"Yo concibo la escritura como una diversión"

Toño Acuña. Empresario y escritor

El escritor Toño Acula con su última obra, 'Caramela y la banda del pañal'. / José Luis Montero
Cristina Valdivieso

30 de septiembre 2024 - 07:01

Toño Acuña es un empresario y asesor financiero que ha logrado hacer de su afición a la escritura una forma de vida. Sevillano, de Morón de la Frontera, la pasión por escribir le vino desde pequeño. Las historias contadas por su padre ejercieron una fuerte influencia sobre él. Ya en el colegio tuvo una libreta y un bolígrafo como amigos inseparables con los que anotó trazos cortos, sentimientos y los rostros que observaba.

Con el tiempo, sus escritos, guardados en un cajón, derivaron en poesía, novelas y cuentos infantiles. Así llegó a Valle de las Tormentas, su primera obra narrativa, a la que siguió Recetario del Doctor donde Taquio y Ceferino. Ahora, con Caramela y la banda del Pañal, el autor refleja su evolución como escritor. La novela de ficción dirigida a todos los públicos es también su primera obra solidaria, vinculada al proyecto de ayuda social que creó junto a su mujer, Nominatus, al que destina parte de sus beneficios, tanto de sus obras, como de su trabajo, para ayudar al prójimo.

–¿Siempre quiso ser escritor?

–Sí, desde pequeño, desde que estaba en el colegio. Mi objetivo siempre ha sido ser escritor y estar relacionado con el mundo de la escritura. Empecé con algo de poesía al principio y ya luego me lancé a la novela.

–Cómo escritor, ¿qué evolución podemos ver desde esos inicios hasta hoy?

–He evolucionado poco a poco. Supongo que, como en todo, al principio me costaba más. Me era complicado enlazar historias, porque yo siempre he escrito a ratos, constantemente y diariamente, pero, cómo me iba surgiendo, y, además, en papeles sueltos que siempre iba guardando en cajones. Entonces, a nivel de orden, sí he conseguido durante estos últimos años ordenar mi escritura, algo que para mí ha sido muy importante y me ha hecho llegar a escribir los tres libros que tengo ya en la calle, más otros tres que tengo casi terminados para publicarlos. Pero, además, indudablemente, también he evolucionado a nivel de formación o de investigación de los perfiles de los personajes que he ido metiendo. Por todo ello, hoy me siento mucho más seguro que hace 5 ó 10 años.

–¿Cómo le gusta escribir? A mano, a ordenador…

–Sigo escribiendo con pluma. Mi trabajo me hace estar mucho en la calle. Tengo muchos tiempos muertos esperando a clientes y yo siempre llevo una libreta encima y aprovecho esa esperas para escribir con pluma, pero después sí es verdad que esa escritura la paso posteriormente a ordenador. Por otro lado, en los ratos que tengo destinados diariamente a la escritura, sí me he acostumbrado a escribir con el ordenador.

–¿Es Caramela y la banda del pañal el culmen de su evolución?

– Pues yo diría que sí. Esta novela la escribí hace más de 15 años. Entonces la dejé guardada en un cajón y hace un año, prácticamente, la retomé a raíz del fallecimiento de una prima mía. Pensé que prácticamente sólo iba a tener que corregirla y resulta que la he cambiado prácticamente entera porque mi forma y el método de escribir ahora es totalmente distinta. Creo que ha influido también que ahora escribo un poco más hacia el público que hacia mí, como era en mis orígenes, que lo hacía a modo de terapia.

–¿Por qué novela de ficción?

–Diría que porque la imaginación la tengo muy desarrollada y, en ese sentido, es un género que me da muchísima libertad a la hora de meter historias nuevas o personajes que en la realidad es complejo que existieran. La verdad, que ha sido la primera vez que me lanzo con la ficción propiamente dicha aunque en las otras dos novelas también he metido personajes irreales, es decir, no me he inspirado en nadie para recrearlos, pero la temática no ha sido esta.

–¿Por qué una obra solidaria? 

–Eso me viene desde antes. Yo participo en un proyecto solidario de ayuda social que se llama Nominatus, que lo utilizo tanto para mi trabajo como para la literatura, para aportar a la sociedad lo que la sociedad, mi familia y mis amigos me dan día a día. Yo pienso que hay que compartir siempre todas las cosas buenas que te pasan en la vida y así es cómo creí que esta era la novela que debía de dedicar a esa ayuda altruista.

–¿A dónde van destinados los beneficios? 

–En este caso van para Andex, la Asociación de Padres de Niños con Cáncer de Andalucía. Nominatus es un proyecto que va cambiando. Son campañas muy concretas.Cuando las terminamos, empezamos con otra que puede ser totalmente distinta, pero siempre con el fin de la ayuda social. 

–¿Dónde se puede conseguir el libro? 

–En la propia editorial, El Círculo Rojo, en Amazon, en más de 190 tiendas físicas en España y también a través de mi página web que es toñoacuña.es.

– ¿A qué tipo de lectores se dirige principalmente? 

–Si nos referimos a las dos primeras novelas, yo creo que a un público de 14 años hacia arriba. Y Caramela y la banda del pañal, aunque es un cuento, lo he orientado a cualquier lector, es decir, cualquiera que sepa leer, desde los 7 años, por ejemplo, y por arriba sin límites porque también es un cuento para mayores.

–¿Quién es su escritor de referencia, tanto en libros infantiles como en novelas? 

–La verdad es que soy un lector empedernido, pero leo mucho para formarme, es decir, no soy un típico lector de novelas que se relaja leyendo, todo lo contrario, siempre cuando leo llevo una libreta para poder tomar notas y que me sirvan para los siguientes libros que yo pueda escribir. Sí le digo que en mis primeras novelas podría tener como referente a James Joyce y su Dublineses, y también me gustan clásicos como Shakespeare, Cervantes, García Márquez o Vargas Llosa, pero no puedo decir que tenga un escritor concreto como mi referencia.

–¿Qué consejos daría a los escritores que se inician en el mundo de la literatura?

–Yo concibo la escritura como una diversión, así que les aconsejo que se diviertan al escribir, porque sólo así podrán disfrutar de lo que hacen. Y, también muy importante, les diría que tengan la siempre al lado una papelera, ya sea virtual en el ordenador o física, si escribe a mano, para poder tirar directamente todo lo que se escribe y se desecha. Yo tiendo a tachar lo que no me gusta y empiezo otra vez desde cero para que todo quede cuadrado y quede divertido.

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