“La ‘Novena’ ofrece un optimismo muy necesario en estos tiempos trágicos”
Miguel Ángel Gómez Martínez, director de orquesta
El director de orquesta se colocó ayer al frente de la OCG para ofrecer al primera ‘Novena’ participativa, una obra que repetirá esta noche en el mismo escenario, el Palacio de Carlos V
Granada/–¿Qué supone para usted dirigir en su tierra natal una obra de tanto simbolismo como la Novena después de lo que se ha vivido?
–Dirigir la Novena Sinfonía de Beethoven es siempre un placer enorme, mucho más cuando sucede en mi ciudad natal y entre mis paisanos a quienes tanto aprecio. Se trata de una obra única en la Historia de la Música y llena de contenido principalmente musical, aunque también ideológico, que en la época que estamos viviendo puede considerarse muy apropiada.
–¿El Réquiem de Mozart inaugural es un homenaje cargado de tristeza y la Novena puede considerarse una vuelta a la alegría?
–Ambas son obras maestras de la Historia de la Música, creaciones que aprecio muy especialmente y que he dirigido en numerosas ocasiones. La Novena realiza un recorrido a través de emociones diversas que Beethoven plasmó en esos maravillosos cuatro movimientos y que, en efecto, se culmina con una “oda a la alegría” que ofrece un optimismo muy necesario en los momentos trágicos que vivimos.
–¿Es una especie de resurgir?
–Puede considerarse así, una resurrección espiritual. Ojalá sea también una premonición de que en un futuro muy próximo las adversidades provocadas por el COVID-19 lleguen rápidamente a su fin.
–Es el himno de la Unión Europea, ¿es también un canto unidad después unos momentos en los que ha estado muy cuestionada?
–Esto también sería muy deseable. Probablemente, si el pensamiento de Beethoven tuviera más eco en la humanidad, nos iría mejor a todos.
-¿También a la unión, no sólo entre estados, también entre individuos?
–Valdría la pena. Pero desde luego sería muy deseable que los estados se pudieran poner de acuerdo entre ellos para ayudar a quienes han resultado especialmente perjudicados por estas circunstancias. También dentro de cada estado sería deseable que tanto los ciudadanos como los propios políticos (sobre todo éstos últimos) estuvieran más a la altura de las circunstancias, en lugar de cada cual decidiendo en función de sus propios intereses. La unión y el acuerdo en beneficio de la ciudadanía debería ser primordial condición para todo político, de todo signo.
–¿Han sido complicados los ensayos con las medidas de seguridad?
–Complicadísimo. No es una forma natural de hacer música el hecho de que entre los músicos y los cantantes del coro tenga que haber enormes distancias, colocaciones antinaturales, mascarillas (sobre todo para los cantantes), entre otros impedimentos. Lo natural es que estén lo más unidos que sea posible, también la unión es primordial en música. Pero, eso sí, la disposición tanto por parte de los músicos de la orquesta como de los miembros del coro ha sido extraordinaria, de forma que, si no hay “accidentes” inesperados,se debería escuchar una Novena de gran calidad, que es lo que confío en que sucederá.
–¿Afrontar obras muy conocidas exige un plus de esfuerzo?
–Si un intérprete quiere ser serio y ejercer su misión correctamente, todas las obras requieren un esfuerzo considerable. El intérprete debe introducirse en las emociones del compositor y ejecutarlas con la mayor fidelidad posible, tratando de abstraer sus emociones privadas y hacer sonar sólo las que el compositor desea transmitir al público. Esto se consigue cuando se “lee” correctamente la partitura, se analiza y se estructura minuciosamente, se traslada a los músicos con claridad y rigor, y no se le añade ni se elimina nada de su escritura original.
–Antonio Moral insistía en mantener el Festival para ayudar a los músicos en unas circunstancias difíciles en los que se había cancelado tantas cosas. ¿Cómo tiene la agenda actualmente de cara a este año y 2021?
–Completamente de acuerdo con Antonio, y también por la propia música y por Granada, yo creo que la Música no debe callar. Tengo la agenda como todos mis colegas. Han tenido que ser canceladas muchas actuaciones programadas, de hecho todas las que han coincidido con la crisis en su momento álgido, y esperamos que pronto cambie la situación sanitaria para que no se encuentren cercenadas las comprometidas en futuro. Esto no será nada fácil, sobre todo para los programadores de ciclos de conciertos y temporadas tanto sinfónicas como de ópera.
-Usted tiene una fundación internacional con su nombre. ¿Es el momento de ayudar a otros artistas en situación de dificultad?
–Nos esforzaremos por ello cuanto podamos, de hecho es uno de los principales preceptos de la Fundación, también en tiempos mejores, ahora con más causa. Sigo esperando que Granada considere la recuperación de la Sede Social de la Fundación para Granada, lo que fue mi intención desde siempre, puesto que mi ciudad es fundamental en mi propia historia, y no comprendo que, tras varios años, aún no hayan determinado el espacio definitivo en que mi ciudad reciba y ofrezca mi legado y cuantas actuaciones podría desarrollar la Fundación “en” y “para” Granada.
–También es compositor. ¿La situación atravesada en los últimos meses le ha inspirado alguna creación?
–De hecho tengo varias creaciones en mi mente, pero no he podido plasmarlas en la partitura debido a la obligación de atender algunos encargos para componer la adaptación de partituras originales (uno de ellos es el de La vida breve de Falla, para el Teatro Nacional de la Zarzuela) a una plantilla de orquesta más reducida. Como en gran parte se trata de obras que tengo que dirigir yo mismo, el tiempo apremia y debo dedicarme a ello en exclusiva, aparte de mi trabajo como director, naturalmente. Pero en el futuro plasmaré en una o varias obras lo sentido y reflexionado en relación con esta etapa trágica de nuestras vidas.
También te puede interesar
Lo último