“Un cómico no tiene que dejar de hacer bromas porque a alguien le moleste”
Ángel Martín | Cómico y guionista
Ángel Martín está considerado uno de los humoristas más prestigiosos de nuestro país. Empezó su carrera en Paramount Comedy como cómico de stand up. Su salto a la fama se produjo, en gran parte, gracias al éxito del programa Sé lo que hicisteis (La Sexta). Por si las voces vuelven, su primer libro, se convirtió en un fenómeno editorial del que nació un pódcast de éxito y el monólogo Punto para los locos (Planeta), con el que Ángel Martín ha estado de gira por Europa para reivindicar, en clave de humor, la importancia de la salud mental
–¿Por qué ‘Punto para los locos’?
–Es una frase que sale de Por si las voces vuelven. Cuando tuve que escribir el monólogo nuevo, quería aprovechar para que, aparte de reír, la gente saliera con la sensación de me llevo un par o tres de herramientas que no sabía que me podrían funcionar. Hubo una anécdota dentro de Por si las voces vuelven, y es que mucha gente llegó a tatuarse esa frase en el brazo. Me parecía que era una declaración de intenciones muy grande detrás de lo que era el texto.
–Resume su monólogo en dos palabras: imaginar y decidir. ¿Todo se reduce a eso?
–Sí, creo que sí. Si te soy sincero, sí. Básicamente en imaginar lo que quieres y decidir en base a si lo que estás decidiendo te acerca o no te acerca a eso que quieres. Creo que siguiendo esas reglas es así de fácil.
–Asegura que tardó 25 años en hacer realidad su sueño. ¿Cómo empieza un sueño?
–Bueno, creo que empieza con un pálpito de algo que tienes la sensación que quieres descubrir, por lo menos, si es o no posible, y no se apaga por muchas cosas que sucedan.
–Me ha gustado mucho una frase: “No eres tonto, eres nuevo”.
–Sí, creo que es una manera de entender las cosas; al final, cuando algo no nos sale como esperamos es porque no lo hemos hecho las suficientes veces, no tiene más.
Estar mal no forma parte de la vida; es una señal de alerta de que algo no funciona y debes corregirlo”
–¿Tenemos miedo a la verdad?
–Sí, sí. Sin duda.
–¿Qué opina de la tendencia a imponernos la felicidad?
–Yo creo que buscar la felicidad es algo bastante inteligente. Lo que considero que es importante es que sepas y tengas claro qué es para ti ser feliz.
–El brote psicótico que sufrió ha marcado su vida. ¿Añora algo del usted del ‘antes de’?
–No. Tampoco creo que haya sido algo determinante, han sucedido muchas cosas en mi vida que han supuesto un antes y un después. El brote ha sido algo más y algo que ha significado un poco más grande, pero no ha sido lo único que ha sucedido en mi vida para marcar un antes y un después. Pero no, no hay nada que eche de menos de antes, nada.
–¿Cómo se hace para para no volver a caer?
–Prestando mucha atención a las cosas y dejando de decidir por inercia y sin pensar, teniendo muy claro el porqué detrás de las decisiones que tomas.
–¿Damos por sentado que estar mal forma parte de la vida?
–Sí. Damos por sentado que estar mal forma parte de la vida en lugar de entender que estar mal es una señal de alerta de que algo no funciona y debes corregirlo.
–¿Ha pasado a ser una prioridad la salud mental?
–No lo sé. No tengo ni idea de si, a nivel individual, cada uno está decidiendo que lo más importante en su vida es proteger su cabeza o no. Sé que para mí es importante; para el resto de seres humanos, no sé cuál es su prioridad.
–¿Y a nivel sanitario?
–No creo. Si la gente sigue diciendo que no tiene ayuda suficiente será porque no las hay; si la propia gente que se dedica a la salud mental dice que no tienen recursos, es de cajón que no tienen recursos.
–Ahora se habla más de salud mental, pero se siguen banalizando ciertos problemas y, por otro lado, se patologizan situaciones normales de la vida. ¿Cómo cree que debería abordarse?
–Yo no soy experto en esto. Soy un tío que ha contado cómo lo vivió él y cómo lo ha hecho para remontar, pero no soy alguien que dedique su vida a analizar cómo deberíamos enfrentarnos a los retos en salud mental. No soy un tío que haga tesis sobre salud mental. No, ni de broma.
–¿Y desde su punto de vista personal?
–Hablamos de que faltan muchas cosas y mucha gente se queja de que de que faltan herramientas para la salud mental, pero esa misma persona cuando llega a su casa y le pregunta a los suyos cómo están y le dicen estoy mal le responde a mí no me calientes la cabeza. Si tú no cuidas a los tuyos, que es el punto uno, todo lo demás no tiene ningún sentido.
–¿Cómo consigue hablar con humor de un tema tan serio como la salud mental?
–Para mí no hay temas serios o menos serios, para mí hay temas. Y cada uno decide cómo hablar de las cosas. Creo que, si hablas desde un lugar respetuoso, el hecho de que un tema sea serio no quiere decir que no puedas bromar sobre ese tema, significa que es un tema sobre el que a lo mejor tienes que medir mejor ciertas bromas, pero no que no puedas hacer bromas.
–En general, ¿es más difícil hacer humor hoy en día?
–No, no creo que sea más difícil que antes. Y además, creo que no es asunto de los cómicos, es el problema. Hoy en día, a quien le moleste una broma puede no escucharla, puede silenciar, puede no seguir a ese cómico, puede hacer lo que quiera. No tiene por qué ser el cómico el que deje de hacer bromas que le molesten a alguien cuando hay gente a la que le divierten esas bromas. El que ti te moleste algo no significa que tengas razón.
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