"Me habéis destrozado las manos, pero no me cortasteis la lengua"
El periodista Gorka Landaburu declara en el juicio contra los dos etarras responsables del atentado con un paquete-bomba que sufrió en 2001
El periodista Gorka Landaburu aseguró ayer en la Audiencia Nacional que nunca pensó en dejar de ejercer su profesión tras el atentado con paquete-bomba que sufrió en su casa de Zarauz (Guipúzcoa) el 15 de mayo de 2001. "Soy periodista. Me habéis destrozado las manos, me habéis dejado ciego del ojo izquierdo, cicatrices por todo el cuerpo... Pero os habéis equivocado, no me habéis cortado la lengua", dijo dirigiéndose a los etarras acusados de enviarle un sobre explosivo que le seccionó cuatro dedos de una mano.
Landaburu, que declaró sin protección ante dos de los terroristas, aseguró ante el tribunal que, tras el atentado, tampoco se le pasó por la cabeza abandonar el País Vasco, al que había vuelto en 1972 después de que sus padres se exiliaran en París. "Mi padre y mi madre tuvieron que irse de este país por razones que les tocó, a mí nunca me vais a echar de mi país. Me quedo luchando por la libertad y la paz en el País Vasco", afirmó.
Durante su declaración, en la que se mostró muy tranquilo, el periodista explicaba que no sospechó del paquete porque llevaba el anagrama de la asociación empresarial Elkargi, que le enviaba periódicamente su revista, y que no lo abrió en el salón junto a su hijo y su mujer, como hacía habitualmente, porque ese día estaba "muy cansado" debido a que había estado cubriendo la noche anterior las elecciones vascas. Landaburu relató que cogió el paquete-bomba en la mañana del día siguiente, cuando salía de la ducha "en paños menores" y se encontraba solo en casa: "Pasé por delante, me acerqué (...), abrí el sobre y me explotó. Y me dije: Me han pillado".
Después bajó la escalera de caracol de su casa y, tras mirarse en el espejo, abrió la puerta y acudió a la casa de un primo carnal que vivía al lado. "Ángel, llama a la ambulancia", le dijo. Después su primo le vistió y lo trasladaron al hospital.
El periodista también detalló ante el tribunal que juzga estos hechos que antes de que se produjera el atentado él y su familia sufrieron una auténtica "persecución" que hizo que su hermano Ander, también periodista, abandonara el País Vasco en 1983. "Me llamaban txakurra (perro) de la pluma -dijo-. Pero nunca piensa uno que van a atentar contra él".
En el banquillo de los acusados se sientan los etarras Patxi Xabier Makazaga Azurmendi, Ander, y Oskarbi Jauregui Amundarain, para los que el fiscal y la acusación particular piden 23 años de cárcel por un delito de asesinato terrorista en grado de tentativa y otro de tenencia y transporte de aparatos explosivos. De igual modo, solicitan que se les imponga la prohibición de volver a la localidad de Zarauz, donde residía la víctima, durante los cinco próximos años.
Durante la vista, que ha durado menos de una hora y se reanudará hoy con la declaración de un testigo, los dos etarras se han negado a responder a las preguntas de las acusaciones y su defensa.
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