Fran Ortiz Fuentes: "No podemos convertir la cultura en un privilegio"

Ingeniero informático y escritor

Fran Ortiz Fuentes (Granada, 1984) es un ingeniero en Informática que dedica muchas horas de su vida a escribir y editar, pues es el fundador de Ediciones Tmesis. Ha practicado el judo (ha sido varias veces campeón de Andalucía) y le encanta el montañismo y el senderismo. Recientemente ha juntado sus obras en un voluminoso tomo llamado Reunión bajo los sauces, donde expone su punto de vista sobre temas como la ecología, la poesía, la ciencia o la literatura. Su libro se puede leer gratis a través de internet.

Fran Ortiz Fuentes
Fran Ortiz Fuentes / Ana Castillo
Andrés Cárdenas

21 de agosto 2024 - 05:59

–Acaba de presentar Reunión bajo los sauces, una recopilación con toda su obra. Noventa relatos fraguados durante veinte años en clave de filosofía y novela lírica.

–Sí. Así es. Se pueden leer salteados, aunque conformen un mosaico común. Incluso se pueden picotear párrafos sueltos, pues tienden al microrrelato. Como TikTok o el azulejo nazarí, es un teselado que nadie sabe dónde empieza o dónde acaba.

–¿No es demasiado joven para pensar en unas obras completas? Lo digo porque todavía le queda mucho por escribir.

–Me inquietó aquello que refirió Goytisolo en sus postrimerías: según se iba acabando su libido él entendió que se agotaba también su literatura. No escribía por escribir. Creo haber entendido que el testigo se me ha entregado durante un tiempo y por respeto a los demás mejor sea volverlo a pasar. El libro es una celebración y una imitación de la vida al estilo clásico. Y para que el arte imite a la vida tiene que romperse.

–Tengo entendido que ha hecho una edición limitada y destinada a pocas personas.

–Recojo aquí el testimonio de una pastora alpujarreña a punto de morir. Aprovecha esos hálitos para hacerle una maqueta a sus nietos. Es todo su afán, hacerles sentir especiales. Únicos. Esa meta veo yo en el arte, esa que roza la mística, la artesanía y la ética de considerar que no somos números, que no somos computables. Que nadie se engañe: bajo pretendidos ternurismos subsumo filípicas de combate sobre los tiempos que corren. Reunión bajo los sauces puede verse como un retrato, y no sé si decir un llanto, de mi generación, vista como una pieza de engranaje que se ha atrancado entre las que le preceden y las que le anteceden. 

–Nos lo ofrece como libre descarga en http://www.franortizuentes.com, pero… ¿lo veremos en librerías?

–Hay quien dice que la literatura no tiene precio, pero, al mismo tiempo, con la subida de la cesta de la compra hay a quien no le llega para libros. No podemos convertir la cultura en un privilegio. Mi granito de arena es permitir al lector que se administre la cultura a su amor, ya sea leyéndolo en digital o imprimiéndolo en negocios de proximidad y comercio justo.

"Mi generación se ha atrancado entre la que le precede y la que le antecede"

–Sí he comprobado que es un libro para leer muy despacio, no ingerirlo sin haberlo saboreado.

–Celebra la coplilla flamenca que no hay mejor saber que el que se adquiere sin preguntar. Se entiende que no es un cantar sobre la filosofía sino sobre el compás. Como versase Rafael Guillén, hemos de considerar la anchura del tiempo, no sólo su largura. Y no somos tontos. Todos venimos de antepasados curtidos en el labrantío y eso lo llevamos en la mollera: hasta el más hedonista sabe que lo esencial sólo se puede conseguir con calma y entereza. Eso trato de ilustrar con un estilo alambicado que no agrada a muchos.

–Mantiene el filósofo Jorge Freire, prologuista de la obra, que esta es una obra rara e inclasificable y que en ella hay de todo, como en botica: poesía, ciencia, surrealismo y alta literatura.

–¿No es todo uno y lo mismo?, pregunta Freire en el prólogo, consciente de que la obra homenajea una y otra vez esa idea del ‘anima mundi’ que coaligasen Goethe y Humboldt. De la misma forma, el libro puentea un arcoíris que revisita los muy dispares lenguajes, desde el más ramplón y barriobajero hasta el más recoleto y repipi. Siguiendo a Luis Alberto de Cuenca, que me ha inspirado durante todo el proceso, no hay baja ni alta cultura, lo que hay es una única cultura universal hecha de arquetipos eternos. Cómo el ser posmaterialista se enfrenta a conceptos ímprobos como la eternidad o la diferenciación del individuo dentro de su especie es otro de los hilos rojos de esta reunión de relatos.

–¿Cree que el mercado lector actual está para estos temas?

–Leemos más que nunca (líneas de Whatsapp) y se venden más libros que nunca (bestsellers). Ahora bien, si ello contiene carga literaria es otro tema. Permítaseme decir que nos pimplamos cursilería tras cursilería, mas sentir en lo profundo nos revienta. ¿No parece que la vida se está poniendo seria y no nos atrevemos a mirarla a la cara? Ya volverá la literatura si tiene que volver. Lo bueno es que siempre ha estado y estará ahí, como tu mejor amiga.

–Sí he visto que hay mucha literatura sobre naturaleza. Usted también es un consumado montañero.

–Comoquiera que Lorca estableció que somos naturaleza, estoy del lado de todos en esto. Es en mis paseos por el campo con mis amigos donde brotan las mejores ideas, como ocurre en las barras de cualquier bar donde nos acodemos. Julián Marías decía que la vida es preocupación de sí misma. Es una idea que atraviesa todo el libro: todos somos filósofos y relatores. Cada alma cuenta.

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