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María Li Bao | Empresaria de la restauración
María Li Bao (Qingtian, Zhejiang, China, 1971) llegó a Madrid con su familia siendo aún muy niña. Mira y escudriña la vida, pues, desde un doble prisma que le ha servido para dar en el clavo con su apasionada vocación, la restauración enfocada a la ancestral y genuina cocina de su país de origen. La rotundidad de su propuesta ha dado forma al Grupo China Crown, un gigante que engloba de momento a más de veinte restaurantes. Para el próximo año, la saga crecerá con otro establecimeinto en Marbella.
–Se dice que mientras en el Lejano Oriente ya disfrutaban de platos elaborados, en Occidente aún estábamos comiéndonos las raíces de las plantas. ¿Qué le sugiere eso?
–Allí, durante miles de años, pensamos cada día que los alimentos son como una medicina. Vemos qué es bueno para el cuerpo. El jengibre es desinfectante y por eso se incluye en tantas recetas desde hace tanto. Somos mucho más abiertos a probar productos porque es nuestra cultura. No olvidemos que la gran mayoría de las especias tan usadas aquí provienen de allí.
–La vulgarización y la distorsión de la auténtica comida china no ayuda.
–Estamos disfrutando de una pequeña revolución desde hace cuatro o cinco años. Justo antes de la pandemia. Vemos en Madrid que salen restaurantes de barrio con ganas de aprender, evolucionar e ir más allá en el recetario genuinio de China. El problema que se encuentran es que no encuentran gente cualificada, algo que sufre toda la hostelería en general.
–Ese problema es una plaga desde la pandemia.
–La hostelería es un sector precioso, a mí me apasiona, pero es duro y sacrificado para la gente que tiene familia. El Gobierno debería ayudar más a una rama primordial, que es un motor fundamental de la economía española. No paran de hacerse hoteles de alto nivel, restaurantes de alto nivel, y falta gente cualificada para atender a esos clientes con altas exigencias.
"En 2025 abriremos un local en Marbella; en Sevilla aún falta demanda para este nivel de precios”
–¿Hasta qué punto le ha servido para erigir su grupo empresarial su doble prisma, por su origen chino y su crianza española?
–Ha sido una ventaja, sí. La gente de España en general es muy abierta, te tiende su mano, y esa actitud ante la vida la he asimilado. Y por otra parte tengo esa actitud emprendedora en los negocios propia del pueblo chino. Siempre pensamos en el futuro y vamos a por más, a por otro negocio. Amigos me dicen que por qué no me quedé con cuatro o cinco restaurantes, que ya iba muy bien así, pero la restauración es mi vida, mis padres ya se ganaban la vida así. Y tenemos en el ADN no parar de emprender.
–¿Ve que las nuevas generaciones de chinos nacidos en España se han integrado de otra forma en nuestra sociedad?
–Por supuesto. En Madrid hay ya abogados, procuradores, ingenieros, de las nuevas generaciones que se han incorporado a sectores laborales cada vez más diversos. Hasta taxistas chinos hay. Sus ascendentes que llegaron de China sólo se relacionan con amigos chinos por el idioma, pero todo es muy diferente ya. Los chinos cada vez nos estamos integrando mejor en España y su cultura.
–¿Viaja con su familia a China con asiduidad?
–Cada verano nos vamos de vacaciones dos meses. Mis hijas también han vivido allí durante diez años para estudiar.
–¿Por qué cuesta ver a gente de origen chino en la cultura del ocio español?
–No crea, a los chinos nos encanta la cultura la historia, el arte. Cada vez fluye más turismo que lo demanda porque España es maravillosa para eso. Lo que no nos gusta es tomar el sol en la playa, a la mayoría no le gusta que se le oscurezca la piel con el sol.
–¿Qué evolución ha visto en el gusto del español por la auténtica comida china en las dos últimas décadas, donde ha explotado realmente el ‘boom’ gastronómico?
–Las generaciones de chinos que venían del país décadas atrás, lógicamente abrían establecimientos de comida sencilla y eso, de forma inevitable, llevó a asociar comida china, con lo vasto e impreciso que es ese término, a comida de menús. Por eso nos costó al principio implantar una propuesta de auténtica cocina imperial china y a unos precios de 80 a 100 euros. La gente que viaja a Londres, París o Nueva York descubre que abundan los restaurantes chinos con estrellas Michelin.
–Ciudades de otras dimensiones pero donde no paran de abrir hoteles de lujo, como Sevilla, necesitan restaurantes de alto nivel.
–He recibido peticiones de compatriotas para abrir en Sevilla, pero aún no hay suficiente demanda para este nivel de precios. Pero estamos pendientes para el futuro.
–¿Y en otros focos de Andalucía?
–En Marbella sí que vamos a abrir otro restaurante en 2025. Sólo puedo adelantar que será un modelo nuevo dentro del grupo y exclusivo para Andalucía, un sitio muy de disfrute tras la comida, de tomarse unas copas y disfrutar del clima.
–¿Qué le inspira la palabra Andalucía?
–Me encanta por muchas cosas y por supuesto por la gastronomía. En mi casa hago salmorejo y en la carta servimos un gazpacho de lichs que ha tenido un enorme éxito. Ese plato, por ejemplo, refleja el espíritu abierto del grupo China Crown. Se inspira en algo de aquí con producto de allí. También lo hacemos al contrario: aprovechamos el gran producto de aquí, por ejemplo unos magníficos espárragos de la huerta, para llevarlos a nuestro terreno con una salsa de un pimentón que traemos de Yunnan.
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