniano. A sus fundadores, Eugene Tomilin y Julia Bialetska –que crearon esta startup en Ucrania antes de la irrupción de la guerra con Rusia–, les inspiró la cantidad de plástico que observaron en el litoral indonesio de Bali.

Mismas características que el plástico

El equipo de S.Lab.
El equipo de S.Lab. / M.G.

Una perspectiva que les cambió la vida. Lo que hacen ahora es un sustituto natural del plástico que tiene las mismas características en cuanto a aislamiento térmico y resistencia al agua. La diferencia es que, usando estos residuos agrícolas junto al poder de pegamento del micelio –la raíces de los hongos– cean un material resistente y fiable, que, según aseguran desde la compañía, tras su uso se biodegrada totalmente en la tierra sin dejar rastro en 30 días.

Eso sólo ocurre si se rompe. "Puede estar dos o tres años en su forma natural", tranquilizan desde esta firma, que ya trabaja con marcas de la talla de L'Oreal o Nespresso y exporta sus embalajes ecológicos a distintos puntos de Europa. "Metes el material por un lado y sale la forma que deseas por otro", simplifican desde S.Lab, que responde a las palabras en inglés 'sustainable laboratory'. Y esa metodología es la que aspiran a exportar.

Producción continua

"Nuestra línea de producción puede funcionar de forma continua las 24 horas del día, lo que aumenta la productividad y el rendimiento en comparación con los métodos de producción manuales", afirma Tomilin, CTO además de cofundador. "La automatización proporciona un mayor control sobre el proceso de producción, permitiendo la supervisión y el análisis en tiempo real para optimizar la eficiencia y la calidad de la producción", añade.

Los embalajes que fabrica tienen aplicación en diversos sectores como acolchado para cosméticos o aparatos electrónicos, pero también tienen clientes relacionados con la alimentación, los fármacos o la moda. Además, desde S.Lab también están comenzando a trabajar en el embalaje sostenible de piezas de arte.

Los beneficios de España

S.Lab no sólo trabaja con empresas internacionales, sino también con marcas locales. "Trabajamos para todo aquello que necesita protección", resumen desde la firma, que eligió la localidad de Coín por las características climáticas que ofrece para su producto concreto y por las facilidades que les ofrecieron las administraciones gubernamentales. "España ofrece un entorno acogedor y cuenta con abundantes recursos de residuos agrícolas por lo que es un lugar ideal para nuestra planta de producción", dice Bialetska, CEO de la compañía.

"También estamos tratando de promover la colaboración con las instituciones académicas locales con el fin de impulsar la innovación y el avance de la industria europea de la paquetería", continúa Bialetska al frente de un equipo que supera la decena de trabajadores entre los que destacan los perfiles de biotecnólogos e ingenieros

Una vez se cumple medio año desde que comenzó a producir su fábrica coína, la firma continúa en el proceso de escalar la compañía a través de una innovación tecnológica que tienen patentada y que pretende exportar. La línea de producción automatizada es un primer paso hacia las minifábricas para producir embalaje natural allí donde el cliente lo requiera. Siempre que quepan en un contenedor de transporte.

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