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El resultado del 20-D vuelve a repetirse (en lo que al reparto de escaños se refiere) pero con una notable diferencia: el liderazgo del PP esta vez es mucho más notorio en la provincia de Granada seis meses después de la anterior convocatoria electoral. La escueta distancia que marcaron los populares respecto al PSOE (algo menos de 700 votos) se ha ampliado esta vez hasta superar los 21.000 sufragios de diferencia al sumar un 35,34%, con el 100% del escrutinio. Unos números que vuelven a reeditar la supremacía azul sobre el mapa provincial que ya se recuperó a finales del año pasado y que se perdió en las anteriores citas del ciclo electoral (europeas de 2014 y las autonómicas y municipales de 2015).
El espíritu de la noche de los sueños que ya alcanzó el PP en 2011 -cuando por primera vez logró el gobierno de la Diputación de Granada- reaparece en escena para atar el tercer diputado que los populares lograron en diciembre y que las encuestas pronosticaban ahora a favor de Unidos Podemos (UP).
Lejos de ese planteamiento hipotético, el PP desembarcará en el Congreso de los Diputados con los mismos rostros que formaron parte de la legislatura exprés: Carlos Rojas, Santiago Pérez y Concha de Santa Ana.
En la tendencia contraria, aunque matiene la representación del 20-D, se encuentra el PSOE. A pesar de repetir el porcentaje de votos recibidos (30,98%) se deja en el camino casi 7.200 sufragios respecto al mes de diciembre. Al menos los socialistas granadinos han contribuido a resistir al posible sorpasso que planeaba a nivel nacional y que finalmente no se ha cumplido.
Al margen de esa última cuestión, en la sede de Torre de la Pólvora deberán digerir y analizar en los próximos días los resultados, más aún cuando la coalición de izquierdas entre Podemos e Izquierda Unida tan sólo ha obtenido 85.982 votos. Por separado, en el 20-D alcanzaron 83.650 y 26.022 sufragios, respectivamente, por lo que que juntos habrían sumado 109.672 votos. Un parámetro que de haberse reeditado habría garantizado el 'arañazo' del tercer diputado al PP. Así, a primera vista se puede concluir que el 'matrimonio' no ha dado los frutos deseados en la provincia.
Otra lectura que tiene este resultado es que el bipartidismo (66,32% de los votos entre PP y PSOE) resiste la batalla a las 'injerencias' que llegan desde la nueva política (31,14% entre Unidos Podemos y Ciudadanos). El 2,54% de los sufragios quedan repartidos entre el resto de fuerzas minoritarias sin olvidar votos nulos (0,94%) y en blanco (0,70%).
A todo esto, Elvira Ramón y Gregorio Cámara serán de nuevo los diputados del PSOE en el hemiciclo de la madrileña Carrera de San Jerónimo. Desde Unidos Podemos la voz de Granada la defenderá Ana Terrón. Ciudadanos (C's) también tendrá cuota de representación con un único escaño que será ocupado por Luis Salvador. La formación naranja ha perdido 5.242 sufragios, un 0,41% menos respecto a la cita con las urnas del pasado 20 de diciembre. Una caída que se ha notado con mayor fuerza en la capital (1,58% menos), posiblemente por el cambio de apoyo protagonizado el 5 de mayo en el Ayuntamiento de Granada donde C's pasó de respaldar la gestión de los populares a dar la vara de mando a los socialistas como consecuencia del escándalo de la operación Nazarí.
Sobre el voto urbano también hay que apuntar que el 'efecto Cuenca' se ha traducido en un discreto 1,43% de votos más para el PSOE en la ciudad de Granada. Al mismo tiempo, el PP ha resistido a la crisis que provocó el presunto caso de corrupción urbanística con el ya exalcalde José Torres Hurtado como rostro principal de la casi veintena de personas que fueron detenidas. Los populares no sólo se mantienen sino que crecen 4,87 puntos en relación al resultado obtenido hace seis meses, a punto de doblar a los socialistas, sus inmediatos perseguidores.
Así, la formación azul ha sabido rentabilizar, o mejor dicho, se ha beneficiado de la sangría que ha experimentado C's que ha perdido 2.825 votos en comparación con el 20-D.
A falta de que fructifique un acuerdo a escala estatal -a todas vistas complejo- que evite una tercera convocatoria electoral, Granada ha vuelto a ratificar la fragmentación del arco parlamentario aunque con un papel reservado a los dos grandes. De este modo, la ofensiva realizada en favor del voto útil puesta en marcha por populares y socialistas ha calado entre la población. Ahora toca sentarse y dialogar.
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