"He buscado el silencio durante el confinamiento"
Entrevista a Josep Pons, director de la Orquesta Nacional de España en el Festival Internacional de Música y Danza
El director Josep Pons se pone al frente de la Orquesta Nacional de España en el Palacio Carlos V
Considera que "vivimos en un país donde solo con el mercado no puedes sobrevivir"
Granada/Durante una década estuvo dirigiendo la Orquesta Ciudad de Granada (OCG). Recientemente ha sido nombrado Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y esta noche se pondrá al frente de la Orquesta Nacional de España en el Palacio de Carlos V. Josep Pons, una figura de la música muy ligada a Granada por ser el director de la "época dorada" de la orquesta granadina, vuelve a la ciudad con grandes recuerdos para interpretar un concierto que girará en torno a Mozart en el Festival Internacional de Música y Danza.
-Es usted una persona acostumbrada a andar viajando de un lado para otro, con gran proyección internacional. Por lo tanto, ¿cómo ha vivido la situación de encierro indefinido?
-En mi caso ha sido un cambio radical de vida porque yo estoy siempre viajando. Amigos compositores me han escrito preguntando cómo lo llevaba, porque para ellos era la vida normal, no cambiaron tanto los hábitos como ocurre con los escritores, que han de estar en casa escribiendo. Ha venido así la cosa, no había más opción, a veces creemos que todo será eterno y que el mundo no es frágil, y lo es. Lo he pensado muchas veces, sobre todo en relación con mis amigos que pasaron la Guerra Civil o la II Guerra Mundial, aquí o fuera. Tuvieron un parón de tres años absoluto, murió mucha gente pero quien resistió volvió a la normalidad. Esto es igual, llegará el momento en el que se encontrará una solución sanitaria. Todo el mundo científico está dedicado a buscar una solución, mientras habrá que hacer caso a las autoridades sanitarias, apelando a la responsabilidad. Pero no soy de los que se lamenta aunque haya cambiado de vida, hay gente que de verdad ha estado jodida… Claro que se ha paralizado todo, no es que no me importe, pero es algo que ha sucedido. Lo que realmente me fastidia de esto es que nadie se haya dado cuenta antes.
-Se dice que durante el confinamiento los trabajos artísticos se han valorado en mayor medida. Ha hablado en alguna ocasión de la fuerza emocional que contienen las piezas de Wagner, Brahms, Baudelaire… ¿Cree que ayudó la música a mantener la entereza?
-La fuerza emocional de la música sucede en general, la vives con la que sea. Nos emociona también un poema, un cuadro… Pero la forma artística de impacto más inmediato es la música. Claro que es necesaria y forma parte de ello el silencio. Yo he buscado el silencio muchísimo en este tiempo, ha sido fácil porque no ni si quiera había coches circulando.
-Tras finalizar este confinamiento mundial, la cultura está retomando su actividad, ¿cómo cree que será la vuelta?
-No creo que volvamos a la normalidad ya, se están haciendo esfuerzos por estar e intentar plantar cara al virus. Por lo tanto, como reconocemos cierta manera de actuar pues le plantamos cara con ciertas medidas. Pero tanto la humanidad como especie o nosotros los músicos nos relacionamos abrazándonos, tocándonos y es muy difícil erradicar eso porque es algo natural que tenemos intrínseco. Es nuestra manera de expresión natural. En este sentido, hay que mencionar que una orquesta se sitúa de una determinada manera, estructura que se creó hace muchísimos años. Ahora esto nos lo cargamos de la noche a la mañana. Pero bueno, estamos aquí que es lo importante. Aunque es cierto que todo esto abre en unas circunstancias que vienen en cierto modo para no quedarse, esto cambiará. Un grupo rock igual no tiene tanta dificultad para tocar en esta situación porque el sonido le viene eléctricamente. Pueden oír lo que tocan mediante un pinganillo, independientemente de que después si movilidad en el escenario se vea reducida debido a la distancia de seguridad. Nosotros necesitamos estar más juntos porque es acústico y tenemos que escucharnos. Pero vaya, que es julio y aquí estamos, nadie esperaba que fuese tan pronto. Ya estamos presentes y eso es casi un milagro, aunque claro que supone un breve riesgo. Es una normalidad diferente.
-Es un gran defensor de la cultura y le gusta separar el arte del entretenimiento. ¿Cree usted que ese entretenimiento nos invade poco a poco? ¿Qué podría faltarle a nuestro país para terminar de explotar en términos culturales?
-No ataco a nadie con esa frase, simplemente pues no es lo mismo leer un periódico que El libro del desasosiego o a Schopenhauer. Hay un tipo de literatura que busca el conocimiento, la necesidad de mejorar la humanidad, hacer reflexionar… Es un tipo de género, y hay otro tipo que es para entretener. Las dos tienen cabida, pues con la música para igual. Hay una que persigue más el beneficio económico y no busca la concentración, solo el entretenimiento, y hay otra que busca profundizar, como Mozart por ejemplo. Nosotros lo que hacemos es música de arte, hay gente que puede sentirse ofendida con esto, que podría verme como un chulo… No es así realmente, yo creo que pueden existir todas las maneras, pero creo que hay una música que puede hacer crecer el conocimiento y otra que no tanto. Defiendo el arte porque en un mundo que se mueve por la racionalidad, fruto del capitalismo, las cosas han de tener una finalidad, han de ser útiles, si no no son aceptadas y yo me revelo contra esto. Y aquí menciono al libro La utilidad de lo inútil. El arte se basa en elementos opuestos, en la duda… Si solo tendemos a ser seres racionales, estaremos perdidos. Se pierde la fantasía, la imaginación. Nosotros, trabajamos con un material sensible. España ha sido siempre un país de grandes creadores, lo que le ha fallado siempre es la estructura. Esto ha sido así siempre, es una tradición. Pero hay grandes personalidades creadoras, con gran potencial creativo. No quiero meterme en ningún berenjenal, pero si hacemos un trabajo de campo y comparamos países... Claro, los hay más bajos, pero en cuento a porcentaje de apoyo a la cultura, habría que preguntarse si estamos en primera línea junto a los países que sí apoyan la cultura. ¿Estamos apoyando a nuestros creadores? ¿Pueden trabajar libremente? Vivimos en un país donde solo con el mercado no puedes sobrevivir. No hay un mercado como el anglosajón donde se pueda sobrevivir. Hay muchísimo talento pero hay que solidificar.
-Hablando ahora de ópera, ¿cómo se encuentra el género hoy en día?
-Pienso que es un género de actualidad absoluta, la ópera es mucho más que música y teatro juntos. Es un espacio de reflexión que ha estado ahí siempre, en cualquier cambio social. Las boda de Fígaro de Mozart fue un detonante de la caída del mundo aristocrático. Aparecen elementos de cambio social en la ópera. Es un género que ha estado de actualidad siempre, se han trabajado espectáculos con ideas de actualidad y ha formado parte de las luchas sociales, no lo veo en decadencia.
-Ha dirigido en numerosas ocasiones a la Orquesta Ciudad de Granada, ¿qué puede contar de esa relación?
-Estuve diez años, fue mi casa durante una década. Me siento muy orgulloso. Tengo muchas anécdotas, muchísimas, de todo tipo. Muchas vivencias, no sabría destacar ninguna. Desde que empecé ha sido una lucha constante.
-¿Cómo surgió la idea de trabajar con el pianista Javier Perianes, que ya actuó la semana pasada en el Festival?
-Javier y yo nos conocimos hace muchos años, le invité a la OCG cuando era un chaval. Este es el segundo disco que hacemos juntos, el primero fue con la BBC y este con la Orquesta de París. Haremos el Festival de Santander juntos también este año. Es el pianista español con mayor reconocimiento internacional, seguro.
-¿Cómo será el concierto de esta noche?
-El programa del Festival es enteramente dedicado a Mozart. Hay dos sinfonías, primero la número 27 y después el concierto para piano número 20. Los interpretaba el mismo Mozart, él escribía la música y luego tocaba con su grupo, como en el rock. Va todo seguido y terminaremos con la número 40. Durará una hora y quince minutos más o menos.
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