“Emociona estar tan cerca de una obra como estuvo su autor”
Paz Barbero. Restauradora de bienes culturales
Jerez/–¿Cómo llegó al mundo de la restauración?
–Yo no he llegado, yo estaba dentro. Piensa que desde mi abuelo, que era escultor y maestro policromador en Granada, y mi padre escultor y restaurador en el IPCE en Madrid, me ha venido como algo natural. Me he criado dentro de talleres de escultura y estudios de restauración. Aprendí muchos procesos de taller como un juego. Me ponían un tablero con una pella de barro para modelar, otras veces me ponían a dorar, otras a estofar… Lo que para mi familia era entretenerme, para mí era algo que me atraía. Sería comparable con el Renacimiento y el Barroco, cuando entraban los aprendices con la intención de aprender un oficio. En mi caso, de la saga de los Barbero, he sido la única continuadora en el mundo artístico y, concretamente, en la conservación y restauración y mantengo un taller que comenzó en 1920.
–¿Está la restauración bien valorada por el público o más por las instituciones que la demandan?
–Te diría que el público en general, si no la valora como debiera, es por desconocimiento. No se puede valorar una profesión cuando ésta sigue siendo una gran desconocida, llena de tópicos. Desafortunadamente, el público está falto de exposiciones divulgativas de procesos de conservación y restauración. El público se interesa. Prueba de ello fue el día 11 de octubre, cuando la Iglesia de San Marcos de Jerez se llenó para conocer la explicación de un proceso nada fácil, la restauración del Cristo de la Viga. Las instituciones se interesan, pero deberían contar con un restaurador con experiencia y formación por currículum, que evalúe, por ejemplo, si la persona que opta para trabajar sobre un bien cultural tiene la formación y especialidad necesarias. Es una pena que los restauradores no contemos con un colegio que nos respalde. La responsabilidad de una mala intervención recae directamente sobre quien encarga el trabajo.
–Con este Cristo de la Viga en Jerez dice usted que trabajó 1.440 horas.
–Esas 1.440 horas me han permitido el título de la presentación y develar un proceso muy riguroso, que va desde una investigación histórica, al conocimiento técnico de ejecución, diagnosticando las causas de deterioro, poner solución a ellas con medios científicos y criterios muy rigurosos de respeto por el original. El Cristo de la Viga de San Marcos presentaba un estado de conservación tan preocupante que mi objetivo principal era salvarlo. Y si hablamos de tiempo, estuve también tres años en exclusiva restaurando todos los bienes muebles del palacio Domecq de Jerez para la familia Mora-Figueroa.
–Por eso de estar con un Cristo a solas tanto tiempo, ¿hay momentos para el recogimiento? ¿Se hablan?
–Pues claro que sí, hay momentos que me emociono pensando que tan sólo el autor y yo hemos estado tan cerca y tanto tiempo con la obra. Ese recogimiento que se traspasa a la concentración me ayuda enormemente a la comprensión de la intención creadora del escultor y policromador. Hay momentos, con mis trabajos, que siento un vínculo tan profundo que tengo la sensación de que me van mostrando por dónde tengo que ir. Llevo muchos años restaurando y me encanta cuando en una restauración que se presenta complicada se va resolviendo, como si alguien me estuviera guiando.
–Comenta que este trabajo fue una donación suya, una labor solidaria. ¿Por qué?
–Este trabajo en concreto lo he hecho para salvar la obra. Su estado de conservación era deplorable. No es la primera vez que hago una donación así.
–¿Qué tipos de obras o piezas están más faltas de ser restauradas en este país?
–Desgraciadamente, mucho patrimonio está necesitado, tanto bienes muebles, como inmuebles. Unas porque son tan complicadas las intervenciones que también son costosas, otras porque nadie las ve, ni repara en ellas… No tienen autor reconocido.
–¿Obras de qué autores destacados ha trabajado?
–He trabajado obras de Francisco Salzillo, Alonso Cano, Pedro de Mena, Alonso de Mena, Jacobo Florentino, La Roldana, José de Arce, Juan Bautista Patrone, Cristóbal Ramos…
–¿Qué proyectos tiene a la vista?
–Afortunadamente, la Junta de Andalucía, desde hace dos años, está colaborando hasta con un 80% con instituciones como parroquias, hermandades y obispados, para la conservación y restauración de patrimonio. Aunque este año se está retrasando, vamos a restaurar la patrona de Algodonales, la Virgen del Rosario de Cristóbal Ramos, y un paso procesional de la Parroquia de la O de Sanlúcar de Barrameda.
–Una meta en su vida, un reto, una obra…
–Más que una meta, es un deseo: que sigan contando conmigo y poder seguir aplicando mis conocimientos salvando obras. Y un deseo, que haya más sensibilidad con el arte, la cultura y benefactores que colaboren con la investigación, conservación y restauración del patrimonio.
Con sensibilidad y sin miedo
Nacida en Granada en 1967, estudió Restauración en Madrid. Con tan sólo 19 años fue la restauradora más joven de España. Ha trabajado para instituciones públicas, privadas, hermandades, obispados, museos, Santa Sede... Afincada en Jerez, ha recibido numerosos premios y reconocimientos. Se ha formado con los mejores profesionales y ha tenido responsabilidades entre manos desde muy joven. “La restauración es una profesión privilegiada, a la que se le debe tener mucho respeto, pero no miedo, para ello hay que llenarse de experiencia y sensibilidad”.
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