"El escándalo no se lleva muy bien con el flamenco, un arte serio y potente"
Entrevista Carmen Linares | Cantaora
La artista andaluza, una de las voces más importantes del género, celebrará hoy 40 años de fecunda carrera como solista en el Palacio de los Córdova acompañada de un elenco de primera
Granada/A Carmen Linares (1951) y al flamenco les une un hilo invisible desde su infancia. "Siempre he llevado el flamenco y la música conmigo. Mi padre tocaba la guitarra como aficionado. En mi casa siempre hemos cantado. En las casas de Andalucía se cantaba mucho. No había televisión ni tantas distracciones. Se vivía mucho la fiesta familiar con la música", recuerda la cantaora durante la entrevista telefónica donde se muestra sencilla y muy amable. La artista andaluza no podía imaginarse todo lo que iba a vivir hasta convertirse en una de las voces más importantes del flamenco de todos los tiempos. "Quería viajar, vivir la música, aprender. Eso poco a poco se ha ido cumpliendo", afirma. Linares, que guarda en un trastero los numerosos premios recogidos a lo largo de su trayectoria, celebrará hoy 40 años de fecunda carrera como solista en el Palacio de los Córdova acompañada de un elenco de primera.
-Celebrará hoy 40 años de carrera como solista en el Festival. Es los escenarios lleva más tiempo. ¿La estrella en el flamenco se busca, se tiene o se cultiva?
-Todo un poco, sí. A lo largo de tu vida artística todo suma. Las primeras experiencias son muy importantes. Me refiero a las experiencias personales que has vivido y de quien has aprendido. Hay que tener una gran afición y tratar de llevar tu arte lo más alto posible. Debes dar tu vida por el flamenco y dedicarte a eso en cuerpo y alma.
-Canta desde niña y gana su primer premio a los 16 años en Cabra. ¿Cómo alimentaba ese amor y esa afición por el cante jondo a esas edad sin tener las facilidades de hoy?
-Ahora hay mucho más acceso al flamenco. Antes al no tener esas facilidades era todo un poco más lento, pero te quedaba ahí un poso. Tenías tiempo de reposarlo y de aprender de los artistas, de los compañeros con los que trabajabas. Ha sido un aprendizaje más lento, pero muy seguro. Hemos tenido mucho contacto entre los artistas y es es muy sano y muy bueno.
-Actúo durante mucho tiempo en el Café de Chinitas, templo del flamenco en Madrid durante los años 70 y 80, junto a Camarón, Enrique Morente y los Habichuela. ¿Cómo recuerda aquello?
-Actuábamos en el tablao y aprendíamos los unos de los otros. También escuchábamos muchos discos. Si tienes una gran afición por este arte y te rodeas de gente de la que aprender estupendo. Ahora es otro mundo. También tendrá sus ventajas. Echo de menos el tener más contacto con los artistas. Cuando lo tenemos lo pasamos muy bien y seguimos aprendiendo los unos de los otros. Eso es lo maravilloso.
-¿Fue muy difícil abrirse paso en el mundo del flamenco, tan masculino, siendo mujer en la España gris de los 70?
-Sí. Siempre es difícil trabajar y formarte como artista. Más aún en el flamenco. En ese tiempo yo personalmente no tuve oposición por parte de la gente que llevaba el flamenco o de los aficionados. No tuve problemas. Aunque esos años fueron muy difíciles para las mujeres. La mujer no podía elegir libremente a lo que dedicarse. Había profesiones en las que estábamos totalmente vetadas. Ésta no. Te movías en un mundo de hombres. En algunos casos, el entorno familiar no aceptaba que la mujer fuera artista, cantaora o bailaora. Vamos, que se dedicara al mundo del arte.
-Usted además no era la típica cantaora racializada. Incluso para algunos estaría mal visto lo suyo...
-Claro que lo veían mal. Sin embargo, cuando una quiere algo y tiene el propósito de dedicarse a algo de forma seria, tratando de dignificar la profesión siempre, nada le frena. Había muchas trabas casi siempre en el entorno de la familia. No estaba bien visto que las mujeres fueran artistas. Ahora mismo una mujer que quiera dedicarse al arte no va a tener problemas. Eso afortunadamente ha cambiado. Hoy las mujeres pueden ejercer la profesión que quieran y con total libertad.
-Nunca le ha gustado el marketing ni ha armado grandes jaleos para promocionarse. ¿El buen arte no necesita de polémicas?
-El marketing siempre ha existido. Antes era todo más lento, más natural. Todo eso ha cambiado muchísimo. Ahora el marketing y las redes juegan un papel muy importante. El escándalo no se lleva muy bien con el flamenco, que es un arte serio, potente y lo que cuenta realmente es tu carrera, lo que tú le das al público. Lo demás es superficial.
-En 1996 publica Antología de la mujer en el cante. ¿Este país desconoce todavía el legado de sus cantaoras?
-Ya lo conocen un poco más. Precisamente con ese trabajo se vio que la mujer ha sido muy importante en el cante y ha estado ahí con mucha presencia y personalidad. Estoy muy satisfecha de haber hecho ese disco y que se vea lo que han hecho las mujeres. Mientras no exista la igualdad a todos lo niveles, no sólo laboral, hay que seguir llamando la atención con esto.
-Los flamencos coinciden en que faltan medios y apoyos en este país dedicados al género.
-Sí, falta promoción y apoyo por parte de la gente que gobierna en este país. Los ministros de Cultura deben apoyar muchísimo más el flamenco. No le dan la importancia que se merece a la cultura.
-La pandemia paralizó todo, incluido el sector cultural. ¿A las primeras figuras del flamenco como usted les ha afectado mucho la crisis del coronavirus?
-No ha afectado a todos. Esto supone un parón para las primeras, segundas o terceras figuras del flamenco. Para los músicos, los técnicos de sonido. Hablamos de todo un engranaje. Esto es trágico, de pena. El paro tan grande que va a significar para todos nosotros. Esperemos que vuelva todo a la normalidad. Despacio, eso sí. A ver si empieza a funcionar todo. Ojalá saquen pronto una vacuna. Psicológicamente estamos todos afectados. Ha habido muchas muertes. Ha sido algo muy triste y terrible. Vamos a intentar tomar impulso. Esto lo hemos sufrido todo el gremio. Aquí no se salva nadie. Debemos mandar un mensaje positivo. Que la gente intente disfrutar lo que pueda, pero con precaución. Debemos ayudar a los que tienen menos, a los más vulnerables. La empatía y la solidaridad son clave para este tiempo.
-Este año se cumple una década de la muerte de Enrique Morente. ¿Qué se perdió con él?
-Mi familia y yo teníamos una relación extraordinaria con él. Para mí era parte de mi familia, como la suya para nosotros. Enrique era y es un genio. Se ha perdido algo importante en el flamenco. Ha sido nuestra estela a seguir y ha dejado una huella muy importante en el arte y a nivel personal. No nos lo podíamos creer cuando ocurrió. Nos falta algo importante. Ha sido algo muy grave para nosotros. Él ha dejado un legado importante y eso no se va a perder nunca. Lo vamos a tener en el corazón y en el recuerdo. Ha pasado a la historia del flamenco como uno de los grandes.
No hay comentarios