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María Hervás: "Siempre he llevado mal los aplausos"

La actriz estrena mañana, sábado 19 de octubre, la obra 'The Second Woman' que durará 24 horas en el Teatro Central de Sevilla

La actriz María Hervás (Madrid, 1987). / José Luis Montero
Cristina Cueto

18 de octubre 2024 - 06:00

María Sanz Hervás (Madrid, 1987) es conocida por el gran público gracias a su actuación en producciones como Machos Alfa, El Pueblo o El inmortal. Rodajes que ha sabido compaginar con soltura con papeles teatrales cargados de un dramatismo que bordea la extenuación. Su último proyecto, The Second Woman – ideado por las directoras australianas Anna Breckon y Nat Randall– se estrena mañana en el Teatro Central (Sevilla). La obra dura 24 horas, tiene un guion que se repite cada diez minutos y la actriz comparte escena con 100 partenaires masculinos con los que no ha ensayado. Una verdadera épica sobre las tablas al alcance de unos pocos.

Pregunta.¿Cómo fue la toma de contacto con The Second Woman, inspirada en la película Opening night de John Cassavetes, y llevada a las tablas por Nat Randall y Anna Breckon?

Respuesta.Siempre estoy investigando proyectos teatrales para realizar el siguiente trabajo. Desde que hice Iphigenia en Vallecas, el equipo de Bitò Producciones -con Doménica a la cabeza- me dijo en Barcelona que querían trabajar conmigo y que les contara mis intereses para saber si se podían materializar. Hago listas con cosas que voy viendo en Gran Bretaña o Francia. Voy leyendo textos y cuando algo me late o me inspira, pues se lo digo para ver si posible o no. En una de esas listas estaba puesto The Second Woman, pero siendo consciente de que tratándose de un proyecto de dos directoras australianas iba a ser muy difícil traerlo aquí. Y, al final, ha resultado ser el primer trabajo que he hecho con Bitò Producciones. A veces, los planetas se alinean y todo sale.

P.Antes de representarla en Barcelona bromeaba y decía que, lo mismo, dejaba la actuación el lunes después de su estreno. Sin embargo, aquí estamos. ¿Cómo fue esa primera experiencia? Entiendo que durísima.

R.Sí, fue muy dura por momentos. Creo que al final depende del prisma con el que mires las cosas. Con acceso a informaciones tan duras como vemos todos los días y vidas tan perras como tienen muchas personas que se levantan a las cinco de la mañana y curran como animales, pues lo relativizo. Sí pasé una franja de unas cinco horas, desde las tres de la mañana hasta las nueve, que fueron especialmente difíciles en el sentido fisiológico. Me entraba sueño, estaba menos lúcida y tenía una sensación de repetición que quería quitarme para que todo refrescara. La diferencia con gente que lo hace constantemente trabajando en oficios durísimos es que a mí, encima, me aplaude todo un teatro. Creo que soy una afortunada.

P.Además, una ovación de 10 minutos si no me equivoco.

R.Sí. Pues fíjate, siempre he llevado un poco mal los aplausos en el sentido de que no he tenido suficiente confianza en mí misma como para valorar que los mereciera y aceptarlos simplemente como tal. Pero en Barcelona, con The Second Woman, lo recuerdo como un aplauso de comunidad. Me estaban elogiando a mí, claro que sí, pero también a una épica que era muy superior a lo que yo estaba haciendo. A una épica que habla de cómo las mujeres lo hemos resistido todo a lo largo de la historia. Cómo vamos lidiando y negociando con las cientos de masculinidades distintas que nos confrontan cada día e intentamos todo el rato mitad complacerlas y mitad negociar con ellas para que todo salga adelante. Fue un aplauso al ritual que se conformó allí. Eso me pareció increíble.

Si lo que toca ese día es una escena de mierda, hazla lo mejor que puedas

P.Antes del estreno, también comentó que no sabía cómo iba a reaccionar su cuerpo. Evidentemente, a nivel físico es un desgaste, pero mirándolo con cierta perspectiva ¿Fue peor el agotamiento físico o el psicológico?

R.A nivel físico pasó una cosa circunstancial y es que al día siguiente pude dormir nueve horas. Llevaba despierta 37 y me tuve que ir a Madrid desde Barcelona para hacer las fotos de promoción de la tercera temporada de Machos Alfa, porque eran inamovibles. Lo viví con un poco más de estrés a nivel físico por la presión que a veces se genera en este trabajo. Cuando todo te va bien es un éxito, porque ya sabemos que es un trabajo muy complicado, pero implica que a veces pases por encima de tu cuerpo y de tu propio descanso. Acabo de hacer un acto épico y al día siguiente me estoy cogiendo un tren, en vez de descansar o de irme a dar un paseo, para irme a hacer unas fotos de promoción durante no sé cuántas horas posando como una influencer.

P.Además, son proyectos totalmente diferentes.

R.Totalmente. Esas contradicciones que tiene mi trabajo me perturban más que el propio esfuerzo físico o emocional. Pero, como veréis mañana, la obra es brutalmente sanadora. Incluso si intento acordarme de la peor intervención con alguna de las personas que vinieron a actuar conmigo en Barcelona, la recuerdo como maravillosa. Soy fan de las personas y el día que no lo sea tendré que dejar de ser actriz, porque entonces ¿para qué? Me encanta el ser humano en todas sus facetas, me tiraría días enteros sentada en un banco del parque mirando cómo se comporta la gente.

P.Hablando de gente, en la obra se enfrenta a 100 masculinidades diferentes. ¿Por qué masculinidades y no hombres?

R.Dentro del revoltijo conceptual en el que estamos, no seré yo quien se atreva a intentar cerrar definiciones porque no voy a hacerlo bien. Partimos de que me puedo estar equivocando, pero cuando decimos masculinidades y no hombres, es porque parece que hay una especie de diferenciación categórica binaria respecto al sexo en la que hemos querido entender que se nace hombre o mujer. Pero si, por ejemplo, le preguntas a Judith Butler, como filósofa te dirá que eso es un artefacto antojadizo y que habría otras maneras de categorizar a los humanos al nacer. Realmente, cuando decimos 100 masculinidades es porque, en ningún caso, deberían venir determinadas por si esa persona ha nacido con un pene o con una vagina. Más bien, por una cuestión puramente ideológica.

Uno de los 'checks' que me queda por hacer en mi carrera es poder demostrar también en el formato audiovisual lo que creo que puedo dar como intérprete

P.Me parece fascinante que sobre las tablas se meta en papeles extenuantes como el que hizo en Jauría, cargados de dramatismo, y en la pequeña y gran pantalla despunta con su faceta más cómica. ¿Qué significan ambos formatos para usted?

R. Me voy donde me llaman. Si mañana me proponen una película o una serie con un personaje femenino poliédrico con miles de capas, con una profundidad que te mueres y con un espectro que va desde la luz hasta la oscuridad más profunda, voy de cabeza. Uno de los checks que me queda por hacer en mi carrera es poder demostrar también en el formato audiovisual lo que creo que puedo dar como intérprete. He ido acudiendo a los lugares que me llaman, que, por otro lado, son maravillosos y no reniego de ninguno. Hacer comedia en El Pueblo o Machos Alfa me lleva dando de comer ocho años. Han creído en mí siempre y me ha permitido ser una actriz súper libre. Un montón de gente me ha parado para decirme: ¿Tú sabes lo que me has alegrado día a día? ¿Tú sabes que lo único que me hacía sonreír era ponerte en la tele y reírme contigo? Y dices, vamos a dejarnos tonterías que a veces tener un compromiso con tus conciudadanos pasa simplemente por el mero hecho de que se rían. Me gustaría poder trasladar el poder de decisión que tengo en el teatro a la televisión o al cine y poder interpretar papeles tan complejos como los que hago sobre las tablas.

P.Entronca con una reflexión suya que en la que comparte que los intérpretes deberían afrontar ciertas escenas con el máximo nivel creativo aunque sea una "escena de mierda".

R. Estoy completamente de acuerdo con mi propia cita [ríe]. Ahora mismo tengo puesta la concentración en esta entrevista contigo y para mí es en lo que estoy. Luego tendré un ensayo y cenaré, pero eso ya irá llegando. La única manera que tengo, como ser humano, de enfrentar mi vida, hacer de ella algo que importe, que sea maravillosa y que me traiga una cierta satisfacción es estar en la cosa. Si lo que toca ese día es una escena de mierda, hazla lo mejor que puedas.  

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