Visto y Oído
Broncano
Carmen Delgado | Cirujana
Humanismo, eje del buen médico. Nació en San Jacinto. Toda una vida entre Sevilla y Triana. Carmen Delgado Jiménez, especialista en Cirugía General y Digestiva, ha dedicado 26 años al Hospital de Valme, donde ocupó la Dirección Médica. Cooperante y miembro de la ONG Andalucía por un Mundo Nuevo. Acreditada con el nivel Excelente por la Junta de Andalucía, actualmente es vocal en la Comisión de Ética y Deontología del Colegio de Médicos de Sevilla y preside la Asociación Chicas Rosas. También es miembro de la Real Academia de Medicina de Sevilla como académica correspondiente.
–Cirujana, investigadora, docente, cooperante, gestora… 40 años en el ejercicio de la Medicina dan para mucho, ¿con qué se queda?
–Todo suma. En cada faceta de mi vida profesional he aprendido a ser mejor médico.
–La mujer se ha hecho fuerte en la sanidad. ¿Eran muchas en su promoción de Medicina?
–En mi promoción 1973-1979 no éramos muchas mujeres, pero sí lo suficientemente comprometidas como para hacer valer nuestra presencia en el liderazgo de los equipos.
–¿Hay que humanizar la atención médica?
–El humanismo en el ejercicio de la Medicina hay que trabajarlo día a día, no basta con ofrecer al paciente que nos consulta un alto nivel científico. Es nuestra obligación, como médicos, trascender de lo puramente técnico y mostrarnos humildes. Ofrecer cercanía y seguridad.
–Ahora jubilada, atesora 26 años como cirujana en el Hospital de Valme, y los últimos 15 como responsable de la Unidad de Patología Mamaria. ¿Cómo se ha avanzado?
–El cáncer de mama es el tumor maligno más frecuente en la mujer. Desde que comencé como especialista en 1985 estuve, en mayor o menor medida, relacionada con las enfermedades de la mama, especialmente con el cáncer de mama. Durante los últimos 15 años, cuando he liderado la Unidad de Mama del Hospital de Valme, hemos vivido grandes avances en el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad.
–¿Asuntos pendientes?
–La asignatura pendiente para erradicar el cáncer de mama está en el campo científico de los denominados factores de riesgo biológicos que desencadenan su desarrollo. Compleja y amplia área de trabajo para los investigadores.
–¿Qué dicen los estudios?
–Que debemos adoptar hábitos de vida saludables: comida sana con alimentos no procesados, dieta equilibrada con protagonismo en el pescado, cereales, verduras y fruta frescas; poca carne roja, aceite de oliva virgen extra. Control del peso. Ejercicio físico. No hábitos tóxicos. Acudir a las citas de exploración radiológica mamaria para diagnóstico precoz. Autoexploración mamaria periódica para poder consultar con prontitud ante cualquier hallazgo dudoso. En resumen, la mejor forma de cuidarse es prevenir. Con este hilo conductor, en 2016 pusimos en marcha el Proyecto Chicas Rosas.
–¿Qué es Chicas Rosas?
–Una experiencia para potenciar el ejercicio físico, en concreto el senderismo, con un aliciente para el entrenamiento periódico.
–¿Qué le llevó a crear Proyecto Chicas Rosas?
–El sentido del Proyecto no es otro que hacer el Camino de Santiago con mujeres que han padecido o padecen cáncer de mama. Chicas Rosas, como se autodenominan ellas, como centro y razón de ser del mismo, en la certeza de que tienen la fuerza física y mental necesaria para disfrutar de la naturaleza compartiendo con iguales esfuerzo, serenidad, soledad y aventura.
–¿Cómo puede influir el trato cálido en la manera de sobrellevar el cáncer?
–La palabra cáncer despierta miedo, preocupación, dudas sobre la dureza del camino que se les pone delante. La mujer y el hombre cuestionan su fortaleza física y psicológica para superar cada etapa del proceso de curación. Se hace preguntas. Y su médico asume con responsabilidad informar y formar para potenciar su seguridad y autonomía.
–La pandemia es especialmente dura para enfermos. ¿Cómo ha podido afectarles?
–Las unidades de diagnóstico, tratamiento quirúrgico y oncología médica han trabajado con gran responsabilidad y sensibilidad ofreciendo a las enfermas de cáncer de mama el mejor servicio que las circunstancias permitían en cada momento. Los protocolos fueron adaptados para asegurar el control de la enfermedad sin añadir riesgos de contraer el Covid-19. Sí han vivido aplazamiento en las fechas para realización de pruebas, en principio no prioritarias, que luego a la vista de los resultados implicaba un retraso en el diagnóstico.
–¿Cómo afecta el retraso en el diagnóstico?
–Cuando diagnosticamos en una mujer sin síntomas un cáncer de mama en estadio precoz, no palpable, es difícil precisar cuanto tiempo ha necesitado el tumor para desarrollarse hasta hacerse visible con los métodos diagnósticos actuales, pero sabemos que precisa de un periodo largo de tiempo, que no son los 3-4 meses de demora que la actual situación sanitaria ha generado. Diferente es la vivencia de esa noticia.
–Algunas pacientes tienen miedo de acudir al hospital. ¿Qué les diría?
–Que acudan, sin dudarlo y sin demora, a las citas programadas; siguiendo y cumpliendo las estrictas normas sanitarias.
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