Cinco maestros a escena

Crítica

Lección magistral de András Schiff durante más de dos horas de concierto en el Palacio de Carlos V

Andras Schiff momentos antes de empezar el concierto.
Andras Schiff momentos antes de empezar el concierto. / José Velasco / Photographerssports
Gonzalo Roldán Herencia

05 de julio 2024 - 19:35

El pianista y director de origen húngaro András Schiff visita nuevamente nuestra ciudad para actuar en presente edición del Festival Internacional de Música y Danza de Granada. En el escenario del Palacio de Carlos V la única presencia de un esbelto piano y de este maestro de la interpretación cautivaron al público granadino, en una velada en que Schiff estuvo acompañado de cuatro maestros históricos de la composición: Bach, Mozart, Haydn y Beethoven.

Ver a András Schiff en directo es siempre un deleite y una oportunidad de aprendizaje. El artista, en los últimos tiempos, acostumbra a dejar abiertos los programas, de manera que no confirma las obras que va a interpretar hasta el momento de hacerlo en el escenario. Esto genera cierta curiosidad y unas expectativas singulares ante sus recitales, los cuales acostumbra a amenizar con comentarios sobre las obras extraídos de su extensa experiencia musical. Su aparición en el Festival de este año no fue una excepción, pues lo único que sabíamos es que su programa se movería en torno a Bach y la primera escuela de Viena.

El septuagenario pianista entró en el escenario como acostumbra, con un semblante humilde y amable, cercano y cálido, carente del divismo con el que se recubren los virtuosos de este instrumento. Tras una discreta reverencia, acompañada de una sonrisa, se sentó ante el piano y comenzó su recital con el Aria de las Variaciones Goldberg BWV 988 de Johann Sebastian Bach. Su pulso, seguro y compensado, extrajo un bello sonido que cautivó desde la primera nota.

András Schiff

73 FESTIVAL DE GRANADA

Programa: Johann Sebastian Bach, “Aria” de las Variaciones Goldberg BWV 988, Capriccio BWV 992, Suite francesa núm. 5 en Sol mayor BWV 816 y Concierto italiano BWV 971; Wolfgang Amadeus Mozart, Fantasía en do menor K. 475; Franz Joseph Haydn, Variaciones en Fa menor Hob. XVI:6; Ludwig van Beethoven, Sonata para piano núm. 21 op. 53 en Do mayor “Waldstein”.

Lugar y fecha: Palacio de Carlos V, 04 de julio de 2024

Clasificación: 5 estrellas

Bach es, quizás, uno de los compositores más valorados por Schiff, pese a que escribía para clavicémbalo. Sin embargo, su literatura se asimiló y adaptó por los pianistas desde fechas muy tempranas. Mozart, en las últimas décadas del siglo XVIII, revalorizó esta figura musical interpretando algunas partituras suyas en Viena, lo que dio pie a que los compositores coetáneos lo conocieran y tomasen de él su tremendo genio creador y su perfección en el desarrollo del contrapunto. Sin embargo, para András Schiff tocar a Bach cada mañana no supone un ejercicio intelectual, sino más bien un momento íntimo en que libera su mente y su alma de cualquier carga, en un ejercicio de catarsis musical.

Siguiendo con Bach, y en muestra de la devoción que tiene por él, interpretó del cantor de Leipzig el Capriccio BWV 992, la Suite francesa núm. 5 en Sol mayor BWV 816 y el conocido Concierto italiano BWV 971. El dominio del pulso, la claridad en la descripción de las distintas voces y la precisión del desarrollo contrapuntístico convirtieron cada pieza en una lección magistral de interpretación.

Tras una hora de concierto, y sin hacer ni una sola pausa, András Schiff cambió de tercio para introducir en su programa tres obras de los tres representantes de la primera escuela de Viena, los cuales, según el pianista, deben parte de su arte a todo lo que Bach legó con su música a la humanidad. Primeramente, interpretó con gran fuerza y una técnica depurada la Fantasía en do menor K. 475 de Wolfgang Amadeus Mozart. Le siguió una obra de Franz Joseph Haydn, la Variaciones en Fa menor Hob. XVI:6, que fue acometida con la destreza y un juego de contrapuntos muy interesante, equilibrando las dinámicas y los distintos ritmos de cada movimiento con elegancia y gracilidad.

Para finalizar, Schiff seleccionó de Ludwig van Beethoven la Sonata para piano núm. 21 op. 53 en Do mayor “Waldstein”, una de las más personales e íntimas del compositor y claro exponente de la maestría y virtuosismo que caracterizan su etapa revolucionaria. Sus dedos se deslizaron por el teclado sin aparente dificultad para delinear cada motivo melódico y articular cada juego tímbrico con vivacidad y frescura, en un estilo depurado que rindió culto a la semántica beethoveniana.

Tras más de dos horas de recital, András Schiff recibió con agradecimiento y espíritu reposado un caluroso aplauso del público. Su semblante y amplia sonrisa evidenciaron su satisfacción personal ante un concierto nacido de lo más profundo del alma y del vasto conocimiento que este pianista atesora, tras una dilatada carrera de éxitos y registros discográficos que se han convertido en referentes de la literatura pianística.

La prolongada y rotunda ovación del público asistente, puesto en pie en señal de respeto ante la increíble interpretación de la que había disfrutado, persuadió a András Schiff para ofrecer tres obras más fuera de programa: el primer movimiento de la Sonata en do mayor K 545 de Mozart, la Melodía húngara en si bemol menor D.817 de Franz Schubert y el bello e íntimo Intermezzo op. 117 núm. 1en Mi bemol mayor de Johannes Brahsm. Una noche memorable que se suma a la larga lista de veladas pianísticas que el Festival de Granada nos ha regalado a lo largo de su historia.

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